22/01/2025
La plantita floreciente (Metáfora para padres).
Léelo hasta el final y déjame tu opinión
Amalia creció en el campo, en su recuerdo se veía rodeada de la naturaleza que, a veces, lucía muy florido y con abundantes frutos y otras un poco opaco y marchito. Para ella todo eso era natural, era consciente que las tierras son productivas, propicias para el cultivo de plantas y que la lluvia les daba la humedad que necesitaban para vivir y florecer.
Hoy, Amalia vive en la ciudad, de cuando en cuando visita a su hermana Bertha a otro lugar del País. La casa de Bertha es muy amplia, está rodeada de jardines y flores de diferentes colores que atraen pajaritos. Amalia, enamorada de cada espacio, se tomaba fotos en distintos escenarios, uno de sus preferidos es detrás de una planta con numerosas flores anaranjadas. Al ver su entusiasmo, Bertha le dijo:
—Hermana, esa es una orquídea silvestre de las que había en nuestra tierra, es hermosa, se adapta a cualquier lugar y tiene flores todo el año, si deseas llévate algunas ramas para sembrarlo en una maseta grande, sólo tienes que ponerla en un lugar con mucha luz.
—¡Encantada hermana! ¡te lo agradezco! Me la llevo —respondió Amalia con una gran sonrisa.
En efecto, Amalia, acondicionó las ramas para que no se rompieran en el viaje y se las llevó. Tal como le dijo Bertha, la sembró en una maseta grande con tierra preparada para darle las mejores condiciones, las regaba cada cierto día. No obstante, pasó el tiempo y Bertha estaba triste, pues, la plantita creció, pero, a pesar que le compró nutrientes, no había caso que florezca, incluso se veía opaca y con algunas ramas y hojas secas.
En su interior Amalia se preguntaba muchas cosas:
—¿Será que yo no sirvo para cultivar plantas? ¿será que, mi casa no es para ellas? ¿la plantita no se acostumbra en esta ciudad? Etcétera.
Con sus preguntas sin resolver, Amalia estaba, casi resignada a la realidad; sin embargo, cierto día, se acercó a la maceta y miró a la platita muy de cerca y observó que todas sus hojitas estaban cubiertas por una capa pegajosa hecha de polvo y agua; además, sus tallitos estaban casi cubiertos de unos puntos negros, que hacían parecer a un montón de garrapatas adheridas en forma permanente.
Amalia pensó:
—«Pobre plantita, esta llena de parásitos y sus hojas cubiertas de polvo que le quitan brillo y elegancia, aunque no florezca, quiero que sus hojitas se vean verdes»
Entonces, cogió un cepillo pequeño y, con sumo cuidado, comenzó a lavar hoja por hoja y despegar cada uno de los puntos negros, la plantita quedó limpia.
Cuando pasaron unos dos meses, una mañana Amalia advirtió que, la plantita tenía hojas nuevas, más grandes y brillosas que las demás y, lo más curioso, como preludio del florecimiento, en una de sus ramas había un racimo de varios botones pequeños. Amalia, animada dijo:
—¡A esta plantita le faltaba cuidado! Había pensado que con tierra, agua y nutrientes era suficiente para que florezca, ahora veo que, la cubierta de suciedad sobre sus hojas no le dejaban respirar y los parásitos que cubrían sus tallos estaban quitándole fuerza y capacidad para vivir y florecer.
Entusiasmada con el descubrimiento y con la esperanza que ahora sí su hermosa plantita floreciera, Amalia tomó un delgado paño húmedo y comenzó a limpiar de nuevo hoja por hoja y con un dispositivo delgado empezó a desprender cada uno de los puntos negros que estaban comenzando a aparecer nuevamente.
Todos los padres, queremos tener hijos seguros y emocionalmente estables que a futuro tengan la capacidad no solo de autosostenerse, sino también de:
• Amarse, valorarse, cuidarse.
• Realizarse como personas y profesionales
• Que establezcan relaciones sanas y satisfactorias.
• Que se inserten en la sociedad sintiéndose útiles.
• Que tengan una familia y, a su vez, puedan cuidar y promover el desarrollo de sus hijos.
Y, para lograrlo, creemos que lo único que tenemos que hacer es darles una buena vivienda, alimentación, ropa y estudios en centros sofisticados, lo cual demanda una fuerte inversión de dinero, por lo que hacemos denodados esfuerzos trabajando más y más.
Y, con la premisa que "nada les falte", compensan su ausencia con salidas o regalos.
Sin embargo, muchos niños, adolescentes, jóvenes, etc. Están sumergidos en juegos u otras actividades que les sirve de escape a la soledad y carecen de la tan ansiada seguridad, experimentan un gran vacío y necesidad de afecto precisamente porque durante su desarrollo no recibieron la atención, cariño, la compañía, el contacto cuidadoso y oportuno de sus padres durante su crecimiento. Los hijos NECESITAN SER TOCADOS.
¿Qué opinan?