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Rogelio Martinez Movimiento antorchista

29/10/2025
29/10/2025
27/10/2025

|| La pobreza que se transmite de generación en generación

Pedro Martínez Coronilla

Las cifras sobre la pobreza en México pueden parecer solo números, pero detrás de cada porcentaje hay historias reales de niños y jóvenes cuyo futuro está en peligro. Cuando miramos cómo la pobreza afecta específicamente a los más pequeños, los datos dejan de ser fríos y nos muestran una realidad que duele: la pobreza no es solo falta de dinero hoy, es una cadena que pasa de padres a hijos, robando oportunidades a las nuevas generaciones.

Los números que conocemos pintan un panorama preocupante. En 2020, casi la mitad de los niños y adolescentes indígenas (48.9%) vivía en pobreza extrema, esta cifra es 40 puntos más alta que la de los niños no indígenas.

Estamos hablando de menores que crecen sin comida suficiente, sin agua limpia y sin una casa digna. Estas carencias no solo les afectan hoy; marcan su cuerpo y su mente para siempre, limitando sus posibilidades de desarrollo.

Esta pobreza que afecta a tantos aspectos de la vida todavía alcanzaba al 60.8% de la población indígena en 2024. Para un niño, esto se traduce en obstáculos diarios. El retraso educativo afecta al 36.3% de los niños indígenas, frente al 24.2% de los demás niños mexicanos.

Un niño con hambre no puede poner atención en clase. Un joven que tiene que trabajar para ayudar en casa no puede seguir estudiando.

Sin educación, difícilmente encontrará buenos trabajos, y así la pobreza se repite de generación en generación. Los hijos de padres indígenas tienen mucha más probabilidad de crecer en hogares pobres. La pobreza, tristemente, se hereda.

Sin embargo, aunque el dinero en los hogares ha aumentado, con los apoyos del gobierno y el raquítico aumento en los salarios, la pobreza de raíz no desaparece. Esto nos dice que sacar a un niño de la lista de "pobreza extrema" no significa que ya tenga asegurado un buen futuro. Si ese dinero extra no viene acompañado de acceso a médicos de calidad, buena educación y entornos seguros, cualquier avance puede perderse.

La crisis en salud, que deja sin atención médica a 44.5 millones de mexicanos, es la prueba más clara de este problema. Para un niño, no tener doctor significa que una enfermedad simple puede convertirse en algo grave, o que un problema de salud no tratado puede marcar toda su vida.

La lucha contra la pobreza no puede ser solo dar dinero, necesitamos un plan completo que ataque las causas de fondo. Se requiere que el Estado garantice de verdad el acceso a salud, educación de calidad, comida nutritiva y entornos sanos. Esto significa mejorar las políticas públicas, fortalecer las instituciones y, sobre todo, combatir las grandes diferencias entre regiones que condenan a los niños a empezar la vida en desventaja.

La pobreza que sufren los niños y jóvenes no es solo un problema social; es una amenaza para el futuro de todo el país. Cada talento que se pierde, cada niño que no puede desarrollar su potencial nos empobrece como nación. Invertir en la infancia, romper el ciclo de la pobreza heredada, no es un gasto, es la mejor inversión que podemos hacer.

El futuro de México no se decide en las grandes cifras económicas, sino en la capacidad de asegurar que ningún niño o joven vea sus sueños truncados por una desigualdad que ellos no escogieron.

El porvenir de México no se decide en los índices estadísticos, sino en la capacidad de asegurar que ningún niño o joven vea su destino secuestrado por una desigualdad que nada tuvo que ver con sus sueños.

Los programas sociales han demostrado su eficacia para aliviar situaciones inmediatas, pero el desafío sigue siendo construir andamios sólidos que permitan a cada niño mexicano, especialmente a los históricamente marginados, escalar hacia un futuro digno.

La ruta está marcada: combinar el alivio inmediato con inversión estratégica en educación, salud e infraestructura básica.

