31/01/2024
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- La Asamblea Popular ratificó que sigue en pie la lucha para que se investigue el impacto ambiental de la mega finca de pistachos
SAN BLAS DE LOS SAUCES, ORO VERDE O AGUA PARA LA VIDA: ENTRETELONES DEL LARGO CONFLICTO ENTRE UN PUEBLO QUE PELEA POR SU SUBSISTENCIA Y UNA EMPRESA QUE EN PLENA CRISIS HÍDRICA AVANZÓ CON EL DESMONTE DE 300 HA. PARA SUMARLAS A SU PRODUCCIÓN. EL APOYO DEL GOBIERNO DE QUINTELA A UNA EMPRESA SOSTENIBLE "MODELO" MIENTRAS LOS POBLADORES NO CUENTAN CON AGUA POTABLE, LAS LLUVIAS DESAPARECIERON Y EL TERRITORIO, ANTES RECONOCIDO POR SUS RÍOS, ARROYOS Y CASCADAS, PARECE SECARSE POR COMPLETO
El pistacho, el fruto que proviene del árbol 'pistacia vera', propio de las regiones montañosas y de clima cálido y seco, semidesértico, experimentó en los últimos años en Argentina un fuerte crecimiento de producción, a la par de que en el mundo fue aumentando la demanda, siendo cada vez más apreciado. El "boom" de mercado en el que entró al ponerse de moda como comestible hizo que se lo denominara el nuevo "oro verde", un calificativo hasta entonces reservado para el caso del cultivo olivícola. En 2021 se calculaba que existían en el país unas 3.000 hectáreas cultivadas de pistacho, la mayoría ubicadas en San Juan (2.463) seguidas por las de Mendoza (376) y La Rioja (200).
Pese a ocupar este último lugar en el ránking general, en realidad en La Rioja se encuentra la finca más grande en producción del país. Esto se debe a que esas 200 hectáreas pertenecen a un mismo establecimiento: Pistachos Riojanos SA, establecida en la zona de San Blas de los Sauces, departamento ubicado a cerca de 200 kilómetros de la capital riojana. En el resto de las provincias las fincas o bien son más chicas en extensión o bien son mucho más grandes pero con plantaciones jóvenes, que todavía no alcanzaron el ciclo productivo. Esa es la ventaja en La Rioja.
En 1997 la empresa Pistachos Riojanos SA solicita el gobierno de Ángel Maza los beneficios del régimen de Promoción Industrial de la Provincia de La Rioja (Ley Nacional N° 22021) "para la instalación, puesta en producción y explotación de un establecimiento agrícola destinado al cultivo de pistachos localizado en el departamento Felipe Varela", en el otro extremo de San Blas de los Sauces. El decreto fue firmado por el gobernador Maza, el ministro coordinador Luis Beder Herrera y el ministro de Producción de ese entonces Jorge Bengolea.
La fecha de fundación de Pistachos Riojanos SA data de 1996. Se pueden seguir otros antecedentes: en el año 2000 la Cámara de Diputados de la Provincia autorizó al Poder Ejecutivo, en ese momento encabezado por Ángel Maza, la venta de 100 hectáreas de terrenos estatales a la firma Los Ricardos SA, ubicadas en el departamento San Blas de los Sauces, al oeste de la Ruta Provincial N° 11 "para ser destinado al cultivo de olivos y cultivos anuales". Colindante a esa propiedad ya se encontraba establecida -según figura en el texto de la Ley 6851- "Pistachos Riojanos SA y Pistachos del Norte SA", a las que también se había autorizado la venta de terrenos propiedad del Estado provincial bajo el sistema regulado por la Ley 6565.
Dos años después, se comunica la fusión por absorción de Pistachos Riojanos SA, con domicilio legal y sede social todavía en Capital Federal, de las sociedades anónimas Pistachos del Norte, Los Ricardos y Sierras del Alba. Queda robustecida Pistachos Riojanos, que incrementa su capital y su poderío se vuelve notorio.
