Historias crudas del pasado

Historias crudas del pasado Expande tu conocimiento con historias reales del pasado
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En la Inglaterra victoriana, la infancia no estaba garantizada.La muerte rondaba los hogares con la misma familiaridad q...
11/15/2025

En la Inglaterra victoriana, la infancia no estaba garantizada.
La muerte rondaba los hogares con la misma familiaridad que el frío, y las familias sabían que una simple tos, una infección o un invierno duro podían ser suficientes para arrebatar a un niño. La mortalidad infantil era tan alta que perder a un pequeño era una herida común, pero nunca menos dolorosa.

La mayoría de los hogares jamás podía pagar una fotografía en vida.
Por eso, cuando un hijo se iba demasiado pronto, las familias hacían lo único que estaba a su alcance para no perderlo por completo:
lo vestían con cariño, peinaban su cabello con mimo y lo colocaban frente a la cámara.

Aquella imagen no era un ritual macabro.
Era un acto de resistencia contra el olvido.
Un grito silencioso de padres que sabían que el tiempo se llevaría el olor, la voz, los gestos… pero no querían que también se llevara el rostro de su pequeño.

Para muchos, esa fotografía era el único retrato que existió del niño.
Un recuerdo construido entre lágrimas, silencio y amor desgarrado.

“Las mujeres del salón” En el Viejo Oeste… nadie contaba su historia. Pero sin ellas, esas ciudades no habrían durado ni...
11/14/2025

“Las mujeres del salón”
En el Viejo Oeste… nadie contaba su historia. Pero sin ellas, esas ciudades no habrían durado ni una noche.

Las mujeres que trabajaban en los salones no eran “damas respetables”.
Eran meseras, bailarinas, músicas… y sobrevivientes.
Mientras los hombres bebían, apostaban o peleaban, ellas cargaban con noches infinitas y peligros reales.
Sabían quién llegaba herido, quién estaba huyendo, quién tenía hambre.
Y aunque el pueblo las señalaba, muchas veces eran ellas quienes mantenían la calma cuando todo se desbordaba.

Estas mujeres ayudaron a viajeros, escondieron a los débiles, alimentaron a niños que no eran suyos y evitaron tragedias que nunca aparecieron en los libros.

Porque en el Viejo Oeste… el coraje no siempre usaba pi***la.
A veces usaba corsé y medias negras.

La niña negra que tocó la guitarra al revés Elizabeth Cotten aprendió a tocar sin maestros, sin escuela y sin permiso.Er...
11/13/2025

La niña negra que tocó la guitarra al revés

Elizabeth Cotten aprendió a tocar sin maestros, sin escuela y sin permiso.
Era una niña negra en Carolina del Norte, a finales del siglo XIX, cuando tener un sueño ya era una desobediencia.

A escondidas, tomó la guitarra de su hermano.
Era zurda.
Como nadie le enseñó “la manera correcta”, la volteó y creó la suya propia: un estilo invertido que más tarde se conocería como cotten picking, único en la historia de la música folk.

Antes de cumplir doce años, escribió “Freight Train”, inspirada en los trenes que pasaban cerca de su casa.
Pero la vida la empujó por otro camino: matrimonio temprano, pobreza, trabajos domésticos.
Durante décadas sus manos no tocaron cuerdas… solo pisos, ollas y escobas.

Hasta que un giro inesperado la llevó a trabajar en la casa de los Seeger, una familia fundamental en la música folk estadounidense.
Un día, le pidieron que tocara.
Elizabeth tomó la guitarra, la puso del revés, y lo que salió no fue música: fue una revelación.
Había pasado media vida limpiando casas, pero su arte había estado ahí, intacto, esperando ser escuchado.

Los Seeger la grabaron, la impulsaron… y el mundo entero conoció por fin la canción que una niña de once años había escrito mirando las vías del tren.

Elizabeth Cotten volvió a los escenarios después de los 60.
Y a los 90 años, recibió un Grammy.
La mujer que había sido invisibilizada por su color, su género y su pobreza, terminó recibiendo el premio más alto que puede recibir un músico.

Su historia no es de suerte.
Es de resistencia.

Porque Elizabeth no nació en un lugar fácil.
Pero aun así, creó un sonido que nadie más pudo copiar.

