
07/18/2025
Mi salud mental también emigró.
No fue solo cruzar una frontera.
Fue dejar partes de mí en cada aeropuerto.
La rutina, los amigos, los espacios que me hacían sentir en casa.
Al principio pensé que era nostalgia.
Pero no.
Era ansiedad.
Era miedo.
Era sentirme un extraño hasta en el espejo.
Y mientras más me exigía “echar pa’lante”,
más me olvidaba de mí.
Hasta que colapsé.
Ir a terapia no fue un lujo.
Fue una necesidad.
Ahí empecé a sanar.
Primero la mente. Luego el cuerpo. Después el propósito.
Hoy no tengo todas las respuestas.
Pero sí tengo algo que antes no tenía: paz.
Tu paz también importa.
No eres un trámite.
Eres una persona.