28/07/2025
Un día no tenía ni para comer y despuués millones lo veían riéndose del hambre
Ramón Valdés nació en Ciudad de México en 1923. Fue el tercero de diez hermanos, entre ellos el legendario Tin Tan. Pero mientras su hermano llenaba cines, Ramón vivía al día, buscando sobrevivir.
Nunca estudió actuación. Aprendió mirando. Observando. Practicando.
Y un día, sin buscarlo, se convirtió en uno de los rostros más amados de toda Latinoamérica.
Antes de ser Don Ramón, ya había actuado en más de 50 películas, siempre como actor secundario. Pero fue Chespirito quien vio lo que otros no: Ramón no necesitaba actuar… él ya era Don Ramón: Cascarrabias, flojo, noble.
Improvisaba sin guión, hacía reír sin esfuerzo y, lo más importante, no interpretaba un personaje… solo se mostraba como era.
Rechazó contratos millonarios por lealtad.
Vivía sin lujos, sin comodidades y cuando dejó el programa, vivió con lo justo, pero jamás se quejó.
Actuaba en ferias, circos, por poco dinero.
Su hija lo acompañaba y aunque veía la humildad en la que vivían, también veía la felicidad en su rostro cada vez que el público lo ovacionaba.
Valdez falleció en 1988, a los 64 años, por cáncer de estómago.
Don Ramón no fue un personaje más. Fue el reflejo de la humildad, del esfuerzo y de la risa que nace incluso en los días más difíciles.
Por eso, nunca dejaremos de recordarlo.