11/12/2025

Hubo un tiempo en que las mujeres podían ser arrestadas… solo por usar pantalón. 👖
👖


Les ponían collares para que no huyeran No todos los grilletes estaban en los pies.Algunos se llevaban en el cuello… y s...
11/12/2025

Les ponían collares para que no huyeran

No todos los grilletes estaban en los pies.
Algunos se llevaban en el cuello… y sonaban al moverse.

Durante los siglos XVIII y XIX, existieron collares de hierro diseñados con una crueldad inimaginable: llevaban campanas en sus extremos para delatar cada paso, cada intento de libertad.
Un solo movimiento bastaba para hacer sonar el metal y anunciar al vigilante que alguien quería escapar.

El silencio era imposible.
Hasta el respirar podía condenar.

Estos collares no solo pesaban por el hierro. Pesaban por la humillación, por el miedo, por el mensaje que cargaban: “no perteneces ni a ti mismo”.

Hoy, algunos museos conservan estas piezas oxidadas.
No como reliquias, sino como advertencias.
Porque cada campana que alguna vez sonó en la oscuridad sigue recordándonos algo que el mundo no puede olvidar:
que la libertad, cuando se le arrebata a uno solo, deja de ser libertad para todos.

La cruel historia de la mujer que fue exhibida en circos por su propio esposoFue llamada “la mujer más fea del mundo”, p...
11/11/2025

La cruel historia de la mujer que fue exhibida en circos por su propio esposo

Fue llamada “la mujer más fea del mundo”, pero la verdad detrás de Julia Pastrana es mucho más dolorosa y profundamente humana.

Nació en 1834, en Sinaloa, México, con dos condiciones médicas raras: hipertricosis, que cubría su cuerpo de vello, e hiperplasia gingival, que hacía que sus labios y encías crecieran más de lo normal. En pleno siglo XIX, cuando no existía la comprensión médica ni la empatía social, eso bastó para que fuera separada de su familia y convertida en espectáculo.

Durante años fue exhibida por hombres que la rentaban o la compraban como si fuera un objeto. La anunciaban como “La Mujer Oso”, “La Mujer Mono” o “La Maravilla Mexicana”. Pero lo que nunca decían al público era la verdad: Julia hablaba tres idiomas, cantaba, era educada, amable y tenía un talento artístico enorme. Nada de eso importaba para quienes la explotaban.

En 1854, un empresario llamado Theodore Lent la convirtió en su esposa solo para seguir lucrando con su imagen. La llevó por Estados Unidos y Europa, presentándola ante multitudes que pagaban por verla sin imaginar la vida que llevaba detrás del telón.

En 1860, en Moscú, Julia dio a luz a un bebé que heredó su misma condición. El pequeño murió a los pocos días. Julia falleció poco después por complicaciones del parto.

La tragedia no terminó ahí. Lent mandó embalsamar los cuerpos de Julia y su hijo, y continuó exhibiéndolos por Europa como si aún fueran parte de su espectáculo. Andubieron rodando de un lado a otro, se dice que el niño fue deborado por roedores.

Pasaron más de 150 años antes de que México lograra recuperarla. Finalmente, en 2013, Julia Pastrana fue enterrada con dignidad en su tierra natal, Sinaloa.

Su historia no es de “rareza”, sino de crueldad y resistencia. Julia fue una mujer brillante, talentosa y humana, atrapada en una época que no entendía la diferencia. Su vida nos recuerda algo esencial: la dignidad jamás debería ser un espectáculo.on los l

¡Gracias por ser una de las personas que más interactuó y por estar en mi lista de participación semanal! 🎉Luchy Arribas...
11/11/2025

¡Gracias por ser una de las personas que más interactuó y por estar en mi lista de participación semanal! 🎉

Luchy Arribas, Maria Gonzalez, Juan Solis Isaac, Miriam Gonzalez, Oscar Alejandro Diaz Paez, Guillermo Ormeño, Rafael Salcedo, Jessy Diaz Jessy Diaz Diaz, Maria Vilaró, La Siervas Germán

La Gran Peste de Londres En 1665, Londres enfrentó uno de los capítulos más inquietantes de su historia: la Gran Peste d...
11/09/2025

La Gran Peste de Londres

En 1665, Londres enfrentó uno de los capítulos más inquietantes de su historia: la Gran Peste de Londres, la última gran epidemia de peste bubónica en Inglaterra.