Solo así podremos transformar la realidad que hoy condena a millones de niños y jóvenes a repetir los patrones de pobreza de sus padres. El tiempo de actuar es ahora, porque cada día que pasa significa más oportunidades perdidas, más talentos desperdiciados, más futuros robados.


https://x.com/PedroMtzCo/status/1982887441691537583?t=bzAMboxav4UDpmEaAIB2sg&s=08

26/10/2025
20/10/2025

|| México ahogado, la indolencia gubernamental cobrando vidas

José Emilio Soto

Las imágenes son desgarradoras: casas de lámina sepultadas en lodo, calles convertidas en ríos, familias enteras hurgando entre los escombros de lo que alguna vez fue su hogar. Los estados de Veracruz, Hidalgo, Puebla y Querétaro, entre otros, son hoy el epicentro de una tragedia que, si bien fue detonada por las intensas lluvias, tiene un origen profundamente humano y político.

Mientras México se hunde literalmente, la respuesta del gobierno federal ha sido un silencio ensordecedor, acompañado de una ausencia criminal de recursos y planeación. Este no es un desastre natural; es el resultado previsible de una administración que ha desmantelado sistemáticamente las herramientas de protección civil, privilegiando la propaganda sobre la prevención y la austeridad malentendida sobre la vida humana.

La desaparición en 2020 del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) bajo el argumento de combatir la corrupción se revela hoy como una de las decisiones más cortas de vista y letales de la llamada Cuarta Transformación. Este fideicomiso, que llegó a sumar más de 50 mil millones de pesos, no era la “caja chica de unos cuantos” como demagógicamente se afirmó, sino un instrumento financiero vital que permitía actuar con rapidez y eficacia ante emergencias.

Su eliminación dejó a México inerme, sin un mecanismo probado para reconstruir viviendas, carreteras, hospitales e infraestructura crítica de inmediato. Hoy, esa decisión ideológica se paga con las 64 vidas perdidas y las decenas de desaparecidos que reportan las cifras oficiales. Cada número es una familia destrozada, un futuro truncado.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha intentado justificar lo injustificable. Su declaración de que “no había condiciones científicas para prever lluvias de tal magnitud” es una falencia técnica y moral. En un país biogeográficamente vulnerable, la incertidumbre es la única certeza.

La verdadera ausencia no fue de modelos climáticos, sino de voluntad política, presupuesto y, sobre todo, de solidaridad. La escena en Poza Rica, Veracruz, donde habitantes desesperados reclamaron a la mandataria la falta de ayuda, es emblemática.

La respuesta fue un “a todos se les va a atender” que suena a burla cuando las comunidades llevan días incomunicadas, sin alimentos ni agua potable, mientras el lodo se seca y convierte sus pérdidas en una realidad irreversible.

Pero la tragedia actual tiene raíces más profundas que la simple desaparición de un fondo. Es la pobreza, el enemigo silencioso e históricamente ignorado, el que convierte un aguacero en una catástrofe.

Miles de familias no viven en las faldas de los cerros o a las orillas de los ríos por gusto, sino porque el modelo económico las ha condenado a la marginación.

Sin drenaje, sin pavimento, sin viviendas dignas, son los primeros y más golpeados eslabones de esta cadena de negligencia. La naturaleza no discrimina, pero la miseria sí, y siempre carga con el peso más abrumador.

Frente a esta indolencia estatal, surge, una vez más, la resiliencia y la organización popular, mientras el gobierno federal ordena que la ayuda se canalice exclusivamente por sus dependencias, una burocracia que paraliza, son los jóvenes estudiantes de la FNERRR y los brigadistas del Movimiento Antorchista quienes están en el barro, repartiendo víveres, ayudando a limpiar y consolando a las familias.

Su labor no solo alivia el dolor inmediato, sino que evidencia una verdad incómoda: el pueblo organizado es, en muchos casos, la única autoridad real y compasiva.

El recién conmemorado Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres nos recuerda que estos no son naturales, sino el resultado de las omisiones de los gobiernos. México es hoy un manual de caso a nivel mundial de esta máxima.

No es el agua la que mata; es el abandono. No es la lluvia la que destruye; es la falta de infraestructura, de planeación urbana, de inversión social y de un fondo que, con todos sus defectos, era una red de seguridad.

Ante esta realidad, los discursos de “humanismo” y “austeridad republicana” suenan huecos. El país no necesita más fotos desde helicópteros ni promesas vacías. Necesita hechos: la reinstauración urgente de un fondo de respuesta a desastres, una inversión seria en infraestructura básica para las comunidades marginadas y una rendición de cuentas clara.

