19/08/2025
Doña Gracia, que en su día fue la mujer más rica del mundo, planeó establecer una comunidad judía autónoma en Tiberíades. Se adelantó más de 300 años a Theodor Herzl al concebir un movimiento mediante el cual los judíos recuperarían su patria espiritual, y mucho al barón Rothschild al adquirir propiedades en la Tierra de Israel.
Doña Gracia descubrió recién al cumplir 12 años, en 1522, que no era cristiana como creía, sino judía. Además, su nombre no era Beatrice de Luna Miguis, nombre con el que había sido bautizada en Lisboa, su ciudad natal, sino Hana Nasi, hija de Shmuel Nasi. A los 18 años, su padre la casó en una ceremonia católica con Francisco Mendes. Su esposo también era converso y celebraron otra boda de acuerdo con la Ley de Moisés y de Israel. Le dio una hija, Reina.
Sin embargo, cuando Doña Gracia tenía solo 25 años, su esposo falleció. Él le legó casi toda su enorme riqueza, incluyendo barcos, el segundo banco más grande de Europa y otros activos, que ella utilizó para ayudar a su pueblo. Los pagos al Papa retrasaron el establecimiento de la Inquisición en Portugal. Fue traicionada ante las autoridades por su celosa hermana, y solo con la ayuda del sultán de Turquía, Solimán el Magnífico, fue liberada. Convenció al sultán para que le arrendara Tiberíades, que quería reconstruir para devolverle su antigua gloria judía. Mientras tanto, financió la construcción de sinagogas, centros de estudio e imprentas hebreas en lugares de dispersión judía.
Envió gente a vivir a Tiberíades y financió la reconstrucción de la ciudad. Su gente terminó la construcción de la muralla sur de la ciudad y estaban a punto de comenzar a construir un hogar permanente para ella, de modo que pudiera trasladarse de Turquía a Tierra Santa. Sin embargo, ella murió primero, en 1569 en Estambul. El Mirador de Dona Gracia en Tiberíades, con vistas al Mar de Galilea, fue fundado en 2010 para el 500 aniversario de su nacimiento.