15/12/2022
“Los apóstoles regresaron de su viaje y le contaron a Jesús todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces Jesús les dijo: «Vayamos solos a un lugar tranquilo para descansar un rato». Lo dijo porque había tanta gente que iba y venía que Jesús y sus apóstoles no tenían tiempo ni para comer. Así que salieron en la barca a un lugar tranquilo, donde pudieran estar a solas; pero muchos los reconocieron y los vieron salir, y gente de muchos pueblos corrió a lo largo de la orilla y llegó antes que ellos. Cuando Jesús salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas sin pastor. Entonces comenzó a enseñarles muchas cosas. Al atardecer, los discípulos se le acercaron y le dijeron: —Este es un lugar alejado y ya se está haciendo tarde. Despide a las multitudes para que puedan ir a las granjas y aldeas cercanas a comprar algo de comer. Jesús les dijo: —Denles ustedes de comer. —¿Con qué? —preguntaron—. ¡Tendríamos que trabajar durante meses para ganar suficiente a fin de comprar comida para toda esta gente! —¿Cuánto pan tienen? —preguntó—. Vayan y averigüen. Ellos regresaron e informaron: —Tenemos cinco panes y dos pescados. Entonces Jesús les dijo a los discípulos que sentaran a la gente en grupos sobre la hierba verde. Así que se sentaron en grupos de cincuenta y de cien. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró hacia el cielo y los bendijo. Luego, a medida que partía los panes en trozos, se los daba a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente. También dividió los pescados para que cada persona tuviera su porción. Todos comieron cuanto quisieron, y después los discípulos juntaron doce canastas con lo que sobró de pan y pescado. Un total de cinco mil hombres y sus familias se alimentaron. Inmediatamente después, Jesús insistió en que sus discípulos regresaran a la barca y comenzaran a cruzar el lago hacia Betsaida mientras él enviaba a la gente a casa. Después de despedirse de la gente, subió a las colinas para orar a solas.”
Marcos 6:30-46 NTV
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En nuestro mundo acelerado, ajetreado y ruidoso, puede resultarnos difícil descansar. Nos rodean necesidades abrumadoras (espirituales, físicas, emocionales, mentales y relacionales). Fácilmente podemos caer en un patrón de constante “hacer” debido a la gran necesidad que hay en el mundo.
Sin embargo, Jesús tomó tiempo de su trabajo para enfocarse en su relación con Dios. Y enseñó esta verdad a sus discípulos. En Marcos 6, leemos cómo Jesús envió a los discípulos en un viaje misionero. A su regreso, podría haberlos enviado a un nuevo lugar para predicar y hacer milagros. En cambio, les dijo que necesitaban tiempo para descansar.
He notado que cuanto más hago a expensas de mi tiempo en comunión con Dios, es más probable que me sienta estresado o abrumado. Sin embargo, cuando tomo tiempo para hacer una pausa y descansar en mi relación con Dios, mi espíritu renovado me ayuda a hacer la obra de Dios de una manera que no puede suceder cuando estoy siempre en movimiento. Sigo aprendiendo del Maestro que no puedo quedarme vacío, ni física ni espiritualmente.
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Oración:
Amado Padre, ayúdanos a seguir el ejemplo de Jesús, quien nos enseñó que para ser discípulos eficaces necesitamos descanso. Ayúdanos mientras buscamos que descansar contigo sea una práctica regular en nuestras vidas. Amén.