02/10/2025
Las dificultades están preparadas para acercarnos a Dios, él puede usarlas para fortalecer nuestra fe, enseñarnos lecciones valiosas, capacitarnos para consolar a otros y, en última instancia, para que podamos crecer en nuestra relación con Él y nuestro carácter espiritual. En lugar de ser un castigo, se considera una oportunidad para buscar y confiar en la fortaleza divina, y para experimentar su presencia en medio de la adversidad.
¿Por qué Dios permite las dificultades?
Para fortalecer nuestra fe: Las pruebas nos ayudan a depender más de Dios, aumentando nuestra fe y paciencia.
Para crecer espiritualmente: Las adversidades pueden transformarnos, enseñándonos gratitud, amor, y a ser más considerados con los demás.
Para acercarnos a un propósito más profundo: Al enfrentar dificultades, podemos buscar un propósito más eterno, reconociendo que las glorias futuras de Dios son más valiosas que los problemas temporales de esta vida.
Para humillarnos y comprender Su poder: El hambre o la pobreza, por ejemplo, pueden llevarnos a una mayor humildad ante Dios, permitiéndonos reconocer Su provisión.
Cómo acercarnos a Dios en tiempos difíciles:
Buscar Su ayuda: Acudir a Jesús en momentos de desaliento o carga.
Mantener la fe: Confiar en que Dios está con nosotros y nunca nos abandonará.
Orar y estudiar Su palabra: Estas prácticas nos ayudan a sentirnos más cerca de Él y nos brindan consuelo.
Cambiar nuestra mentalidad: Ver las dificultades como oportunidades de crecimiento, cambiando nuestra perspectiva interna para resistir y manejar mejor las situaciones.
Rodearnos de ánimo: Elegir voces y palabras que alimenten nuestra fe y esperanza en lugar de la negatividad.