29/11/2025
“Personas como ustedes no deberían tener hijos,” dijo una mujer cuando me vio embarazada de siete meses. Chris y yo estábamos caminando a casa ese día. Mi barriga era grande y me dolía la espalda. La mujer se detuvo y nos miró. Dijo esas palabras como si no mereciéramos amor. Quería llorar, pero Chris me tomó de la mano y dijo: “No escuches, cariño.” Ambos tenemos síndrome de Down. Nos conocimos en una clase de baile y desde entonces no hemos dejado de sonreír. Él me hace sentir segura. Me pidió que me casara con él con un anillo de plástico y las manos temblorosas. Los doctores nos dijeron que no podíamos criar a un bebé. Aprendimos todo — cómo alimentar, cómo cambiar, cómo amar aún más. Cuando nació nuestro hijo, lloré más fuerte que él. Chris me besó la cara y susurró: “Lo hiciste, mamá.”