
03/07/2025
“Yo no tenía herencia, ni apellidos influyentes… pero tenía hambre. Hambre de crecer, hambre de hacer algo grande, hambre de dejar huella.” 💥🍞
Mi padre murió cuando yo apenas tenía 16 años. Me tocó trabajar desde muy joven para ayudar en casa. Mientras otros adolescentes jugaban, yo madrugaba a abrir una panadería familiar en la Ciudad de México. No era fácil, pero fue ahí donde conocí el olor del esfuerzo. 🍂💪
En 1945, junto con unos socios y mi hermano, decidimos crear una empresa panificadora. No teníamos casi dinero, pero sí muchas ganas. Nos tocó amasar el pan a mano, repartirlo en bicicletas y tocar puerta por puerta. Muchos nos cerraban la puerta en la cara. Algunos hasta se burlaban del nombre “Bimbo”. Hoy, ese nombre alimenta a millones. 🚲🥖
Pasamos por crisis económicas, devaluaciones, incendios en las plantas, huelgas. Pero nunca abandonamos nuestros valores: calidad, trabajo honesto y respeto por la gente. Con el tiempo, la empresa creció tanto que ni nosotros lo podíamos creer. El secreto no fue la suerte, fue la constancia. 🔥🛠️
Mi madre fue clave. Nos enseñó que la pobreza no era excusa para no ser decente, y que ningún trabajo deshonra. Si hoy ven a Bimbo como una marca gigante, que no olviden que nació del dolor de una familia y de la fe de unos jóvenes que no sabían rendirse. 👊🍞
“La gente ve el pan empacado y no imagina los años de lucha detrás. Pero cada rebanada tiene historia, tiene sudor y tiene fe. Todos tenemos una masa dentro esperando ser horneada con pasión.” 🕰️🍞
– Lorenzo Servitje