31/07/2025
Davo Xeneize camina por la calle con el buzo de Boca, sin esconderse. Lo saludan hinchas de River, Racing, Independiente y de todos los clubes del país. Nadie lo insulta. En redes sociales, lo banca gran parte de la Argentina. ¿Por qué? Porque comunica sin vueltas, sin presiones, sin vender humo. Y cuando se le escapa el fanatismo, no se hace el desentendido: pide disculpas a los minutos, de frente, a quienes lo ven. Son miles (A veces millones).
Mientras tanto, hay otros que no pueden hacer lo mismo. Se mueven en taxis pagos por los canales, llegan a las canchas sin cruzarse con la gente, y evitan mostrarse en la calle. No por miedo, sino porque saben que la credibilidad no se compra.
Cuando un periodista deportivo se para frente a cámara y dice “soy de All Boys” para zafar, pierde algo más que respeto: pierde confianza. Y ese apodo de “vende humo” no le cae por casualidad. Si mentís en lo básico, ¿qué queda para las noticias que tenés que dar?
Daniel Arcucci, el mismo que da charlas en universidades como ETER, repite que hay que respetar al otro y a la profesión. Que no hay que insultar. Pero como dice el dicho: “Las palabras se las lleva el viento”. Y si hablamos de contradicciones, el Chavo F***s también entra en la lista. Niega ser de Independiente mientras mira a cámara, como si nadie se diera cuenta.
En estos tiempos, un pibe de 18 años (o menos) prende una cámara de celular y tiene más llegada que los de F90. ¿La diferencia? No miente. No arma polémicas para vender el pack fútbol. La gente ya no compra humo: busca verdad, busca conexión. Y si no la encuentra, se va por otros caminos, legales o no, pero sinceros.
Arcucci, que fue biógrafo de Maradona, se esfumó el día que se fue el Diego. Desde entonces, se lo ha visto burlarse de lesiones de jugadores y despreciar a jóvenes que comunican con honestidad, sin guión, sin bajada de línea.
Y no, no alcanza con pedir perdón. Si querés recuperar respeto, trabajá con esos pibes. Colaborá. Mostrá tu historia, pero también aprendé de ellos. Porque ellos tienen algo que vos estás perdiendo: conexión con la época. Y con ese empuje, podrían lograr lo mismo que vos… o más.
Pero no lo aceptan. Prefieren quedarse en el mismo lugar, mintiéndole a su público y atacando a quienes nunca se metieron con ellos.
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