16/10/2025
🌱 DIA DE LAS MATERNIDADES EN MADRESELVA Y PÁJARO TIGRE 🌱
“El viaje se armó muy rápido. Hacía varios años que mi hermano vivía en Villa La Angostura. Estaba pasando una mala racha y decidí ir a verlo. En esa época me la pasaba de viaje en viaje, hacer la mochila y salir me resultaba lo más normal (y necesario) del mundo. Vivía sola en una casita en el delta y debía tener, ahora que hago la cuenta, unos veinticinco años.
A la vez, hacía un tiempo una amiga me había pasado los primeros libros de Adriana Marcus, autoeditados con Ediciones de la Bruja: unos libritos tipo cuadernos, llenos de información sobre hierbas curativas, historias de herboristería, preparados caseros y llenos a la vez de irreverencia y humor.
Sabía que la autora, esta médica yuyera y autogestiva, vivía en Zapala, así que conseguí su número y la llamé. En una mañana de solcito otoñal le conté quien era, que estaba por emprender viaje y que quería aprender sobre las plantas para poder transmitir esos conocimientos. En realidad, a partir de ahí, me llevó casi diez años más de estudio e investigación sentirme preparada para empezar mi propio proyecto.
Adriana me escuchó y asintió, con una frase desconcertante, algo así como que efectivamente había que prepararse para lo que iba a pasar en el mundo. Ni pude detenerme en eso porque también me dijo que en esa fecha iba a haber un encuentro de algo que no entendí muy bien, que ella estaba en la organización, que podía participar y quedarme a dormir en su casa.
Llegué a La Angostura, llovió todos los días, hacía un frío de locos, con mi hermano juntamos manzanas, milenrama en flor y hongos que sequé en la salamandra. Desde allí, empezó el otro viaje.”
(continuará)