09/08/2025
El evitativo busca no depender, y a veces eso toma la forma de ponerse en una posición de dureza, frialdad o incluso intimidación, para no ser alcanzado por el amor ni la demanda del otro.
La hostilidad o la imagen de “enemigo moral” puede funcionar como barrera protectora: si los demás me ven como alguien temible u odiado, no me exponen a la herida de que me rechacen cuando me acerque.
Es un modo de asegurar distancia: “si yo provoco el rechazo, controlo la relación; no dejo que el otro me lo dé de sorpresa”.
En psicoanálisis, esto se conecta con el mecanismo defensivo: en lugar de reconocer la necesidad de amor, se invierte en g***r del odio. Y en términos de apego, es coherente con la lógica evitativa: de mantener la seguridad anulando el contacto afectivo auténtico.