
03/07/2025
CRUZ DEL EJE, TRANQUILIDAD GARANTIZADA(SI NADIE PREGUNTA NADA)
En los últimos días, una situación que combina sorpresa, decepción y denuncia ha sacudido al municipio de Cruz del Eje. El presidente del Tribunal de Cuentas, una figura que hasta hace poco se consideraba un bastión de independencia y transparencia, se ve hoy envuelto en una maniobra que no solo pone en duda su autonomía, sino que lo deja expuesto como una pieza funcional al poder político.
Quien alguna vez fue percibido como un hombre de trayectoria intachable, respaldado por el voto popular y defensor del control público, ahora aparece reducido a un taburete político de secretarios designados a dedo y con reputación, cuanto menos, cuestionable. La señal más clara de esta degradación institucional se dio recientemente, cuando el presidente acató ,sin cuestionamientos, la orden de una secretaria municipal para despedir a su propio secretario, dejando al descubierto un preocupante nivel de sometimiento.
Este golpe político no es casual ni aislado. Todo indica que es una reacción directa a la labor de uno de los tribunos de la oposición, quien ha venido cumpliendo con el rol que la ley le asigna, solicitar información pública y analizar la gestión de los recursos municipales. Su actitud, legal y legítima, se ha vuelto incómoda para el oficialismo, sobre todo cuando revela desmanejos financieros y desprolijidades administrativas. Lejos de respetar la función contralora del Tribunal, el poder político local ha optado por disciplinar al órgano de control, pretendiendo usar al presidente como ejecutor de maniobras destinadas a obstaculizar la transparencia y silenciar a quienes investigan. El despido del secretario es solo una muestra del nivel de presión que se ejerce para evitar que salgan a la luz irregularidades que, según distintas fuentes, podrían derivar en denuncias formales.
Incluso, ya se escuchan voces que hablan de una posible renuncia del presidente, quien aparece desdibujado y sin voluntad de resistir las operaciones del poder. A diferencia de algunos concejales que sólo levantan la voz cuando hay un sobre de por medio, este episodio deja expuesto que hay quienes prefieren el silencio y la obediencia antes que el compromiso con la ciudadanía.
La situación amerita una profunda reflexión institucional. ¿Quién controla a los que deben controlar? ¿Hasta qué punto los organismos creados para garantizar la transparencia están libres de presiones? ¿Y qué responsabilidad tiene la ciudadanía en exigir que estos cargos no se conviertan en instrumentos de encubrimiento?....