Ricardo Baigorría es el productor encargado de Pistachos Riojanos SA y en 2023 la empresa llevó adelante difusión de su actividad en la que describió que la finca ubicada en San Blas de los Sauces "tiene 20 años". Esto es, se remontó tan sólo hacia 2003 en la ubicación actual, siete años después de su año de fundación.
Dada la alta demanda, en estas mismas notas promocionales se informó que a las 200 hectáreas cultivadas se sumarían otras 300 ya para entonces "en pleno desmonte para ampliación del establecimiento". Es decir, la expansión empresarial implicaría un 150 por ciento más de capacidad productiva una vez que las plantas alcancen la condición óptima.
Tras la cosecha mediante máquinas, los pistachos se pelan, luego se separan empleando agua los frutos llenos de los vacíos, y se procede a secar los llenos. Se procesan así unos 14.000 kilos de frutos por día que son seleccionados y fraccionados, salen tostados y salados, o bien crudos. El consumo mayoritario es como snack pero en la actualidad también se incorpora a la cocina gourmet y se elaboran aceites y harinas, hace tiempo que circulan helados y galletitas de pistacho. "Vendemos la mitad de la producción para consumo interno (en Argentina) y la otra mitad a Italia”, indicó Baigorría.
▶️ Sin agua no hay desarrollo, al menos no para el pueblo
Han pasado años desde que los pobladores de San Blas de los Sauces vienen denunciando a la finca Pistachos Riojanos SA por supuestamente agravar las condiciones de la larga sequía que atraviesa el territorio, una situación que sufre gran parte de Argentina y en especial impacta en La Rioja. El Departamento es reconocido por sus quebradas y cascadas, incluida la renombrada Quebrada de Andolucas, sede la Fiesta Provincial del Turismo y entre los sitios preferidos por los riojanos para realizar una escapada en verano. Pero eso pareciera que va camino a ser una postal del recuerdo.
San Blas de los Sauces, el pueblo que viene secándose, así lo patentizan los vecinos que consternados resolvieron organizarse y conformar la Asamblea popular emergencia hídrica, Los Sauces , en defensa del agua, y que no transigen a dejar de apuntar a la empresa por los cambios drásticos que hubo en la zona, el acaparamiento del recurso por medio de múltiples perforaciones para extraer agua de napas subterráneas y el presunto uso de tecnología para evitar las tormentas que podrían dañar sus plantaciones. Asimismo, afirman que no hay seguridad con respecto al manejo de pesticidas y los residuos químicos que se desecharían sin más a un arroyo de la zona. Y como si todo esto fuera poco, ahí está la tremenda acción de desmonte que se realizaría mediante incendios controlados. Precisamente, el desmonte de cientos de héctareas para ampliar aún mas la finca sobre el que volveremos más adelante.
"El departamento de San Blas está sin agua y en sequía extrema a tal punto que la cascada de Andolucas está seca por primera vez. La plantación de pistacho radicada allí vive tirando bombas desde hace años para esquivar las tormentas y la consecuencia está a la vista. Es responsabilidad de las autoridades riojanas hacer cumplir la ley y en su defecto reglamentarlas de modo que no afecte de esta manera", sostiene una de las campañas de junta de firmas impulsadas desde el pueblo para exigir que las autoridades tomen cartas en el asunto, y no precisamente sólo en beneficio de los intereses empresariales. Los puestos de trabajo generados son mínimos -manifestaron- y así fueran más, ello no justicaría el daño sobre los bienes naturales comunes y los derechos de todos y todas.
Sin agua no hay desarrollo de los pequeños productores agrícolas históricos del lugar -muchos de los cuales han desistido de seguir luchando con sus familias por preservar sus cultivos-. Sin agua no hay subsistencia digna posible y son varios los barrios de las zonas más pobladas que no cuentan con ella mediante la red de suministro de agua potable y deben ser provistos periódicamente por camiones cisterna ante la emergencia.
