
17/08/2025
El Wi-Fi, además de conectar nuestros dispositivos a internet, puede funcionar como un sistema de rastreo sorprendentemente preciso. Investigaciones recientes han demostrado que las señales de Wi-Fi rebotan en las paredes, muebles e incluso en las personas, creando un mapa invisible del entorno.
Con algoritmos adecuados, esas ondas permiten detectar la posición y los movimientos dentro de un espacio, sin necesidad de cámaras ni GPS. Esto significa que, con solo analizar la variación de la señal, se puede saber cuántas personas hay en una habitación, dónde se encuentran y hasta si están en movimiento o quietas.
Aunque se presenta como una herramienta útil para seguridad, monitoreo médico o rescates, también abre una inquietante puerta a la vigilancia silenciosa, donde tu propia red inalámbrica podría estar funcionando como un localizador constante sin que lo notes.