
16/08/2025
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LA BATALLA DE LOS NIÑOS EN ACOSTA ÑU
Un día como hoy 16 de agosto, pero del año 1869 ocurría uno de los eventos más espeluznantes y tristes de la historia de la Guerra de la Triple Alianza, del Paraguay y del mundo: la Batalla de Barrero Grande donde cientos de niños paraguayos morirían defendiendo a la Patria.
El lugar de la batalla es denominado Campo de Barrero Grande por Resquín, Ñu Guazú, Rubio Ñu o Díaz Cué por Centurión y Campo Grande o Rubiu Ñu por O’leary. El nombre más común utilizado en la actualidad por la historiografía paraguaya – Acosta Ñu – fue adoptado después de la guerra, inspirado en que la batalla se produjo dentro de la estancia de la familia Acosta Freyre-Rivarola. Efraím Cardozo, quien no era un hombre de imprecisiones, simplemente la denomina “Batalla de los Niños”, ya que participaron en ella un gran número de infantes paraguayos que contaban con hasta 14 años de edad o menos. La batalla comenzó a las 08.30 de la mañana y en ella se enfrentaron 20.000 aliados contra aproximadamente unos 3.500 paraguayos de los cuales 700 soldados serían infantes, según los registros que se tienen en el Archivo y la Biblioteca Nacional y que eran parte del grueso del ejército paraguayo que iban hacia el norte de nuestro país.
Los aliados iniciaron la persecución del Mariscal en la carretera de Curuguaty, la que sería cuarta capital de la República, encontrando a cada paso las señales de su precipitada retirada: carretas, muchachos y mujeres muertas abandonados en el camino. No lograron alcanzarlo; cercaron en cambio, mientras estaba atravesando un torrente la división de Caballero que trataba de unirse al ejército con un convoy larguísimo de carruajes cargados de suministros con municiones y equipos militares.
La batalla se desarrollaría en una extensa planicie de unos doce kilómetros cuadrados, propicia para la acción de la caballería brasileña. En caso de que ésta hubiera sido utilizada en un comienzo, podría haber envuelto y destrozado el flanco de las posiciones paraguayas. Sin embargo, la caballería se encontraba en la retaguardia de todas las fuerzas brasileñas y no podían avanzar por la estrecha picada pues tenía por delante a miles de soldados de infantería y artillería. En consecuencia el ataque brasileño comenzó con la infantería, uno de cuyos batallones estaba al mando del entonces coronel Manoel Deodoro da Fonseca.
El Visconde de Taunay, quien estuvo presente en la batalla, confirma la valentía del General Bernardino Caballero, quien daba a sus soldados ejemplos de intrepidez, los paraguayos que no habían tenido tiempo de preparar sus defensas y obligados por la circunstancias a batirse en un terreno desfavorable, lucharon con valor descomunal mientras efectuaban un prolijo movimiento de repliegue buscando alcanzar posiciones mas adecuadas para la defensa.
La capacidad de resistencia paraguaya quedó demostrada una vez más, pues a pesar de que la relación de fuerzas era amplia mente favorable a los aliados, el combate se prolongó por 8 horas. Durante todo ese tiempo Caballero hizo que sus fuerzas retrocediesen en forma ordenada, dejando bien claro que su tropa mantenía la disciplina. Con ese movimiento los paraguayos atravesaron el arroyo Yukyry y se instalaron en la otra margen disponiendo de ocho cañones y protegidos por los montes de tierra. La infantería brasileña intentó atravesar el arroyo, desatándose un intenso combate; en el terreno se mezclaban cadáveres, carretas, “mujeres y niños daban gritos lacerantes que se escuchaban en medio del violento fuego de fusilería y el tronar de la artillería”.
Habiendo finalizado la matanza del día (pero no el sentimiento de culpa por ella), los soldados aliados apilaron los cadáveres paraguayos en pequeños montículos, como lo habían hecho en Boquerón y Tuyutí e incendiaron todo el campo. El fuego rápidamente salió de control, quemando carretas, cuerpos, cajas de cartuchos, todo. Las llamas a esa hora (las 5 de la tarde) devoraban una parte del campo donde murieron carbonizados muchos heridos. Y la porción no incendiada ofrecía a la vista el triste y doloroso espectáculo de mu***os y heridos esparcidos por doquier. Los raídos uniformes, alguna vez escarlatas y ahora ennegrecidos con arcilla y sangre fueron consumidos por las llamas.
Periódicamente una carga de pólvora se sumaba al in****no, como un saludo final a los mu***os. Taunay afirmó haber visto con sus propios ojos a un herido niño – soldado paraguayo en el piso, enroscado en posición fetal, sufriendo por el dolor y tosiendo por la irritación del humo y que entre sus gemidos le pidió a un camarada que le matara antes de que el fuego lo consumiera; El otro soldado con resignación, respondió disparando un solo tiro al corazón del postrado muchacho.
El final de la epopeya se aproximaba, pero el luto y el dolor paraguayo seguía, y es a consecuencia de este luctuoso hecho que en Paraguay se conmemora el "Día del Niño" cada 16 de agosto.
Mientras; les dejamos con éstos versos que nos llenan de un sentimiento de dolor y gratitud hacia ésos héroes de aquella injusta batalla. ¿La recuerdan?.
ACOSTA ÑU
Allá en mi tierra bordeando el monte
se extiende el campo de Acosta Ñu
llano florido que en su silencio
recuerda aquella guerra guasu.
*
Cruzan sus valles viejas trincheras
llenas de gloria tradicional
como el setenta se alzan las sombras
de aquellos bravos del Paraguay.
*
Yo quisiera cantarte tu heroico pasado
la gran epopeya de un pueblo viril
pedacito de tierra color de esperanza
reliquia de gloria y honor guaraní
Jukyry va surcando tu valle dormido
cual mudo testigo de tu kurusu
y en cien luchas tenaces la cruel resistencia
pusieron los héroes de tu Acosta Ñu.
*
Pechos de acero y corazones
escalónaron py’a guasu
y hasta los niños su sangre joven
dieron en aras de Acosta Ñu.
*
Niños y ancianos todos cayeron
al juramento de antes morir
solo una cosa quedó en su puesto
la raza heroica del guaraní.