Los escudos de las autoridades provinciales son dos: la provincia atraviesa una crítica situación hídrica a raíz del cambio climático, con una sequía inédita por falta de lluvias. Y eso no es de este año, sino que se retrotrae bastante. A lo que se agrega "la permeabilidad del lecho del río y la existencia de malezas y cañaverales que consumen el agua en la zona".
El segundo argumento, incipiente, aunque en las últimas horas perdió fuerzas quizás porque lo reiterativo y lo demasiado politizado en el uso deja de tener efecto, y además se vuelve continuamente refutado por el pensamiento crítico de quienes observan sin anteojeras partidarias, es que el consabido "no hay plata" del Gobierno nacional lo retrasa y lo complica todo. Por las dudas, ¿vió?
▶️ Una zona de anunciado estrés hídrico y desertificación
"Hicimos un estudio del agua que ellos (por la empresa) extraen: no causan ningún tipo de perjuicio a la comunidad", garantizó el ministro de Agua y Energía, Adolfo Scaglioni, quien llegó hasta el lugar y anunció: "vamos a poner en funcionamiento varias perforaciones, vamos a solucionar el problema”. Hasta ahora habilitaron dos perforaciones, una de ellas destinada al riego, la otra a aumentar la presión en los barrios.
El funcionario anticipó que se trabajará para mejorar la captación y la presión en el suministro de agua potable. Todo esto después de que las y los vecinos se manifestaran llevando a cabo acciones de protesta que tomaron relieve nacional y que se difundieron mucho más cuando la policía local intentó con una supuesta orden judicial desalojar el bloqueo de camiones frente a la finca. Los forcejeos no fueron por resolver el problema a los vecinos, sino por alejarlos y amedrentarlos para que no impidan que más maquinaria llegue a las instalaciones de la expansiva empresa de monocultivo. En cuanto a las soluciones, antes, al parecer, esas sí que no llegaban. Durante años no llegaron.
Desde que asumió Ricardo Quintela las y los legisladores viene prorrogando la Emergencia Hídrica y Agropecuaria en la Provincia, la que fue sancionada incluso previo a su gestión, en 2018. En 2020 el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Agricultura y un área de proyectos especiales, diseñó un programa para "la readecuación de los sistemas de riego superficiales de San Blas de los Sauces". El diagnóstico de ese estudio pormenorizado señala que "en la zona las lluvias son generalmente torrenciales y localizadas, con alta variabilidad tanto estacional como interanual... La estación húmeda comienza en octubre y se prolonga hasta marzo y, en general, no hay sequías prolongadas que la interrumpan". Se habla de cuatro años atrás.
No obstante, en ese mismo documento se advierte que el territorio forma parte "de la región de Argentina que presenta los mayores riesgos por cambio climático. Las proyecciones de los modelos climáticos en todos los escenarios son de un calentamiento muy importante, más pronunciado en el norte con escasos cambios en las precipitaciones, lo que acentuaría el estrés hídrico y provocaría un retroceso generalizado de los glaciares cordilleranos, entre otros impactos. La región andina, junto con sus quebradas y valles del piedemonte en el centro oeste y noroeste de Argentina tiene climas que van del semiárido al desértico extremo, por lo que su principal factor limitante para los sistemas ecológicos y la vida es el agua".
Ya en ese momento las proyecciones climáticas para las próximas décadas indicaban un "aumento de la temperatura media entre 0,5 y 1º C; aumento de las temperaturas máximas y días sucesivos de calor; no se esperan cambios en las precipitaciones medias pero si en su distribución con mayor presencia de eventos extremos; en lo que respecta a la relación con los procesos productivos, una menor disponibilidad hídrica debido a un aumento de la evapotranspiración".