Pero, sobre todo, necesita que el pueblo, hastiado de ser espectador de su propia desgracia, tome conciencia de que su salvación no vendrá desde los balcones del poder.

La unidad, la organización y la exigencia sin miedo son hoy, literalmente, cuestión de vida o muerte. Si el gobierno no salva al pueblo, el pueblo deberá, una vez más, salvarse a sí mismo.


https://x.com/jemiliosoto/status/1980301166040043646?s=48

18/10/2025

|| Sin crecimiento, más deuda y mala distribución del gasto público

Pedro Martínez Coronilla

El crecimiento económico en el sexenio de AMLO fue apenas del 1.7%, el actual sexenio no ha tenido una mejora sustancial, pues el crecimiento estimado para el próximo año está entre 0.4 y 1.4 %. Lo que refleja una falta de inversión pública y privada, generación de empleos insuficientes, aumento del empleo informal, no hay por lo tanto la generación de riqueza necesaria para hablar de un desarrollo económico sano y que provoca dos grandes males que completan un panorama nada halagüeño.

En 2019, el monto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) fue de 5.8 billones de pesos (bdp) y ahora Claudia Sheinbaum propone que sea de 10.1 para 2026, que se acerca al doble de hace un sexenio. Igualmente ocurrirá con la deuda pública que, en 2018, era de 10 bdp y en 2026 llegaría a 20.3 bdp, de acuerdo con un estudio especializado de la asociación civil México Evalúa.

Esta cantidad equivale a una deuda de 151 mil pesos por cada mexicano; su monto global alcanzará un nivel histórico y “representará aproximadamente el 52.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); y paulatinamente le sumaremos carga a las futuras generaciones”, explicó para la Revista Buzos de la noticia. Alejandro Tamez director general del Grupo de Asesores en Economía y Administración Pública.

Los de créditos que desde el gobierno de López Obrador han recibido los gobiernos de la 4T provienen del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo.

Aunque se niega rotundamente que la presidencia de la república no ha endeudado más al país, desde el 28 de diciembre de 2018 se firma el primer crédito con el Banco Interamericano de Desarrollo por un monto de 500 millones de dólares.

Por lo que el paquete económico del 2026, o en otras palabras, así piensa gastar los más de 10 billones de pesos; costo financiero de la deuda: 4.1% del PIB (1.57 bdp).

Inversión pública 2026, 1.25 bdp (3.2% del PIB): Pemex: casi 50%. Trenes de pasajeros: 20%. CFE 11%.

Para los Programas del Bienestar, 987 mil mdp (10% del gasto social) y esto no está mal, que bueno que se le dedique una parte significativa del gasto social, pero aquí vienen las consecuencias.

En salud, 996.5 mil mdp, equivalente al 2.6% del PIB (lejos del 6% recomendado por la Organización Mundial de la Salud). En México, más de 44.5 millones de personas carecen de acceso a servicios de salud.

En Educación, se tiene destinado el 3.1% del PIB. Solo el 22% del presupuesto de los programas prioritarios sociales se dedicarán a infancias, adolescencias y juventudes.

En Seguridad: de 70.4 mil mdp se recorta a 60.1 mil mdp (-10 mil mdp) increíble.

Secretaría de Marina: de 65.9 mil mdp a 65.8 mil mdp y

SEDENA: de 158.2 mil mdp a 170.7 mil mdp

Pero las malas noticias siguen, pues el gobierno federal continúa con el castigo a estados y municipios.

En la distribución del gasto federalizado, el gobierno federal controla el 80%, los 32 estados apenas reciben el 16% y los 2477 municipios solo el 4%.

El recorte es de más de 20 mil mdp, dinero que se dirige a la Secretaría del Bienestar (programas sociales). Pero que se verán afectados los presupuestos para pavimentación, drenaje, caminos rurales, hospitales y seguridad pública. Los fondos para comunidades indígenas y afrodecendientes, entre 2018 y 2020 ya se habían eliminado.

Controlar los recursos públicos para someter a estados y municipios, castigar a los gobiernos que no son afines a morena, las necesidades básicas como salud, educación, seguridad, infraestructura social no son prioritarias para los gobiernos de la 4T, les importa el control de los municipios y entidades que fueron concebidos como territorios autónomos, encabezados por el gobierno federal, pero capaces de gobernarse y facultados para administrar sus recursos y su presupuesto.

