26/08/2025
Las ratas de 2 patas abundan, nuestra región es "beneficiada" con estás porquerías, caducos encima...: (ojo: todos llegaremos a viejos o ancianos, pero no jodan querer gobernar estos dos, cuándo demostraron y demuestran que no sirven, más que para reciclaje y camaleones)
Los fantasmas de siempre: cuando el reciclaje político ya huele a podrido.
Porque el Perú es tierra de sorpresas (o de malas repeticiones), dos figuras “ilustres” del pasado político deciden volver a escena. Uno busca la región, el otro la alcaldía de San Martín. Y claro, si hubieran sido buenos gestores, uno hasta los aplaudiría. Pero no. Lo que tenemos es una reedición de El Regreso de los que Nunca se Fueron.
Empezamos con César Villanueva, el hombre que tuvo dos periodos para brillar... y lo hizo, pero como cometa en picada. Casi termina vendiendo el Cerro Escalera, porque aparentemente todo era rematable menos su ambición. Repartió hectáreas a nombre de terceros como si fueran volantes de campaña, dejó hospitales a medio construir (y medio cobrados), y ni hablar de las carreteras: la de Chazuta se cae a pedazos, y la de Sisa fue cobrada por adelantado, pero terminarla… eso ya era pedir demasiado.
¿Y el presupuesto? Ese sí se lo llevaron completito. Medicinas ausentes, obras fantasmas y casi 150 millones de soles evaporados como por arte de magia. Pero lo mejor (o lo peor): cuando la justicia casi lo alcanza, pagó generosamente para salir libre de polvo, paja y vergüenza. Porque en este país, el que tiene plata no solo hace lo que quiere… también se limpia lo que quiere.
Ahora lo tenemos de vuelta, con cara de “yo no fui”, listo para ofrecer más de lo mismo: promesas vacías, obras infladas y negocios redondos… para los suyos, claro.
Y como si el show fuera poco, aparece también Walter Grundel, quien desde que asumió el cargo ha demostrado que gobernar no es lo suyo. Vendió el gobierno regional en campaña como si fuera propiedad privada —a empresarios de siempre, por supuesto— y nos ofreció una gestión digna de una tragicomedia: obras sobrevaloradas, improvisación absoluta y una corrupción que ya ni se molesta en esconderse.
Grundel gobierna menos que una figura decorativa. Nos prometió cambio, pero lo único que cambió fue su cuenta bancaria. Y mientras la región agoniza, él sigue con una mano en el bolsillo y la otra en el bolsillo… de todos.
Y ahora, como broche de oro, ambos regresan con discursos mesiánicos, hablando de valores, del pueblo, de la fe. Se disfrazan de ovejas piadosas, pero todos sabemos que son lobos rapaces. O mejor dicho, ratas de dos patas con vocación de mártires y alma de empresarios del delito.
