25/07/2025
BOLIVAR Y LA EDUCACION
(Vigencia de su pensamiento en el siglo XXI)
Escribe: Domingo Mendoza Bustinza
En la conmemoración del bicentenario de mi querido colegio “Glorioso Colegio Nacional de San Carlos” de Puno; permítanme compartir, las razones de Simón Bolívar y su maestro sobre la educación.
Para Bolívar nada podía ser más peligroso para la libertad, que la falta de educación. Para él la Moral, como afirmación de las virtudes y las Luces como poder de la razón, fueron puntos de referencia para lograr la libertad, pues conocía lo nefasto que era establecer una República en una situación de ignorancia. Esta la razón de oficializar la educación, imponiendo al pueblo la enseñanza gratuita y obligatoria.
Bolívar es el producto de la enseñanza de un verdadero maestro: Simón Rodríguez, quien le inculcó un pensamiento crítico y de lucha, quien le transmitió la idea de la independencia. Sus pensamientos y aportes sobre lo educativo, el gobierno de la nación, lo político, lo social, la administración, etc. son grandes; por ello podemos señalar, que es vigente en el siglo XXI, el pensamiento bolivariano. Su labor fue independizar las colonias americanas de España y a la vez su intento de unificarlas bajo un solo nombre y un solo gobierno. Pretendía hacer un Estados Unidos en el sur de América, que cada provincia tuviera su autonomía, pero todos bajo un mismo gobierno. Esta unidad reforzaría la lucha contra las grandes potencias extranjeras, quienes pretendían explotarlas y aprovechar sus riquezas, como habían estado haciendo durante tres siglos. Todo ello, no era posible sin educación, sin elevar las capacidades humanas. Consideraba necesario, el desarrollo de la educación popular, ya que favorecería el progreso de la sociedad, de la nueva sociedad, del nuevo hombre.
Simón Bolívar, comprendió la relación entre Estado, Gobierno y Sociedad, por ello permanentemente se refería a la relación entre ética y política, entre derecho y justicia. El aprendió de su maestro el desarrollar una inteligencia crítica. Bolívar tenía como señala Bernard Le Bovier de Fontanelle “Una mente bien cultivada”. Ello le permitía actuar en la política práctica, en la “Realpolitik”.
Bolívar es maestro vigente, del nuevo hombre, de una nueva generación de hombres. Su compromiso con nuestra América fue hasta el último día de su existencia. Si de una reinvención de Estado y Sociedad debemos hablar, esa renovación la practicó y la señaló. Ese fue su ejemplo y desafío nuestro en el presente siglo.
Weberianamente, Bolívar aprendió a conducirse en la ética de los principios y los resultados. Para Bolívar la política antes de ser acción debe ser educación. Tenía una vocación educativa del intelectual frente al pueblo. Bolívar defendía la política laica que significa el ejercicio del espíritu crítico en contra de los dogmatismos.
Uno de los principios más relevantes para Bolívar, se encuentra en la libertad, la cual se ejerce mediante la participación de los ciudadanos, en la definición de las decisiones colectivas; por eso comprende del ciudadano, su capacidad de resolver las controversias mediante el dialogo y su compromiso.
Bolívar, comprendía la necesidad de construirse ciudadanos plenos y activos, cuya condición no se otorga o se recibe; sino que se conquista, al formar parte de un “ser consciente y comprometido” con la patria; todo lo contrario, a los “vende patrias” que hoy tenemos en nuestro Perú. Comprende la necesidad de construir una ciudadanía crítica, libertaria y transformacional.
El pensamiento de Bolívar es clásico, al mismo tiempo es actual; porque constituye un paradigma de pensamiento sobre Estado, Gobierno y Sociedad. Bolívar enseñaba la necesidad de tener conciencia sobre el papel del ciudadano en la sociedad y de su misión en la historia. Bolívar combatió con las ideas, de que la verdad y la justicia son imprescriptibles.
Bolívar comprendía, que los hombres no debían estar al servicio del Estado; sino al revés, el Estado debe estar al servicio del ciudadano. Este pensamiento revolucionario copernicano ya era manifestación de su profundo sentimiento humanístico, porque antes todo se hacía girar alrededor del Estado, ahora todo se mueve y debe moverse en torno al ciudadano. En el marco de la concepción de Rousseau con el “Contrato Social” para Bolívar el derecho y la justicia forman un binomio inescindible “La Ley es igual para todos”. Bolívar ha utilizado y nos ha enseñado a utilizar la inteligencia, como una lámpara, la del conocimiento y la perseverancia patriótica, no para salir de la realidad, sino para penetrar profundamente en ella, conocerla y cambiarla. Esa es nuestra tarea Hoy, esa es la tarea de la educación.
En el Perú, el Libertador, desarrolló una basta política de educación, desde el nivel primario hasta el superior (universidad y escuelas normales) (Alfaro Andrés et al., 2020). Es innegable reconocer que había en Bolívar un “pensamiento educativo”; el cual, fue resultante de la lectura o influencia de modelos educativos paradigmáticos desarrollados en Europa en el siglo XVIII o inicios del XIX, como el método mutualista de Joseph Lancaster, el na¬turalismo pedagógico de Jean Jacques Rousseau y los logros educativos de la Revolución Francesa.
