
01/10/2025
No, hijo, tú no me debes nada.
El día que la vida te lleve lejos de mí, quiero que te vayas ligero, sin cadenas ni culpas, sin pensar que me debes algo. Yo te di la vida, sí, pero fue porque yo lo elegí, porque desde el instante en que supe de tu existencia decidí amarte con todo lo que soy.
Te alimenté, te cuidé, te abracé en las noches cansadas y en los días interminables, y aunque muchos le llamen “sacrificio”, para mí fue un regalo. El más grande que la vida me dio.
Cuando crezcas y tomes tu propio camino, sé feliz sin mirar atrás con culpa. No temas dejarme, no pienses que tienes que devolverme el tiempo ni los desvelos: todo lo que hice por ti, lo hice y lo volvería a hacer mil veces más.
Lo único que deseo es que seas libre. Que vivas con intensidad, que ames como quieras amar, que corras hacia tus sueños sin cadenas. Y cuando pienses en mí, que no sea con carga sino con ternura.
Si un día me ves envejecer, recuérdame que así es la vida. Que yo ya viví la mía y ahora tú tienes la tuya. La maternidad no es un contrato ni una deuda: es amor infinito que no pide nada a cambio.