Todo comenzó en la primavera, en el barrio de St. Giles-in-the-Fields, una zona donde las casas estaban muy juntas y las ratas eran parte del día a día. En aquella época no se sabía, pero la causa real era una bacteria llamada Yersinia pestis, transmitida por pulgas que vivían en las ratas.

Cuando una casa tenía personas enfermas, las autoridades colocaban una cruz roja en la puerta y la frase: “Lord Have Mercy Upon Us”. Era una manera de avisar que esa familia debía permanecer dentro por varios días para evitar que la enfermedad siguiera avanzando.

Las calles que normalmente estaban llenas de comerciantes, niños y viajeros, de pronto comenzaron a quedarse vacías.
Los mercados cerraron, las reuniones se suspendieron y Londres vivió semanas donde el silencio parecía ocuparlo todo.

Los médicos de la época recorrían la ciudad con los famosos trajes largos y máscaras con pico, que llenaban de hierbas aromáticas porque creían que así purificaban el aire. Aunque hoy sabemos que no funcionaba, esa imagen se convirtió en uno de los símbolos más recordados de la época.

A pesar del miedo y la incertidumbre, también surgieron gestos de solidaridad:
vecinos que dejaban comida en las puertas, familias que se comunicaban desde las ventanas y comerciantes que buscaban formas nuevas de trabajar sin contacto directo.

Cuando llegó el invierno, el frío redujo la actividad de las pulgas y la situación comenzó a disminuir lentamente. Para finales de 1665, Londres empezó a recuperar su ritmo y sus calles volvieron a abrirse.

Hoy, la Gran Peste de Londres sigue siendo un recordatorio de cómo una ciudad enorme aprendió a resistir, adaptarse y mantenerse unida en tiempos difíciles.

La enterraron viva.A varios metros bajo tierra.Con una caja de madera como tumba… y un reloj interno que solo avanzaba h...
11/08/2025

La enterraron viva.
A varios metros bajo tierra.
Con una caja de madera como tumba… y un reloj interno que solo avanzaba hacia la muerte.

Era diciembre de 1968 cuando Barbara Jane Mackle, una estudiante de 20 años, cayó en manos de dos secuestradores mientras intentaba regresar a casa por Navidad.
No hubo misericordia: la redujeron, la drogaron y la obligaron a meterse en un ataúd hecho a la medida.

La caja estaba preparada como una prisión lenta:
un par de tubos para respirar, una luz débil, una manta y unas cuantas raciones líquidas que apenas mantenían el cuerpo funcionando.
Después, la sellaron… y empezaron a cubrirla de tierra.
Palada tras palada.
Hasta que ya no se escuchó nada del mundo exterior.

Barbara quedó atrapada en un silencio tan profundo que podía sentir cómo las paredes de madera vibraban con sus propios latidos.
El aire era escaso.
El frío era insoportable.
Y el tiempo, cruel: los secuestradores le advirtieron que podía morir ahí si su padre no entregaba $500,000 dólares.

Mientras ella luchaba por no perder la razón, el FBI intentaba seguir pistas que se desmoronaban a cada paso.
El caso parecía destinado a terminar en tragedia.

Pero un descuido, una señal mínima, llevó a los agentes a un terreno remoto.
Cavaron desesperados.
Cada palazo podía ser demasiado tarde.

Cuando finalmente encontraron la caja y forzaron la tapa, un hilo de aire caliente salió desde dentro.
Y una voz débil respondió.

Barbara seguía viva.
83 horas bajo tierra.
83 horas escuchando sus latidos, pero sin entregarse al otro mundo.

Su rescate sacudió a todo el país.
Y su historia quedó como uno de los secuestros más brutales y aterradores del siglo XX, un recordatorio de que la voluntad de vivir puede resistir incluso cuando la tierra ya está encima.

La mujer que desafió al machismo… usando un simple pantalón.Eso bastó para que intentaran callarla.Pero terminó haciendo...
11/08/2025

La mujer que desafió al machismo… usando un simple pantalón.
Eso bastó para que intentaran callarla.
Pero terminó haciendo historia.

