19/10/2025
¡Basta de abusos contra el pueblo trabajador!
Mi nombre es Xavier Soto, ciudadano que día a día se levanta temprano para cumplir con su jornada laboral.
Viajo una hora y media para llegar a mi trabajo en Cupey, y luego casi dos horas más para regresar a mi hogar, después de un turno completo de 9 a 6.
No me quejo del trabajo, porque me enorgullece cumplir con mis responsabilidades, pero lo que agota es vivir en un país donde el esfuerzo del pueblo no se respeta.
Regresar a casa cansado, después de un día de trabajo, y no tener agua potable se ha vuelto algo constante y desesperante.
Tenemos cisterna, sí, pero no se justifica que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) brinde un servicio tan ineficiente.
Se llevan el servicio por el día, lo devuelven en la madrugada cuando uno duerme, y al amanecer ya lo vuelven a cortar.
Es un ciclo agotador que afecta nuestra salud, higiene y calidad de vida.
El pueblo no puede seguir viviendo de esta manera.
A eso se suma el abuso constante de LUMA Energy.
Los aumentos en la factura eléctrica son una falta de respeto al pueblo que ya no puede más.
Pagamos más que nunca por un servicio inestable, lleno de apagones, mientras los sueldos siguen igual y los precios de todo como comida, gasolina, materiales escolares, medicinas, siguen subiendo sin control.
La gente está cansada, frustrada y sintiéndose abandonada por las instituciones que se supone trabajen para nosotros.
Nos cobran como si todo funcionara perfectamente, pero lo único que funciona sin fallar son los aumentos.
Cada mes, un nuevo ajuste, un nuevo cargo, una nueva excusa.
¿Hasta cuándo el pueblo va a cargar con la ineficiencia de los que administran estos servicios?
¿Dónde está la empatía, la responsabilidad, la justicia?
Y ni se diga de la salud y los hospitales.
Los servicios son pésimos, las esperas interminables, el personal agotado y los pacientes sufriendo por un sistema que hace tiempo dejó de priorizar la vida humana.
Muchos no tienen acceso a especialistas, medicamentos o tratamientos porque todo se ha convertido en negocio.
Los que menos tienen, son los que más sufren.
¿Y las carreteras?
Convertidas en trampas para nuestros carros y peligro constante para los conductores.
Pagamos peajes y contribuciones, pero manejamos entre hoyos, grietas y oscuridad.
¿Dónde está el dinero del pueblo?
¿A dónde van los fondos que juraron usar para mejorar nuestra infraestructura?
Y como si fuera poco, nuestra Policía quienes todos los días arriesgan su vida por nuestra seguridad trabajan sin herramientas adecuadas, con equipos viejos y sueldos injustos.
A pesar de eso, muchos siguen firmes, comprometidos con su deber y con el pueblo.
Sin embargo, cada vez hay menos policías, porque en Estados Unidos les ofrecen mejores condiciones, respeto y paga digna, algo que aquí se les ha negado por años.
Muchos se marchan buscando un futuro mejor, no porque no amen su tierra, sino porque en Puerto Rico no encuentran oportunidades reales de crecimiento.
Y eso también es una tragedia nacional.
A todo esto se suma el problema del desganche y los postes rotos.
No se trata solo de LUMA, como muchos piensan.
Las compañías de telecomunicaciones como Claro, Liberty y otras también tienen una gran responsabilidad.
Sus cables cuelgan, se entrelazan y se convierten en peligro público, mientras la vegetación crece sin control encima de los postes.
Hay comunidades enteras donde parece que el tiempo se detuvo.
Arecibo es un vivo ejemplo de eso, con calles perdidas, postes cayéndose y maleza cubriendo las líneas eléctricas y de comunicación.
La carretera del Club de Tiro de Arecibo es una muestra clara del abandono y la falta de coordinación entre agencias.
No puede seguir siendo excusa que “no les corresponde” cuando la seguridad y la infraestructura del país están en juego.
Todas las agencias y compañías deben ser obligadas a responder y a mantener las áreas limpias y seguras.
No hablo solo por mí.
También escucho el sentir de muchos vecinos, adultos mayores, madres solteras y trabajadores que viven la misma realidad.
Personas que no tienen cisterna, que tienen que comprar agua todos los días, o que pierden alimentos por falta de luz.
Gente buena, luchadora, que ya no aguanta más.
‼️Basta ya‼️
El pueblo puertorriqueño merece respeto, servicios básicos eficientes y precios justos.
No pedimos privilegios, pedimos dignidad.
Queremos poder trabajar, llegar a nuestros hogares y tener agua, luz, salud, seguridad y tranquilidad.
Queremos vivir en un país donde el sacrificio diario tenga valor y donde las agencias públicas rindan cuentas por sus fallas.
Hoy hablo como ciudadano, padre, trabajador y miembro de una comunidad que sufre las consecuencias de decisiones mal tomadas y promesas rotas.
No podemos seguir callados.
Porque el silencio solo beneficia a quienes abusan del pueblo.
Es hora de despertar, de hablar, escribir, expresarnos y exigir lo que por derecho nos pertenece.
Y cuando llegue el día de las elecciones, no votemos por costumbre, presión ni tradición.
Votemos con conciencia.
Analicemos bien quiénes realmente están trabajando por Puerto Rico y quiénes solo aparecen para prometer lo mismo de siempre.
Las lealtades políticas que se olvidan del pueblo no son lealtades verdaderas: son lealtades por conveniencia.
El futuro de nuestra isla depende de cada uno de nosotros.
No dejemos que sigan decidiendo por nosotros los que viven cómodos mientras el pueblo sufre.
Por el Puerto Rico que merecemos, habla.
No te quedes callado, porque el silencio también es una forma de rendirse, y ya el pueblo no puede rendirse más.
Con respeto y firmeza,
Xavier Soto