Se atenta contra la autonomía y la escasa libertad de los ayuntamientos municipales, sin un presupuesto suficiente, será una más de las afrentas contra el pueblo mexicano, que más temprano que tarde contribuirá a despertar su conciencia y organización, para construir una sociedad más justa para todos

06/10/2025

EL SANGRIENTO NEGOCIO DE INVADIR PALESTINA

Homero Aguirre Enríquez

Una reciente noticia sobre Gaza ha centrado la atención mundial y exhibe la prepotencia y el cinismo con que las potencias imperialistas occidentales continúan su plan de apoderarse a como dé lugar de Palestina e insisten en comportarse como los amos del mundo. Los medios de comunicación del planeta, con sus respectivos enfoques y matices, han informado que el grupo Hamas, quien gobierna la Franja de Gaza desde 2007, aceptó (al parecer parcialmente) el “plan de paz” de Donald Trump para Gaza, esa pequeña franja de tierra de 40 kilómetros de longitud ubicada en la costa de Palestina, en donde han sido arrinconados entre las ruinas de los edificios destruidos, hambrientos, enfermos y muchos de ellos mutilados o heridos gravemente por los cotidianos bombardeos de Israel, millones de palestinos expulsados desde hace décadas de otras regiones de Palestina, su patria, de cuyo territorio se ha apoderado casi en su totalidad Israel, con el apoyo estadounidense, alemán y británico, entre otros, para poder disponer así de sus recursos naturales y sobre todo aprovechar su privilegiada ubicación geoestratégica en la entrada a Medio Oriente.

Dicho “plan de paz”, planteado por el presidente de Estados Unidos como un ultimátum que debía aceptarse por los dirigentes de Gaza o de lo contrario, escribió en su red social, “se desatará un in****no como nunca antes se ha visto contra Hamas”, contiene veinte puntos, entre los que destacan el intercambio de prisioneros, la entrega de las armas y el desmantelamiento de la red de túneles donde operan y se ocultan los integrantes del grupo Hamas, a los que el “pacifista” plan les ofrece amnistía o exilio seguro en países que elijan, siempre y cuando se rindan, entreguen sus armas y renuncien definitivamente a participar en la lucha armada; además, se propone la retirada del ejército invasor de Israel a una “línea acordada” (no dice a qué distancia y mucho menos lo compromete a salir del territorio de Palestina que llevan décadas invadiendo).
En cuanto a la creación de un Estado palestino, promesa que algunos políticos apoyan de palabra cada que quieren salir del paso fácilmente, no hay nada concreto en los veinte puntos de Trump. A pesar de ser tan citada últimamente hasta por algunos gobernantes de países imperialistas que quieren mejorar su imagen y deslindarse ante sus electores del genocidio provocado por Israel, que ha provocado oleadas mundiales de indignación y actos de solidaridad como el intento de llevarles comida y medicinas en flotillas de barcos como la Global Sumud Flotilla, cuyo encomiable y valiente intento ha llevado a 473 activistas (incluidos seis mexicanos) a una cárcel israelí, la promesa de reconocimiento de Palestina como un Estado se deja como algo indeterminado e impreciso. Promete Trump: “A medida que avanza la reconstrucción de Gaza y se lleva a cabo fielmente el programa de reformas de la Autoridad Palestina, es posible que finalmente se den las condiciones para un camino creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino”. ¿Cuándo?¿Cómo? Nada se dice. Es puro humo verbal, para empezar porque el territorio de Palestina ha quedado reducido a pequeños fragmentos (la propia Gaza, y Cisjordania, de la que no se dice nada), el 90% de las viviendas han sido destruidas o dañadas, la mayoría de su población ha sido desplazada a la fuerza y más de 66 mil personas han sido asesinadas en Gaza, tan solo en los dos últimos años.

