
23/09/2025
En el 2011, un vidrio escondido en un guiso de lentejas dejó a Manuel Crespo (Buenos Aires, 1982) en coma farmacológico. Su pronóstico era angustiante. Fue un milagro que despertara varias semanas después raquítico, con el esófago partido, lleno de cicatrices en el cuello y futuro incierto.
En «La marca del editor», el editor Roberto Calasso habla de algo que él llama «libros únicos», una excepcionalidad literaria brutal: «libro único es aquel en el que rápidamente se reconoce que al autor le ha pasado algo y que ese algo ha terminado por depositarse en un escrito (…) El libro es un resultado secundario que presupone otra cosa, es necesario que quien lo escriba haya sido atravesado por esa otra cosa, que haya vivido dentro de ella, que la haya absorbido en su fisiología y que eventualmente, aunque no es obligatorio, la haya transformado en estilo».
Ocho horas tardaron los cirujanos en encontrar el vidrio que en su camino había perforado el esófago y caído en el mediastino. Catorce años después, Manuel Crespo extrajo de su cuerpo una novela poética, desgarradora, profunda.
Los y las esperamos el viernes 3 de octubre a las 19:30 horas, en Gascón 104, Ciudad de Buenos Aires.