05/02/2024
¡Fiestas y Fuego en Capulálpam!
Deep in the heart of the Sierra Juarez mountains, nestled amongst the whispers of ancient gods and traditions that stretch back to time immemorial, lies the mystical town of Capulálpam de Méndez. Here, the pulse of the community beats strong, a vibrant echo of its deep connection to the land and its ancestors.
This past weekend, I had the privilege of witnessing another testament to that enduring spirit - the fiesta for the Barrio Monserrate. The entire pueblo erupted in celebration, a glorious mess of music, mezcal, and those mesmerizing spheres, the marmotas. Bands with a fire in their bellies and a wild gleam in their eyes shredded the night, their music a sonic tapestry woven with threads of tradition and pure, unadulterated joy.
But the undisputed highlight of the night, the cherry on top of this delightfully insane sundae, were the **fuegos artificiales**. Forget your puny sparklers and backyard barbecues. This, my friends, was pyrotechnics on a whole other level. Imagine, if you will, fire dancers channeling the spirits of possessed shamans, their heads adorned with elaborate helmets that erupted in a cacophony of sparks and explosions.
Now, I'm no stranger to a good fireworks display, but let me tell you, these bad boys were a whole new breed. One minute my buddy was whirling dervishly, a flaming dervish mind you, the next... **KABOOM!** A rogue firework decided it wanted to be the star of the show, transforming from a gentle fizz into a full-on explosion. Stay tuned, folks…..
°°Espanol°°
¡Fiestas y Fuego en Capulálpam!
En el corazón de las montañas de la Sierra Juarez, entre los susurros de dioses antiguos y tradiciones que se remontan a tiempos inmemoriales, se encuentra el místico pueblo de Capulálpam de Méndez. Aquí, el pulso de la comunidad late con fuerza, un eco vibrante de su profunda conexión con la tierra y sus ancestros.
Este fin de semana, tuve el privilegio de presenciar otro testamento a ese espíritu perdurable: la Fiesta del Barrio Monserrate. Todo el pueblo estalló en celebración, un glorioso revoltijo de música, mezcal y esas fascinantes esferas de vidrio, las marmotas. Bandas con fuego en las entrañas y un brillo salvaje en los ojos destrozaron la noche, su música un tapiz sonoro tejido con hilos de tradición y pura alegría desatada.
Pero el punto culminante indiscutible de la noche, la cereza del pastel de este delicioso sundae loco, fueron los **fuegos artificiales**. Olvídense de sus pequeñas bengalas y barbacoas en el patio trasero. Esto, amigos míos, era pirotecnia de otro nivel. Imaginen, si quieren, a bailarines de fuego canalizando el espíritu de chamanes poseídos, sus cabezas adornadas con elaborados cascos que estallaban en una cacofonía de chispas y explosiones.
Ahora bien, no soy ajeno a un buen espectáculo de fuegos artificiales, pero déjenme decirles que estos chicos malos eran de una raza completamente nueva. Un minuto mi amigo estaba dando vueltas como un derviche, un derviche en llamas, para ser exactos, y al siguiente... ¡**KABOOM!** Un fuego artificial rebelde decidió que quería ser la estrella del espectáculo, transformándose de un suave chisporroteo en una explosión total. Estén atentos, amigos, para la segunda parte de este viaje salvaje donde descubriremos qué tipo de caos ardiente se produjo...