
16/05/2025
INDIGNACIÓN POR NEGLIGENCIA MÉDICA: NIÑA DE 7 AÑOS TERMINA GRAVEMENTE HOSPITALIZADA TRAS OPERACIÓN DE AMÍGDALAS
Antonia Díaz Vargas, una pequeña de tan solo 7 años y alumna de segundo básico de la escuela José Manuel Balmaceda, ingresó el pasado 30 de abril a la Clínica Los Andes para una cirugía rutinaria de amígdalas y adenoides. Lo que debía ser un procedimiento simple terminó convirtiéndose en una pesadilla.
La operación fue realizada por el otorrinolaringólogo Jorge Rivas a las 9 de la mañana. Al ingresar a la sala de recuperación, la madre de Antonia vivió un momento desgarrador al descubrir que su hija había perdido todos sus dientes frontales superiores. Según el médico, los dientes "se salieron solos durante la intubación", una explicación que dejó más preguntas que respuestas.
Ese mismo día, sin mayor evaluación, Antonia fue dada de alta a las 16:00 horas. Pero los problemas apenas comenzaban. A los pocos días, comenzó a quejarse de fuertes molestias en el cuello y oído. El 8 de mayo, en un control con el mismo doctor, la madre le advirtió sobre una alarmante protuberancia en el cuello de la niña. El especialista, sin realizar exámenes ni solicitar imágenes, simplemente recetó antibióticos y analgésicos, asegurando que podía tratarse de “papada”.
Pero el estado de Antonia empeoró. Con fiebre y mucho dolor, su madre la llevó al Hospital de Calbuco, donde fue atendida de urgencia y derivada al Hospital de Puerto Montt. Allí, tras realizarle una ecotomografía y un escáner, descubrieron lo impensado: un aneurisma arterial reventado e infectado, presionando su vía aérea.
La niña fue trasladada de inmediato a la UTI, donde intentaron intervenirla quirúrgicamente, pero su estado era tan complejo que debieron entubarla y derivarla a la UCI. Actualmente, se encuentra a la espera de una delicada cirugía abierta de cuello, donde los médicos deberán cortar la zona afectada para salvar su vida.
💔 Una operación que debía mejorar su salud hoy la tiene entre la vida y la muerte.
🛑 ¿Quién responde por esto? ¿Dónde están los protocolos? ¿Cuántos niños más deben pasar por situaciones como esta para que se haga justicia?