La investigación determinó que "a lo largo de todo el siglo XXI, se acelerarían los procesos de desertificación con menor eficiencia del uso del agua por los sistemas ecológicos, menor productividad, mayor fragmentación, pérdida de suelo, y de nutrientes y, posiblemente, el corrimiento o reducción del rango geográfico de algunas especies, con la consecuente extinción local de algunas de las menos tolerantes a las nuevas condiciones ambientales". Asimismo, "los sistemas agrícolas ganaderos se verían afectados significativamente si no desarrollaran adecuadas estrategias adaptativas, con especial atención a la optimización del uso de los recursos hídricos y demás cambios en los modelos productivos y prácticas de manejo".
▶️ Ratificación de las exigencias puntuales de la Asamblea
Aún con el alerta indicado en estos estudios y con la situación que quedó evidenciada con el correr del tiempo, las y los pobladores que hoy conforman la Asamblea Popular de Emergencia Hídrica siguieron reclamando que se llevarán a cabo las investigaciones pertinentes de un modo responsable para determinar el impacto ambiental de la explotación productiva de pistacho en la zona, al igual que el desarrollo de obras para aminorar los efectos de la sequía: el pueblo de iba quedando en la banquina, sin respuestas, mientras que la finca arrollaba y avanzaba a pasos agigantados.
En la última reunión con las autoridades, llevada a cabo este martes, los ciudadanos exigieron a todas las empresas con monocultivos: "la suspensión inmediata de las bombas de extracción al margen del río Los Sauces; como así también la suspensión de todo proyecto de ampliación de empresas monocultivo". La intención es que se prohíba la instalación de bombas al margen del río que pertenece a la comunidad y que sólo benefician a los emprendimientos privados.
Además, pidieron al gobierno de Ricardo Quintela la inmediata "construcción de plantas potabilizadoras porque la población no está consumiendo agua potable, lo cual es gravísimo para la salud pública con consecuencias irreparables". También exigen "integrar los equipos técnicos que realizarán los estudios del impacto ambiental sobre la contaminación del agua, aire y suelo que produce la empresa Pistachos Riojanos SA, teniendo en cuenta que nunca se presentaron durante los 25 años que está en el territorio".
El reclamo incluye la demanda de que "se validen los estudios independientes que presentará la Asamblea" y la ratificación de la denuncia sobre "la apropiación y expropiación de las aguas superficiales y subterráneas que beneficia a los megaemprendimiento de monocultivo y que le quitan agua a los pobladores, que fuimos los que históricamente sostuvimos la economía y producción local en equilibrio con la naturaleza, hasta que llegó la empresa de pistachos y otras favorecidas indiscriminadamente".
▶️ La pregunta de las 300 hectáreas
Hay un punto crucial en este contexto que como tal debe ser valorado y no puede ser dejado de lado, dado que convoca al sentido común. Le pedimos lector o lectora que preste mucha atención y lo analice detenidamente, sin dejarse coartar por reduccionismo de ningún sector:
Si la zona se encuentra en extrema sequía, con anticipos de desertificación en aumento, bajo emergencia hídrica declarada en las máximas instancias institucionales, si está a la vista que no hay agua en ríos y arroyos por falta de lluvias y que tampoco hay presión para algo tan esencial como el suministro de agua potable a la población, tal como reconocen las autoridades, y esto constituye la base de sus explicaciones respecto a lo que sucede, quitándole así el peso de responsabilidades a la "empresa modelo" que intentan promocionar...
Cabe preguntarse, ¿cómo es entonces que la mega finca Pistachos Riojanos SA, la más grande del país, con esa condiciones tan preocupantes, tan delicadas, tan al límite, que condicionarían gravemente cualquier proyecto a futuro, encara una expansión de 300 hectáreas más, realizando a todo motor un desmonte que abarcaría desde la localidad de Cuipán a Los Robles, extendiéndose también sobre otras zonas?
¿Es que puede prescindir del riego? El riego está directamente asociado a la productividad y por tanto debe haber sido tenido en cuenta. Si bien tanto el olivo como el pistachero son especies resistentes al estrés hídrico, su productividad aumenta con el riego adecuado: permite mantener en los árboles volúmenes mayores de copa que se traducen en mayor producción de frutos. Es conocido además que el riego garantiza que haya menos frutos vacíos, aumentando la cantidad y calidad de la producción y dando más valor a la cosecha (son datos extraídos del Departamento de Ciencias Agroforestales de la Universidad de Sevilla, España).
