15/06/2025
HISTORIA:Hoy existen múltiples formas de evitar un embarazo: píldoras, pr*********os, DIU, inyecciones, parches… Pero durante miles de años, la humanidad se las arregló como pudo, combinando ingenio, superstición… y mucho riesgo.
En el Antiguo Egipto, ya se intentaba evitar la concepción con métodos sorprendentes. Usaban condones rudimentarios hechos de intestinos de animales, colocaban telas entre los genitales o insertaban en el cuerpo femenino una mezcla de pan, miel y dátiles con efecto espermicida. Pero uno de los más insólitos venía del Papiro de Petri: una pasta hecha con excremento de cocodrilo y miel, aplicada directamente en las partes íntimas.
En la Grecia Antigua, el silfio era la estrella. Esta planta, hoy extinta, era tan popular por sus propiedades anticonceptivas que se llegó a representar en monedas. Aristóteles también hablaba de ungüentos hechos con aceite de cedro o incluso con plomo e incienso.
En la China antigua, algunas mujeres bebían mercurio diluido para evitar el embarazo. El remedio era más venenoso que eficaz.
Entre los pueblos judíos antiguos, se usaban extractos de cebolla o alquitrán como barrera masculina, y esponjas absorbentes para intentar retirar el es***ma. También se menciona el uso del “moch”, un tampón rudimentario de algodón.
Durante la Edad Media, los pr*********os de intestinos animales eran comunes. Se ablandaban en leche y se reutilizaban. También se practicaban duchas vaginales con agua y mercurio. Giacomo Casanova, por su parte, usaba mitades de limón como método anticonceptivo femenino.
En los siglos XIX y XX, la ciencia empezó a tomar el relevo: supositorios de quinina, compuestos de fenilmercurio, espermicidas y hasta duchas vaginales con Coca-Cola fueron ensayadas. El dispositivo intrauterino (DIU) de cobre se mantuvo como uno de los más usados por décadas.
A lo largo de la historia, el deseo de controlar la fertilidad ha sido constante… aunque los métodos fueran, muchas veces, más peligrosos que efectivos.