Por su parte, su maestro Simón Rodríguez, razonaba así:
“Nosotros nos hemos caracterizado por ser imita¬dores. Imitamos ¡Y por qué!, -se pregunta don Simón Rodríguez-, “¿porque imitamos a los europeos?”, será porque los europeos crearon lo suyo, ellos lo inventaron, no lo copiaron de ninguna parte. Los europeos crearon este sistema, pero no lo tomaron del África ni de Asia, ni de ningún sitio. Lo crearon ellos. Y Simón Rodríguez dice: “Y Porque no imitamos a los europeos en lo más importante que es, no en imitarles, ¿sino en crear?” (p.19). En América colonial y poscolonial nos hemos acostumbrado a no crear sino simplemente a copiar, no existe un espíritu nacional, sino colonial. Según Lavretski (1986) siempre solía decir “Yo no quiero parecerme a un árbol arraigado en un solo lugar quiero parecerme al viento, al agua y a todas las cosas que están en per¬petuo movimiento” Peñaloza (2001) (p.15).
En el Perú, nadie estudia lo que debe saber y nadie aprende para mejorar su vida, esa es la desdicha en la que nos encontramos; ¿explíquennos por qué el Perú cuenta con un ejército de magísteres y doctores que no saben ni aportan al desarrollo; y es más, no tienen empleo y ejercen cualquier otra actividad para sobrevivir?
Uno de los factores de éxito de la educación en el mundo, tiene que ver con la formación de buenos maestros; y en el pensamiento bolivariano, esta tarea es crucial para la profesionali¬zación de la enseñanza. Se señalaba que solo puede ser maestro profesional
“…al que SABE enseñar”, es decir, “el que enseña a aprender, no al que manda aprender, o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda” (Rodríguez, 1849, 12 de mayo, p. 151). En otras palabras, el maestro debía ser el que enseña a aprender y ayuda a comprender, pues entre saber para sí y saber transmitir hay una gran diferencia”
Otro aspecto que llama nuestra atención, es la concepción de la educación para el trabajo. El Perú, tiene el concepto de una educación únicamente humanísticamente, divorciada de la educación técnica para el trabajo. Por ende, cuando un alumno culmina sus estudios secundarios, no sabe hacer nada e ingresa al mundo de estudiantes preuniversitarios y universitarios desvinculados de la realidad.
Se cree que hay que ser universitario para el trabajo o que solo allí, tendrá una educación técnica; lo que no es verdad. Simón Rodríguez, señalaba que:
“Toca a los Maestros hacer conocer a los niños el valor del trabajo, para que sepan apreciar el valor de las obras” (p. 138). Los oficios manuales, muy menospreciados para ese entonces, debían formar parte del currículo de enseñanza de los varones en las escuelas: albañilería, car¬pintería y herrería. Mientras que, para el caso de las mujeres, ellas debían aprender “los oficios propios de su sexo” (Rodríguez, 1916, p. 168). Se debía de dar instrucción al varón para no volverlo ocioso, y a la mujer para no verla prostituida o en matrimonios convenidos. Su intención no era la de llenar el país de “artesanos rivales ó miserables”, sino de instruir y acostumbrar al trabajo a los individuos para crear hombres útiles para el Estado: era “colonizar el país con sus propios habitantes” (Rodríguez, 1916, p. 169). Estas propuestas tuvieron sin duda una réplica de ciertos sectores conservadores pues el trabajo manual ha sido históricamente menospreciado dentro de las clases sociales acomodadas, particularmente en las sociedades donde predomina la feudalidad que van contra toda acción liberadora” (cit en Alfaro Andrés et al, 2020).
Bolivarianamente, es prioritaria y fundamental, la educación de todos los ciudadanos para el progreso del “Estado” y la felicidad pública. Esta es una responsabilidad esencial del “Estado”; sin embargo, ¿Qué hace el Estado peruano para cumplir este mandato? Pero también, es responsabilidad de los padres, es obligatorio que los padres envíen a sus hijos a la escuela primaria. No se requieren bonos para ello (caso Bolivia) es un deber humano y patriótico.
Insistimos -por nuestra experiencia en sociología de la educación- comprender la necesidad de vincular el trabajo productivo a los estudios teóricos, Bolívar, permanentemente expresó su interés por la enseñanza técnica, señalaba:
“…abundan entre nosotros médicos y abogados, pero nos faltan buenos mecánicos y agricultores que son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar”.
El Perú, con su aun herencia colonial, continuo con la formación de abogados, doctores, oficinistas y demás profesiones no congruentes con el avance científico tecnológico y, por ende, no contribuyen al desarrollo del país.
Permítanme concluir con el final del poema de Cesar Vallejo: “Los nueve monstruos”
“…Señor ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer”.
Referencias:
Andrés Alfaro Lagos, Berta Chonlong Pomacaja, Carlos Felipe Paucar, Teodosio Olarte Espinoza (2020). “Bicentenario de la independencia: Teorías, paradigmas y obra educativa en el gobierno de Simón Bolívar (1822-1827). Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, Universidad Ricardo Palma, Lima, Perú
Mendoza B., Domingo (2018). “RealPolitik”, Ed. Educación Y Cultura, Bolivia