Por tanto, aún cuando "el árbol de pistacho es una especie resistente a la sequía, cuando las condiciones de sequía son extremas puede sufrir un estrés hídrico que afecta su capacidad para absorber agua y nutrientes del suelo. Esto puede provocar que se marchiten sus hojas y disminuya su capacidad para producir frutos, y también presente una debilidad que facilite el desarrollo de enfermedades fúngicas y plagas", indican por su parte empresarios que se especializan en la materia.
Del mismo modo, es sabido que los productores de pistacho apuestan a mejorar el aporte a las necesidades de las plantas para acortar así el tiempo en que éstas permanecen improductivas, esto es cuando son muy jóvenes. En el cuidado de los pistacheros hay que tener en cuenta que, aún en ese periodo sin frutos de los primeros años, producen acumulación de reservas que influirán sobre las primeras fases del próximo cultivo.
Ya en edad productiva, el estrés hídrico durante la primera fase de cultivo tiene consecuencias en el crecimiento y tamaño de los frutos. El aporte de agua también incide en la tercera fase, la de llenado de los frutos y su cosecha. La planta debe recuperarse para mantener un buen resultado final de producción. Los coeficientes de cultivo según la estación de riesgo se incrementan significativamente en el caso del pistacho y son más constantes en el caso de la aceituna.
¿Que productor avanzaría con 300 hectáreas más de cultivo si no tuviera buenas perspectivas con respecto a generar una buena captación y aprovechamiento del agua?
Puede asimilarse la imagen a una explotación de la minería a gran escala: mientras todo a su alrededor perece, el fruto económico de lo que se extrae en un punto florece. Y eso no es reprochable al empresario, cuya finalidad principal es maximizar sus ganancias, sino a las responsabilidades políticas que tienen mandato de velar por el bienestar general, la preservación y sostenibilidad del ambiente, y los derechos universales superiores, tanto que se proclama las bondades de "la renta social" por sobre la financiera.
Quizás se haya pasado por alto algún factor de análisis en este informe, es posible; quizás haya una respuesta certera a esto que sólo puede ser planteado como conjetura. Lo cierto es que por lo pronto, relacionando la información hasta aquí obtenida con criterios de indagación racionales, hasta donde llega la tarea periodística en proceso, se puede afirmar que entre una cosa y la otra: esto es, la emergencia hídrica y la sequía que afectaría -como sostienen los funcionarios- indefectiblemente a todos por igual, y la decisión de la empresa de ampliar la superficie de producción, desmontando más hectáreas en Los Sauces para dar sostén a un 150 por ciento más de terreno con plantaciones, hay cosas que hacen ruido y que son todo un contrasentido. Algo no encaja y refuerza las sospechas.
Una certeza: es al pueblo al que siempre hay que darle la mano en sus luchas, las que mantiene aún siendo pequeño, con sus carencias y desamparo, en contra del avance de los sectores todopoderosos, aquellos espacios de consenso entre grandes grupos corporativos dominantes en el que tan bien se conjugan los intereses políticos y los empresariales, todo sea en función de "empresas modelo" que se arreglan con mera fachada ecológica, y lo dicen sin ponerse colorados los mismos dirigentes que después agitan "banderas populares". Lo que, definitiva, tan bien resulta para ellos y tan mal resulta para las comunidades y su legítima defensa del derecho a la vida y a los bienes naturales de sus territorios.
La patria no se vende. Eso hay que tenerlo claro en absoluto, es decir, sin flaquezas, con dignidad insobornable afianzada por los valores. En absoluto: en todos los casos. La patria, el terruño, no se vende, y no es sólo un eslogan. Es determinación. De eso, los pueblos, aún los más afectados por el olvido y la postergación que por la sequía, es mucho lo que saben.
Javier Martínez (Editor) ✍️
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