Sin pudor alguno, y sin más argumento que el de la fuerza, Estados Unidos propone asumir el papel principal en el gobierno de la Franja: “Gaza será gobernada bajo un Gobierno transitorio temporal de un comité palestino tecnócrata y apolítico, responsable de la gestión cotidiana de los servicios públicos y los municipios para la población de Gaza (es un enigma de donde saldrán esos inmaculados seres tecnócratas y apolíticos, quién los nombrará y por cuanto tiempo estarán en sus cargos, pero es un hecho que deberán ser del agrado de Washington). Este comité estará compuesto por palestinos calificados y expertos internacionales, con la supervisión de un nuevo organismo internacional de transición, la “Junta de la Paz”, que estará encabezada y presidida por el presidente Donald J. Trump (sic), con otros miembros y jefes de Estado que se anunciarán, incluido el ex primer ministro Tony Blair”. El “pacifista” Blair es el mismo que fue responsable de organizar, junto con otro “pacifista” llamado George Bush, la invasión a Irak y las matanzas de civiles que ocurrieron en esa guerra imperialista. En esas manos pretenden que quede la pacificación de Palestina.

Pero detrás de toda esta operación falsamente pacifista se encuentra el plan de hacer un gran negocio, construido sobre los cuerpos y la sangre de las víctimas del genocidio. “Se creará un plan de desarrollo económico de Trump (dice el propio Trump) para reconstruir y dinamizar Gaza, convocando a un panel de expertos que han contribuido al nacimiento de algunas de las prósperas ciudades milagrosas y modernas de Oriente Medio”. Suena muy decente y emprendedor, pero no es otra cosa que una voraz operación capitalista para enriquecer a multimillonarios. Al respecto, el sitio web vaticannews.va reportó: “En un detallado informe, el diario estadounidense «Washington Post» ha revelado que la administración Trump y algunos socios internacionales están debatiendo varias propuestas para construir un lujoso complejo turístico —una «riviera de Oriente Medio» — y un centro de manufactura y tecnología de alta tecnología en la Franja de Gaza, ahora en ruinas debido a los incesantes ataques del ejército israelí, tras el desplazamiento, en teoría «temporal y voluntario», de los 2 millones de habitantes. Una de estas propuestas contemplaría, de hecho, pagos a los palestinos —se habla de 5000 dólares por persona— para que se marchen voluntariamente”.

No podía faltar en el plan el puño cerrado, la fuerza para controlar a la población y someterla: “Estados Unidos colaborará con socios árabes e internacionales para crear una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF por sus siglas en inglés) temporal que se desplegará inmediatamente en Gaza. La ISF entrenará y prestará apoyo a las fuerzas policiales palestinas seleccionadas en Gaza, y consultará con Jordania y Egipto, que cuentan con una amplia experiencia en este ámbito. Esta fuerza será la solución a largo plazo para la seguridad interna. La ISF colaborará con Israel y Egipto para ayudar a proteger las zonas fronterizas, junto con las fuerzas policiales palestinas recién entrenadas”. Sobra decir que quien controlará esa “fuerza internacional de estabilización” será Estados Unidos.

En resumen, de llevarse a cabo el plan de Trump, significará para Palestina la derrota y el desarme de las fuerzas de la resistencia; la renuncia a que regresen a ocupar sus hogares millones de desplazados por años de violencia israelí; la imposición de un gobierno y fuerzas armadas y policiales extranjeras; la construcción de un emporio capitalista y una base de operaciones militares estadounidenses sobre las tumbas de las víctimas; la posposición indefinida de la creación de un Estado palestino, ese que les fue prometido a los palestinos desde que en 1947 les cercenaron su territorio para forzosamente implantar en él a Israel. La situación es más grave y peligrosa que nunca y son tiempos de aumentar la solidaridad mundial con los palestinos en su lucha por el derecho a recuperar su patria, su paz y su derecho a la vida. “A un plan obedece nuestro enemigo: el de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo…Plan contra plan”, dijo con toda razón José Martí.

06/10/2025

|| El arte que despierta conciencias

José Emilio Soto

En un país marcado por la desigualdad, donde casi 47 millones de personas viven en la pobreza, según Coneval, llevar un espectáculo de calidad internacional a un municipio que ha construido su infraestructura cultural a pulso y sin apoyo gubernamental, es un acto político de primer orden.

El pasado fin de semana, en el Teatro de Tecomatlán, más de dos mil personas no solo escucharon un concierto; presenciaron un acto de resistencia. La presentación del ensamble vocal “Voz en Punto” trascendió lo musical para convertirse en una lección práctica sobre el poder transformador de la cultura.

