18/07/2024
----------------- AU: Mundo mágico -----------------
Primera parte
Sentado en el suelo y recargando la espalda contra el esponjoso sillón rojo, estaba él y el agradable silencio de la noche. El único sonido era el de las llamas de la chimenea que lograban calmar un poco todos sus pensamientos.
Suspiró profundo mientras veía al león en la pintura gesticular un rugido. Quiso sentirse tan valiente e imponente como ese león; la verdad era que no se sentía así.
Atrapado en sus pensamientos no escuchó los pasos provenientes de las escaleras.
—¿No puedes dormir, JJ? —una voz femenina le habló a sus espaldas.
Volteó y era Mila que lo veía con extrañeza.
Asintió con la cabeza y con cara de resignación.
—¿Aún no te decides que harás cuando salgas de aquí? Con tus notas puedes elegir lo que quieras.
JJ negó. Esa noche había un JJ muy callado. Mila se preguntó si alguien había tomado poción multijugos con cabello de Leroy.
—He decidido ser jugador profesional de los Chudley Cannons y después me entrenaré para Auror —contestó convencido y con la sonrisilla orgullosa de siempre. La chica supo que sí era su amigo con quien hablaba.
—Entonces, ¿por qué estás aquí con esa cara de angustia a estas horas?
JJ agachó la cabeza y negó.
—Estoy nervioso por mañana —confesó en un susurro.
—Oh...—Mila silbó—. Entonces es mi primo quién te tiene así —JJ asintió—. ¿Acaso no has estado esperando esto por mucho tiempo como para que ahora te eches para atrás? —la chica se acomodó en el sillón y se acercó a él.
—No... no es eso. Estoy muy feliz —sonrió—. Pero tengo miedo.
—¿Miedo de qué?
—De arruinarlo, de que mañana haga algo estúpido que aleje a Yuri de mí para siempre —sonrió con amargura—. Este es mi último año, mi última oportunidad de hacerle comprender lo que siento por él, que esto va en serio —hizo una pausa y suspiró, conteniéndose—. He estado planeando esto por mucho tiempo. Él y yo en mi último año, conociéndonos como nadie más nos conoce, festejando mientras vemos un partido de quidditch, besándonos en los pasillos, paseando en Hogsmeade, riendo por cualquier cosa. Lograr que por fin me acepte.
El silencio reinó por unos segundos hasta que escuchó la risilla de Mila a su lado. La vio sonriendo con ironía y con ojos de compasión mientras negaba con la cabeza. JJ no sabía cómo sentirse.
—Ay, Jean, ¿eres ciego, amigo? —JJ negó desconcertado—. ¿No te das cuenta que Yuri ya te aceptó?¿Por qué crees que no rechazó salir contigo?
—Bueno, le gané en el último partido de quidditch, era un trato —contestó un poco cabizbajo e inseguro.
Mila volvió a negar.
—Sí, pero apostó contigo en primer lugar, arriesgándose, sabiendo lo que ponía en juego. Yuri te aceptó desde hace mucho tiempo, pero ni tú ni él se dan cuenta de ello —vio la sorpresa marcar las facciones del chico—. Créeme, lo conozco desde que nació, Yuri es así, sólo está tratando de ocultar lo que siente por ti. Y no debería decirte esto, pero ya que eres tú y me has demostrado que lo quieres, te diré que Yuri nunca ha podido apartar la mirada de ti... nunca... y eso es increíble en alguien como Yuri. Que llamaras su atención desde el principio, siendo un total desconocido para él. Pocos tienen ese privilegio y se lo han ganado haciendo cosas, buenas y malas según Yuri, les ha llevado años y a ti un segundo, y,sin embargo, te puedo jurar que si le preguntan quién ha sido la persona que ha dejado la mayor impresión en su vida, Yuri pensaría en ti de inmediato. No pienses que es una mala señal que Yuri sea así contigo, sólo tiene miedo.
Los ojos de Jean se aguaron mientras su alma volvía a estar en calma.
—¿En verdad lo crees?
—Por supuesto.
Y la seguridad de Jean Jacques Leroy regresaba de a poco.
—Gracias —le sonrió.
—De nada. Para eso estamos los amigos.
JJ sonrió con más ánimo. Mila era la persona en la que más confiaba para un buen consejo, sobre todo si era de amor. Ella era posiblemente la bruja joven más sabia que conocía.
—Así que mañana ve y haz feliz a mi primo, siendo tú mismo... y diciéndole todas esas cosas rosas y cursis en las que piensas cuando estás con él —se burló con lo último. Jean también rio—. Sólo... ya sabes, ten paciencia con él. Se portará huraño y reacio, ya lo conoces.
—Encuentro encantador ese carácter de Yuri —sonrió confiado y con la mirada perdida en el fuego de la chimenea.
Mila rodó los ojos con diversión.
—Vaya, ustedes sí que están hechos el uno para el otro, son igual de raros.
—Somos perfectos —rio divertido e ilusionado y al momento cayó en cuenta que era de noche y todos dormían.
—Bueno, me voy dormir, yo sólo venía por esto —y tomó un libro de la mesilla en la esquina—. Descansa y ya deja de preocuparte.
—Sí, descansa —le volvió a sonreír—. Y muchas gracias de nuevo.
La chica se despidió y subió por las escaleras de la derecha mientras él se levantaba y se dirigía a las de la izquierda. Tenía que descansar para el otro día.
Esa noche soñaría con Yuri.
***
Yuri tenía más de una hora leyendo el libro de pociones que encontró ahí en la sala común. Leer era una palabra muy fuerte, no entendía nada, sólo veía palabras que no tomaban ningún sentido. Su cabeza estaba en otro lugar y no lograba concentrarse, y no era como si realmente le importara, sólo buscaba con qué distraerse y no lo conseguía.
