Capital Social

Capital Social Realizamos estudios de investgación y opinión pública. Sabemos que la economía no es el fruto de ideas tecnicistas que pueden ser gestionadas de manera neutral.

Agrupación “Ministro José Ber Gelbard”
Empresarios Pyme comprometidos con el futuro de nuestro país

Luego de un largo período en que Argentina extravió el camino del crecimiento, el desarrollo y la industrialización, vivimos una de las mejores oportunidades de la historia para consolidar un modelo de país con producción y el desarrollo, con inclusión social y progreso, integrando a los 40 millone

s de argentinos. Cuando el mundo y los principales países se debaten entre medidas de ajuste que nosotros ya conocimos, nuestro país transita un camino distinto, esquivando con éxito las esquirlas de la crisis global más grave de los últimos 100 años. Se trata de una oportunidad histórica, que exige un compromiso que el empresariado con intereses en el país no puede ignorar. A diferencia de otros momentos de la política argentina, hoy tenemos ante nosotros la necesidad de defender lo que hemos conseguido para profundizar ese rumbo, corregir los errores y avanzar hacia lo que falta. La profunda crisis económica y política que afrontó el país pocos años atrás, fue el corolario de un proceso de desarticulación social que en Argentina tuvo su inicio hace décadas. La sucesión de gobiernos dictatoriales se alternó con proyectos institucionales caracterizados, en su mayoría, por su concesión a intereses financieros multinacionales y a grandes poderes corporativos, en desmedro del aparato productivo nacional, en el que las pequeñas y medianas empresas ocupan espacios de vital importancia. Con el estallido social de 2001 y la crisis de 2002, deviene una serie de transformaciones en la escena política nacional que, si bien no marcan un total quiebre con etapas anteriores, modifica el entramado que vincula a las empresas con las instituciones estatales. Nuevos sujetos se integran en espacios de toma de decisiones, tanto institucionales como de la vida política. En un movimiento complementario, emergen renovadas organizaciones sociales, entidades de representación sectorial y agrupaciones políticas en las que es posible encontrar un ejercicio directo de la participación en la vida pública, esa responsabilidad social que fue históricamente delegada. El empresariado asume ese desafío
Los empresarios nacionales comprendemos la necesidad de tener una inserción determinante en la vida política, llamados a la acción en un momento histórico de transformación estructural. Sabemos como nadie que para crecer y prosperar se necesita un Estado fuerte, que promueva políticas públicas con dirección y sentido: industrialización, valor agregado, empleo calificado, crecimiento y desarrollo, financiamiento, inclusión social, sistema impositivo progresivo y desmonopolización. En cualquier lugar del mundo, en cualquier momento de la historia, la política define el rumbo económico de una nación. Detrás de todo técnico hay ideología, es algo que sabemos muy bien. Los “técnicos sin ideología” son los que condujeron a la fractura institucional de la Argentina, a la destrucción de miles de empresas y millones de puestos de trabajo. Tenemos una visión Pyme de la sociedad. Como generadores del 75% del empleo registrado de nuestro país, somos hombres y mujeres dispuestos a profundizar y llevar adelante un modelo de país en el que creemos: haciendo crecer nuestras empresas y creando más y mejores puestos de trabajo. Tenemos un concepto claro: es el trabajo el que genera riqueza y no al revés. Lo sabemos porque no cobramos sueldos en dólares que recibimos de casas matrices en el extranjero. No nos vamos del país. Nuestras empresas están enraizadas en nuestras provincias, en nuestros barrios, y nuestros hijos comparten la plaza y la escuela con los hijos de los trabajadores. Nosotros no podemos mudarnos a Indonesia si la rentabilidad no es la adecuada, nuestro destino es el destino de Argentina. Pensamos como ciudadanos en un modelo de sociedad justa y solidaria. No sólo defendemos un modelo productivo, defendemos la identidad cultural, la memoria y los derechos humanos, defendemos la educación y la salud públicas, trabajamos por la integración regional y por la democracia. Nuestra ecuación no incluye sólo costos y beneficios. Estamos convencidos, hacemos política
El año 2003 constituyó una bisagra en la vida argentina. Un golpe de timón que nos alejó del precipicio. ¿Fue suerte o “viento de cola”, como algunos dicen? Nada de eso. Fue la política retomando el control de los asuntos públicos, de la economía, del rumbo social. La política como herramienta de un proyecto fundado en valores que no cotizan en bolsa. La política, otra vez presente en nuestras vidas. Los empresarios nacionales, los pequeños y medianos empresarios de este país, tenemos el derecho y el deber de hacer política para participar colectivamente en la construcción del presente y en el diseño del futuro que queremos para las nuevas generaciones. Lo que conseguimos en estos años debe ser el piso que debemos defender. No vamos a permitir que vuelva a ponerse en cuestión el desarrollo industrial nacional, la protección de nuestras manufacturas y nuestro trabajo. Construimos este Proyecto, apoyamos el actual gobierno nacional porque ha tomado la dirección que entendemos correcta para el crecimiento de nuestras empresas, protegemos el trabajo de nuestra gente, luchamos por la inclusión, defendemos la democracia y asumimos el compromiso de involucrarnos activamente en el desarrollo de Córdoba y del país. Pretendemos que nuestra Provincia se integre a este proyecto nacional. Con el Proyecto Nacional, en marcha
Para los empresarios nacionales, el actual modelo económico y social tiene un rasgo fundamental: la recuperación del control de las políticas económicas por parte de dirigentes elegidos por el pueblo. El Proyecto Nacional está en marcha, y por eso trabajamos para defenderlo y ampliarlo a partir de algunas líneas centrales que constituyen la esencia de nuestro accionar y sintetizan el pensamiento del empresariado nacional:

• Distribución de la riqueza generada por el trabajo genuino y nacional.
• Políticas públicas que fomentan el desarrollo regional equilibrado y sustentable.
• Acuerdo social amplio, inclusivo y construido en base al diálogo.
• Fortalecimiento de un mercado interno sólido y en crecimiento.
• Protección de la industria nacional y sustitución progresiva de importaciones.
• Sistema impositivo justo y progresivo, con una legislación que contemple la realidad de las pymes y las economías regionales.
• Sistema financiero al servicio de la producción.
• Industrialización nacional de los recursos naturales explotados de manera respetuosa del ambiente y las futuras generaciones.
• Trabajo registrado y de calidad.
• Políticas económicas anticíclicas que protegen el trabajo nacional.
• Un Banco Central independiente del capital financiero y los grupos concentrados, y al servicio de la producción y el empleo.
• Apoyo y fomento del crecimiento de las Pymes, promoviendo la incubación de nuevas empresas, las exportaciones y la capacitación.
• Políticas antiinflacionarias con desarrollo de la oferta, desmonopolización y desconcentración de la economía.
• Inserción en el comercio internacional en base a productos industriales de alto valor agregado y el equilibrio comercial con la región.
• Independencia tecnológica con promoción de la investigación y el desarrollo.
• Fortalecimiento de las universidades públicas y de las escuelas técnicas.
• Apuesta al conocimiento generado por técnicos y científicos argentinos.
• Política exterior independiente articulada con nuestros países hermanos que potencie las posibilidades de la región y de América en el mundo.
• Ruptura de las asimetrías sociales transfiriendo recursos de manera solidaria.
• Predominio del capital nacional vinculado a los sectores con mano de obra calificada y producción industrial de alto valor agregado.
• Eslabonamientos productivos con creación de redes e integración vertical de las industrias.
• Utilización de los recursos del Estado para mejorar la infraestructura productiva.
• Integración regional estratégica.
• Justicia independiente, derechos humanos y memoria.
• Más y mejor salud para todos.
• Mejores jubilaciones pagadas por cada vez mayor cantidad de obreros registrados y con salarios justos.
• Políticas de estado pensadas estratégicamente para ser útiles por varias generaciones. No estamos en el paraíso, pero ya dejamos el infierno. Debemos comprometernos para convencer: el crecimiento y el desarrollo, la inclusión social, la recuperación de la industria, no han sido un premio de la lotería ni algo que nos pasa a cada uno de nosotros sólo por nuestra habilidad o talento. El talento y la capacidad emprendedora de todo empresario se frustran inevitablemente si no crecen al calor de las políticas públicas, si no son alentados y protegidos. Nuestra participación debe disputar sentidos, aportar una nueva mirada para que se entienda de una vez por todas: todo lo que falta, los errores y defectos que podamos señalar hoy no desacreditan el modelo, ni las políticas públicas llevadas a cabo en estos años. Son, por el contrario el desafío para involucrarse y reclamar el lugar que nos corresponde como empresarios a la hora de gobernar y profundizar el rumbo económico, político y social. Tenemos el derecho y abrigamos el orgullo de decir públicamente que estamos agrupados. Porque agrupados y organizados apoyamos el curso iniciado en 2003 por Néstor Kirchner, y porque vamos a trabajar, como empresarios que hacen política, para consolidarlo y profundizarlo, bajo una nueva gestión de Cristina Fernández de Kirchner.

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