Su nombre era Mary Edwards Walker, y nació en 1832 en una familia que creía en algo revolucionario para la época: que una mujer no necesitaba corsés, permisos ni permisos para pensar.
Mientras otras niñas aprendían bordado, ella aprendía anatomía.

Fue una de las primeras mujeres en estudiar medicina.
Y cuando comenzó la Guerra Civil, no pidió permiso para servir: tomó su maletín, se puso pantalones y se metió a los campos de batalla para operar soldados heridos cuando nadie más se atrevía.

La arrestaron varias veces por “vestir como hombre”.
La encarcelaron.
La humillaron.
Y aun así, siguió adelante.

Por su valentía y su trabajo como cirujana en plena guerra, recibió la Medalla de Honor en 1865.
Años después intentaron quitársela.
Ella simplemente la siguió usando.

¿Qué opinas de Mary Edwards?

Inventó el lavavajillas porque estaba cansada de que le quebraran sus platos¿Sabías que el lavavajillas moderno fue inve...
11/08/2025

Inventó el lavavajillas porque estaba cansada de que le quebraran sus platos

¿Sabías que el lavavajillas moderno fue inventado por una mujer cansada de que sus platos se rompieran?

Su nombre era Josephine Cochrane, y en 1886 cambió para siempre la forma en que lavamos los trastes.

Josephine vivía en Illinois y tenía un problema que la desesperaba: sus sirvientas rompían constantemente la vajilla fina de su familia, una herencia que cuidaba como un tesoro. Un día dijo una frase que se volvió histórica:

“Si nadie va a inventar una máquina que lave los platos sin romperlos… la inventaré yo.”

Y cumplió su palabra.

Se encerró en un pequeño cobertizo detrás de su casa y empezó a diseñar una máquina que pudiera lavar platos con agua caliente y a presión, sin maltratarlos. Creó compartimientos especiales para cada tipo de vajilla y un sistema de chorros potentes que hacían el trabajo de forma rápida y segura.

En 1886 registró la patente de su invento: el primer lavavajillas moderno.
Aunque los hogares no lo aceptaron de inmediato —porque pocas casas tenían agua caliente— los hoteles y restaurantes lo adoptaron rápidamente. Era justo lo que necesitaban para lavar grandes cantidades de platos sin romperlos.

En 1893 presentó su máquina en la Feria Mundial de Chicago y ganó el premio a la mejor innovación mecánica. Su empresa creció tanto que después formó parte de lo que hoy conocemos como KitchenAid.

Josephine Cochrane murió en 1913, sin imaginar que su invento se convertiría en uno de los electrodomésticos más usados del mundo. Su legado demuestra que una sola idea, nacida de un problema cotidiano, puede transformar millones de vidas.

Una mujer que no era ingeniera…
pero que inventó una de las máquinas más importantes del siglo XX.

Los huérfanos que trabajaban desde pequeños “guardianes invisibles del tiempo”En el siglo XIX existieron niños cuyo mund...
11/07/2025

Los huérfanos que trabajaban desde pequeños “guardianes invisibles del tiempo”

En el siglo XIX existieron niños cuyo mundo no estaba hecho de juegos, sino de metal, polvo y silencio. Les llamaban “guardianes del tiempo”, aunque nadie conocía sus nombres.

Mientras la ciudad dormía, ellos subían por escaleras estrechas hasta llegar a lo más alto de las torres. Eran pequeños y livianos, justo por eso los contrataban: solo un cuerpo diminuto podía deslizarse entre engranes enormes, limpiar el polvo, retirar telarañas y engrasar piezas que podían aplastarlos sin que nadie lo notara.

No llevaban uniformes ni herramientas reales. Solo un trapo, una brocha y unas manos temblorosas.

Dentro del reloj, el mecanismo sonaba como un animal vivo. Cada movimiento de las agujas era un recordatorio de que la ciudad seguía su ritmo, mientras ellos permanecían ocultos adentro, sin ver la luz del día.

No eran técnicos ni aprendices. Eran niños pobres, muchos huérfanos, otros hijos de familias que apenas podían comer. Niños que sostenían el tiempo sin que nadie mirara hacia arriba para agradecerles.

Trabajaban donde nadie los veía. Y crecían sin que nadie notara que estaban creciendo.


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