06/07/2023
No puedes caer bien a todo el mundo, aprende a que no te importe
La verdadera libertad puede residir en lograr ser feliz prescindiendo de la aprobación de los demás.
Los seres humanos somos seres sociales. Esto significa que, en mayor o menor medida, necesitamos a los demás. Necesitamos formar parte de grupos sociales, sentirnos incluidos por otras personas y tener gente a nuestro alrededor con la que identificarnos.
Esto implica, en parte, que tendemos a buscar caer bien a los demás. Sin embargo, esto no siempre es posible. Y es que, igual que hay gente que a nosotros no nos cae bien, por muy amables, educados o simpáticos que seamos, habrá a gente que no le caigamos bien.
Algunas personas asumen esto y lo llevan bien: no es lo ideal, pero es algo que puede pasar y no supone ningún drama. Pero para otras, no caer bien a alguien se convierte en un reto para su autoestima y amor propio.
En ocasiones, esto lleva a tener comportamientos poco adaptativos, especialmente para con uno mismo y nuestra salud mental. Y es que es posible que nos encontremos poniendo en marcha estrategias basadas en la ansiedad que sentimos
En algunos caso, he visto intentar "forzar" el caer bien a esa persona, buscando ser extra simpática, riendo todas las gracias o nuscando hacer cosas que en realidad no quería hacer solo por evitar conflictos y caer bien a alguien. Además, podemos caer en el error de aceptar y aguantar que no nos traten con respeto o que no nos tengan en cuenta, porque igual si decimos algo ya no les caeremos bien.
También podemos tender a guardarnos nuestras propias opiniones, por no generar un debate o conflicto, no pedir lo que necesitamos o queremos,e intentar complacer a todo el mundo -excepto a nosotros mismos-, únicamente por ser aceptados y no enfrentarnos al rechazo de otras personas. Dedicamos esfuerzo y energía a relaciones que tienden a ser completamente desequilibradas y desiguales.
En este caso, el primer paso es tener claro que lo que realmente importa es que lo que piensas tú sobre ti mismo. Y es que, a veces, por estar tan centrados en lo que los demás pensarán de nosotros y en caerles bien, acabamos haciendo cosas que nos llevan a no respetarnos. A veces estamos tan absortos por esto que, cuando nos damos cuenta, resulta que ya no nos caemos bien a nosotros mismos.
Y ese debería ser siempre el objetivo: estar a gusto con quiénes somos, caernos bien a nosotros y hacer únicamente cosas que nos hagan sentir a gusto, que se adapten a nuestros valores y que nos hagan ser fieles a quienes somos y no a quienes creemos que los demás esperan que seamos
Si no cuento con nadie, siempre contaré conmigo mismo.
La realidad es que no podemos controlar, hagamos lo que hagamos, lo que los demás piensan de nosotros. Lo único que podemos controlar es lo que nosotros pensamos de nosotros mismos.
Somos únicos, singulares e irrepetibles, y esa es nuestras mayor virtud.
Martín Holownia Cocinero Profesional