29/08/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                            EL KARAMBUSE
El "karambuse" o juego del galán era un ejercicio ecuestre llamémoslo así tradicional, que año tras año se repetía en ocasión de ambas funciones patronales: la del 28 de agosto y la del 1° de enero. Estuvo en vigencia hasta la década del 20. Era una especie de juego ecuestre o más bien un raro estilo de equitación artística, posiblemente de origen morisco o de procedencia africana, que únicamente se veía en Emboscada. Tenía su gran atractivo, porque no solamente era un espectáculo original y vistoso, sino también porque proporcionaba a los más afortunados un almuerzo gratuito.
En esencia consistía en la formación de cuatro grupos de caballeros, que enfilaban detrás de otros tantos cabezantes maestros en este arte, que con sendas banderitas en las manos, movían tras de sí su larga cola de galopantes, que se entrecruzaban de una y otra manera, formando figuras geométricas, durante una larga media hora o más, hasta terminar, a una señal consabida, en una briosa carrera a toda velocidad hasta el atrio externo de la iglesia, después de haber formado una última figura llamada "corazón".
El trotar masivo de las bestias y a ratos el brioso galopar de los caballos azuzados por las espuelas de acero eran sostenidos por una música estridente y contagiosa, mediante el esfuerzo incansable de dos tamborileros y dos flautistas, que de tanto en tanto eran "relevados» por la banda de músicos. A uno de ellos, don Paulino Marecos, que vivía a orillas de Cokué Guasú, lo estoy como viendo y oyendo con mis ojos y oidos de niño mientras soplaba entusiasmado su flautin o «mimby de caña de Castilla y era acompañado por el «angu á pereré» de sus folklóricos compañeros.
El espectáculo se iniciaba hacia el mediodia, hora en que se agolpaban multitudes de chicos y grandes, incluyendo principalmente los visitantes llegados de los pueblos vecinos, que se refugiaban tras el alambrado de la iglesia, esperando recoger con buena fortuna las abundantes chipas que a su paso tiraban, como en un bombardeo de competencias, los caballeros "galantes.... Era aún la época en que los «mboriahu ryvata» hacían gala de generosidad y gozaban en ofrecer en honor de San Agustín o de la Pura Limpia Concepción el fruto de sus trabajos a los devotos del Patrono y la Patrona.
Los galanes no sólo arrojaban a su paso «chipa aramiró o chipá abati o «chipá manduvi», sino que también hacían volar por los aires frutas de época o una porción entera de «sopa Paraguay» o «chipa guazú»... Más de un circunstante, torpe para barajar al aire la codiciada presa, se llevaba en la cara o en la cabeza un «chipatazo"...y hubo un año en que el más goloso y audaz (Pedrito Cáceres), que se atrevió a salir en la ruta de los caballos se quedó con un dedo menos en uno de los pies...
Entre los cabezantes» más recordados del «Karambuse» emboscadeño figuraban don Lomati (Pedro Mártir) Servín, de Itá Trompo; Lepati Cuevá (Patricio Cuevas) y don Ignacio Agüero, de Barrero; don Antonio Gayoso, de Takuruty; don Luchi Servín, de Siraty: todos ellos pasados a mejor vida, pero vivos aun en el recuerdo afectuoso de sus compueblanos.
Fuente: Recopilación : Gustavo Cañete - Libro Pueblo de Pardos Libres San Agustín de la Emboscada - Mons. Agustín Blujaki.