01/04/2024
La puede parecer algo a lo que como autor no le prestes importancia. Pero déjame decirte que cuando escribes y publicas tu obra, el conocimiento y manejo correcto de sus normas y usos harán de tu texto un escrito más prolijo y tu mensaje será mejor recibido y comprendido por tu lector. Por eso, hoy quiero hablarte del uso de mayúsculas y minúsculas en las siglas.
Lo normal en las siglas es escribirlas todo en mayúsculas, sin punto entre las letras que la componen. Si no pueden leerse como una palabra con sentido, les decimos siglas, y si no, son acrónimos. Por ejemplo, OMS (Organización Mundial de la Salud) no se pronuncia igual que Unicef (United Nations International Children's Emergency Fund; por sus siglas en inglés). Esta última aclaración debes agregar si vienen de otro idioma. Lo correcto, entonces, es escribir OMS y Unicef (sí, esta última en inicial mayúscula y el resto con minúsculas). Porque el acrónimo es un nombre propio.
Pero cuando el acrónimo forma parte del uso cotidiano y se extiende su uso para designar ese algo, entonces se escriben como una palabra normal (con minúsculas y se rigen por las normas de ortografía, conjugación y concordancia del castellano). Así, ya todos decimos: “Tengo que comprar un foco led 💡 para esta lámpara” o “El profesor usó su puntero láser para señalar en el mapa”.
Pero, ¿por qué escribimos DNU (con mayúsculas) y lo desglosamos como “decreto de necesidad y urgencia”? Sí, como lo has visto, con minúsculas todas las palabras. No se me han escapado las mayúsculas. Pues porque las palabras que la componen no constituyen nombres propios. Si formara parte del título de un decreto o una ley concretos, en ese caso sí deberíamos escribir con mayúscula inicial cada palabra significativa que compone la sigla.