Votó el libro al otro lado de la sala, frustrado y abrazó uno de los cojines del sillón negro en el que estaba. Se giró de posición quedando de lado y de frente a la chimenea y a los ventanales. Las figuras de varios peces se movieron a través de las ventanas. Yuri suspiró, en ese momento sólo quería ser un pez nadando en el aquel lago, sin preocupaciones, sin dilemas, sin el corazón a tope.
—Yuri...
El recién nombrado casi se cae del sillón del susto que se llevó.
—¿Quieres matarme de un susto? —se tomó el pecho con la mano, tratando de calmarse.
—No era mi intención, lo siento —dijo con el tono de siempre. Yuri a veces pensaba que decía las cosas sólo por protocolo—. ¿Qué haces aquí tan tarde?
Yuri negó con la cabeza, dudando qué contestar.
—Nada, sólo no podía dormir —trató de sonar lo más relajado posible.
—¿Es por el partido de hoy? Aún podemos ganar el siguiente evento y obtener la copa.
—¡Pues claro que ganaremos! Le arrebataremos la copa a Leroy... digo... a Gryffindor —tartamudeó con la última parte—. No estoy preocupado por eso, es otra cosa.
—¿Qué es eso?
—Bueno, tú estás al tanto de lo que he apostado con Leroy, ¿no? —las mejillas de Yuri se encendieron y su corazón comenzó a palpitar muy rápido de la nada. Por suerte para Yuri el otro chico no podía ver su sonrojo con la poca luz ahí.
Otabek asintió y no dijo nada. Él silencio sólo logró que la vergüenza de Yuri aumentara.
—Di algo, no te quedes callado.
—¿Qué quieres que te diga?
—No lo sé, podrías darme un consejo.
Otabek se encogió de hombros antes de contestar:
—Si no quieres ir no vayas.
—No es tan simple, hicimos un trato y él ganó —Yuri jugaba con sus manos, de repente se había vuelto tímido—. Tengo que ir quiera o no.
—Entonces ve y listo. Cumple con la parte del trato y regresa a tu vida.
—Pero... —Yuri miraba el cojín y hacía figuras con sus manos en este—. ¿Y si esta salida es para pedirme algo más?
El otro chico lo observó un instante tratando de comprender y después contestó:
—Bueno, el trato es que tú salgas con él, no que le digas que sí a lo que te pida —volvió a observarlo, Yuri parecía muy nervioso—. ¿Tú le quieres decir que sí? —preguntó un tanto sorprendido y con una inusual curiosidad en su voz.
Yuri alzó la vista de repente con el rostro lleno de sorpresa y vergüenza. Asintió.
—Entonces dile que sí —dijo con la calma de siempre. Para Otabek la vida se resolvía con un sí o con un no, no se complicaba con puntos medios.
—¡Es que no es tan fácil! ¡¿Qué no ves que es de Jean Jacques Leroy del que hablamos?! ¿Por qué tiene que ser él de entre tantas personas? —lo jaloneó del cuello de la camiseta—. ¿Por qué tengo que sentir todo esto por mi peor enemigo? —Yuri se calmó un momento y dejó de maltratar su ropa—. ¿Y si estoy hechizado con Amortentia? He escuchado que es una pócima muy poderosa —dijo asustado, tratando de encontrar una respuesta.
—Si estuvieras hechizado con Amortentia no se te ocurriría nunca que estás hechizado, y tampoco estarías aquí cuestionándote por qué te gusta JJ.
Otabek y su lógica lo molestaban en ese momento.
—¿Entonces cómo explicas que sienta esto por alguien como él? Es un tonto, presumido, ególatra y tiene siempre esa estúpida sonrisa en su estúpido rostro. Es un escandaloso... Agh, lo detesto. Somos... tan diferentes —dijo lo último con tristeza y bajó la cabeza.
—No lo sé —se encogió de hombros de nuevo—. ¿Te gustaría si fuera igual a ti o si tuviese un carácter diferente al que tiene?
—Yo creo que no —Yuri negó. Pensó que si fuese diferente ni siquiera llamaría su atención.
—Así son estas cosas, funcionan de una manera extraña.
Yuri se quedó callado por un momento, pensando. Tal vez tenía razón, es decir, a Yuri lo volvía loco que JJ actuara de esa manera tan suya, sentía que quería golpearlo, pero después, cuando pensaba en ello, había una parte de él que se sentía irremediablemente atraída a esa forma de ser. Había una parte de él que no podía mirar hacia otro lado cuando JJ estaba cerca. Detestaba su sonrisa presumida cuando jugaban quidditch y saludaba a sus fans en las gradas, pero su cuerpo temblaba cuando dirigía esa sonrisa sólo a él.
¡Por Merlín, estaba muy mal!
—Me voy dormir, tú deberías hacer lo mismo —interrumpió sus pensamientos Otabek.
—S-sí —contestó distraído—. Ah, Otabek, ni una palabra a nadie, ya sabes.
—Claro.
—Y gracias por escucharme.
—De nada —y subió las escaleras.
Yuri permaneció un rato más ahí, viendo al calamar gigante pasar por la ventana, con el sonido tranquilizante del agua como una canción de cuna. Pensó en el azul de los ojos de JJ arrullándolo, besando su frente mientras el sueño irremediablemente lo alcanzaba.
Esa noche ambos durmieron pensando en el otro, sin imaginarse que su vida y dilemas se repetían. Tal vez eran mucho más parecidos de lo que podían ver.
Créditos del fanart: Isisbelleart
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