El Ing. Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista, lo resumió con precisión: para el Movimiento Antorchista, el arte no es un adorno, sino un “arma de concientización”. Esta frase, que podría sonar grandilocuente en otros contextos, aquí adquiere una dimensión concreta. En un entorno donde los medios y las redes sociales promueven la resignación, el individualismo y la normalización de la precariedad, recuperar el arte como herramienta de identidad y unidad de clase no es una opción, es una necesidad.

La elección del repertorio de “Voz en Punto” no fue casual. Desde las canciones de Cri-Cri que hilan la memoria colectiva de la niñez, hasta los sones jaliscienses que son columna vertebral del folclor nacional, el programa fue un recorrido por la cultura que le pertenece al pueblo. Pero el momento más simbólico llegó con la colaboración de los jóvenes del Instituto de Artes Macuil Xóchitl. Ese escenario compartido entre artistas consagrados y talento local encarnó la verdadera democratización cultural: no se trata de bajar el arte “desde arriba”, sino de cultivarlo y compartirlo en comunidad.

Este modelo contrasta brutalmente con la realidad cultural predominante en México. Mientras en Tecomatlán se canta “La Negra” y “Bésame Mucho” en un teatro construido por el esfuerzo organizado de la gente, en las grandes ciudades el arte se convierte cada vez más en un lujo para élites. Festivales con boletos inalcanzables, exposiciones para el turismo extranjero, conciertos que son productos de consumo más que experiencias humanas significativas. El sistema capitalista ha secuestrado la cultura, la ha convertido en mercancía y ha excluido a su propio creador: el pueblo.

Lo grave, como señala Córdova Morán, es que esta exclusión no es accidental. Es parte de una estrategia de dominación ideológica. Un pueblo entretenido con cultura vacía y comercializada es un pueblo distraído. Un pueblo que no accede al arte que cuestiona, que une y que despierta la conciencia crítica, es un pueblo más fácil de dominar.

La pobreza no es solo la falta de pan o techo; es también la imposibilidad de acceder a la belleza, al conocimiento y a la reflexión que el arte proporciona. Es la negación del derecho a soñar y a imaginar un futuro distinto.

Frente a este panorama, la labor de Antorcha, con todas las críticas que pueda merecer por su orientación política, plantea una alternativa tangible. No se limita a denunciar la injusticia, sino que construye teatros, organiza festivales nacionales de danza y acerca espectáculos de primer nivel a comunidades rurales. Demuestra que, con organización y objetivos claros, el pueblo puede generar sus propios espacios dignos. Tecomatlán es la prueba: un municipio con infraestructura cultural que es la envidia de muchos otros que dependen de una ayuda gubernamental que nunca llega, o que llega con fines clientelares.

La batalla cultural, por tanto, es inseparable de la lucha política. Exigir empleos y salarios justos es imprescindible, pero es incompleto si no se exige también el derecho a la cultura como un derecho fundamental.

Un pueblo que solo consume la cultura que el sistema le ofrece, superficial, alienante, es un pueblo que pierde su memoria y su capacidad de indignación. En cambio, un pueblo que se reconoce en su música, en su danza, en su poesía, es un pueblo que fortalece sus raíces y se descubre como sujeto histórico.

El concierto en Tecomatlán dejó una resonancia más profunda que los aplausos. Dejó la certeza de que el arte, cuando se pone al servicio del pueblo, puede ser un faro en la oscuridad. Sensibiliza, educa, une y, sobre todo, recuerda a los explotados que la pobreza no es un destino inevitable, sino el resultado de un sistema económico que puede y debe ser cambiado.

En definitiva, la cultura no es un lujo. Es un nutriente del alma y un instrumento de liberación. Como bien dijo el director José Galván, ver la importancia que Tecomatlán da a la educación y la cultura es un ejemplo que uno quisiera para todos los pueblos de México.

Mientras la cultura oficial mercantiliza y excluye, iniciativas como esta siembran la semilla de un México culto, consciente y, por tanto, más libre y justo. Un pueblo sin cultura es un árbol sin raíces, pero un pueblo que cultiva su arte es, sencillamente, invencible.


https://x.com/jemiliosoto/status/1975028051269284127?s=48

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