20/08/2025
Homero Martínez: un legado para la historia de Lerdo.
“Recibí una Roma de ladrillo y la dejo de mármol” — Augusto, emperador de Roma
Hay frases que, aunque nacieron en otros imperios y otros siglos, parecen escritas para ciertos momentos de nuestra historia. Cuando Augusto, el primer emperador de Roma, pronunció aquellas palabras al final de su mandato, no hablaba solo de construcciones, hablaba de transformación, de legado, de haber tomado una ciudad en ruinas y devolverla sólida, digna, viva.
Algo similar se puede decir hoy de Homero Martínez Cabrera, presidente municipal de Lerdo, Durango, quien está por concluir un ciclo de gobierno que marcará un antes y un después en la historia del municipio.
Al asumir el cargo en 2019, recibió un Lerdo olvidado, con profundas carencias sociales, problemas financieros y un rezago visible en infraestructura. Enfrentó de inmediato desafíos de gran escala: laudos laborales heredados, deficiencias graves en los servicios públicos, un sistema de agua potable colapsado que afectaba a más del 60% del municipio, y oficinas de gobierno deterioradas o rentadas que reflejaban años de abandono institucional. Poco después, llegó la pandemia, paralizando al mundo entero. A pesar de todo, Homero no se detuvo. Gobernó con firmeza desde la crisis, con claridad de rumbo y visión de futuro.
Seis años después, los resultados son contundentes. Lerdo ha vivido una transformación histórica, encabezada por una administración que convirtió la obra pública en su sello distintivo. Se construyeron pozos, megatanques, cárcamos sanitarios, redes de drenaje y agua potable, modernizando a fondo la infraestructura básica. Nuevas vialidades conectaron colonias y comunidades, detonando el desarrollo económico. Se edificaron clínicas municipales, centros comunitarios, domos en espacios educativos y deportivos, brindando mejores condiciones para la salud, el deporte y la convivencia.
A la par, se fortaleció la capacidad operativa del municipio con la construcción de modernos espacios para Protección Civil y Bomberos, Policía, Tránsito y Vialidad, así como un nuevo corralón municipal, dignificando las instalaciones públicas y mejorando los servicios que se prestan a la ciudadanía.
El Parque Victoria y la Plazuela Juárez, dos íconos del municipio que llevaban décadas en el olvido, fueron completamente remodelados. Lo mismo ocurrió en plazas de comunidades y villas que hoy son espacios vivos, de orgullo colectivo. Además, la modernización administrativa permitió consolidar edificios públicos funcionales y propios, dejando atrás décadas de rentas.
Esta transformación no fue improvisada. Se construyó con planeación, compromiso y una visión de futuro clara, diseñada para perdurar más allá de un solo gobierno. Fue también la única administración en la historia de Lerdo que logró la reelección democrática, respaldada por la confianza ciudadana y sustentada en resultados.
No es exagerado afirmar que Homero recibió un Lerdo de ladrillo... y lo entrega de mármol.
Su gobierno no fue de discursos, fue de hechos. Una acción concreta en cada rincón del municipio, una obra pública en cada colonia y en cada comunidad. Su legado no necesita adornos: habla con hechos.
Y como Augusto en su tiempo, Homero deja un mensaje claro: transformar no es prometer, es cumplir.