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Transparencia Ciudadana Alem Ciudadanos comprometidos con la transparencia de las instituciones de Leandro N. Alem, Misiones, Arg

LA COSA NO ESTÁ FÁCILAlgo que deberían tener bien presente todos los intendentes renovadores es que el líder de este esp...
05/07/2025

LA COSA NO ESTÁ FÁCIL

Algo que deberían tener bien presente todos los intendentes renovadores es que el líder de este espacio político no se informa por los medios, porque sabe que los alcaldes dilapidan el dinero de los contribuyentes en pomposas pautas publicitarias para mostrarse lo más exitosos posible. Por eso, el Driver suele recurrir a informantes en quienes confía.

En este contexto, puede inferirse que fue muy acertado sugerir que el gobernador no se exponga en este polvorín, que podría estallar en cualquier momento.

03/07/2025

Estas patéticas imágenes que fueron registradas en el Concejo de las sesiones ordinarias, el 1 de julio de 2025, luego de finalizado el Orden del Día, exponen una situación tan alarmante como indignante, que algunos comunicadores locales vienen señalando desde hace tiempo.

Mientras algunos trabajadores cesanteados por el Ejecutivo Municipal acudían al recinto legislativo para expresar sus reclamos y angustias, el presidente del Concejo, incapaz de dejar pasar una oportunidad para la autopromoción, montaba su clásico show: había convocado a los beneficiarios de unos flamantes padrinazgos aprobados minutos antes, no para entregar nada de valor, sino para posar para la foto.

Un verdadero espectáculo de utilería, con papeles "provisorios" y promesas de resoluciones "que salen en unos días". Al final, el propio presidente le confiesa a uno de los beneficiarios que lo que le dio no tiene validez formal.

La postal fue digna del hartazgo ciudadano: el recinto que debería representar a la comunidad entera se convirtió en un escenario de exhibicionismo político barato. La casa del pueblo resonó una vez más, pero esta vez fue un estruendo desafinado, desprolijo y profundamente ofensivo para quienes aún creen en la institucionalidad.

03/07/2025

CASI TODO MAL

Entre errores ortográficos, furcios vocales, ausencia de criterio y reculadas por falta de agallas, el Concejo en sus sesiones ordinarias, nos demuestra una vez más que, en la política local, puede suceder cualquier cosa, e incluso, lo más absurdo podría oficializarse. Lo que sigue intenta ser un análisis objetivo desde el punto de vista crítico del periodismo.

El 13 de mayo de 2025, bajo el Expediente 121-2025, ingresó al Orden del Día del Concejo un proyecto del bloque oficialista, en el cual se proponía imponer el nombre de "Barrio Los Pinos" a un Espacio Verde que había sido usurpado por ocupantes ilegales, privando así a los legítimos compradores de los lotes adyacentes del derecho a contar con un área común de recreación y un pulmón verde para el barrio. La iniciativa, que alegaba ser una respuesta a un pedido realizado por un grupo de vecinos del lugar, fue leída en sesión y derivada a la Comisión de Asuntos Sociales.

Semanas después, justo antes de las elecciones provinciales, el 3 de junio ingresó una nota firmada por otro grupo de vecinos del asentamiento, manifestando su deseo de conservar el nombre con el que, para la posteridad, se había hecho tristemente célebre esa zona tomada: "Espacio Verde Km 40". En la nota solicitaban que esa denominación fuera oficializada mediante ordenanza. Lo habitual es que las notas vecinales pasen a la Secretaría del Concejo, pero en esta oportunidad, tras un furcio de la vicepresidente que mencionó al concejal "Anderson" al otorgarle el uso de la palabra, la nota terminó integrándose al Expediente 121-2025, que aún se encontraba en la comisión correspondiente.

Finalmente, en la sesión del 1 de julio, el pleno del Concejo resolvió archivar el proyecto presentado por el bloque oficialista, que intentaba bautizar con el nombre de "Barrio Los Pinos" a este predio originalmente usurpado, pero luego bendecido por la política, que, con su habitual desidia, terminó convalidando la ocupación.

Hasta aquí, el panorama es el siguiente: la nota de los vecinos que pedían conservar el nombre "Espacio Verde Km 40" logró su cometido a medias. El proyecto "Los Pinos" fue archivado. Pareciera que el Concejo, sin decirlo en voz alta, optó por no contrariar a nadie, ni a los vecinos ni al calendario electoral. Lo cierto es que, al día de hoy, el asentamiento continúa sin un nombre oficial establecido por ordenanza. Todo esto se debe, en buena medida, a la incapacidad del Concejo para explicar a la comunidad que los nombres de los barrios no pueden, bajo ningún concepto, hacer apología del delito. "Espacio Verde Km 40", por más que haya sido adoptado popularmente, es un recordatorio permanente de la usurpación que dio origen al asentamiento. Oficializarlo sería, lisa y llanamente, el blanqueo político de una irregularidad que debería ser corregida, no celebrada, convirtiendo el atropello en nomenclatura. Y todo, claro, con la firma y el sello del 'Honorable' Concejo, que en este caso se convertiría en la escribanía de los hechos consumados.

Por todo lo anterior, si la Comisión de Asuntos Sociales algún día decide sacar esta nota del letargo administrativo e insiste con la propuesta de este segundo grupo de residentes del asentamiento, sería deseable, por simple decoro semántico, que el nombre elegido refleje, aunque sea mínimamente, la historia real del lugar. Propuestas honestas no faltarían: "Espacio Verde Usurpado", "Barrio Asentamiento Ilegal", o, con un toque de ternura populista, "Los Okupas del Espacio Verde". Al fin y al cabo, si vamos a bautizar, que no nos falte sinceridad, ni ese humor involuntario tan típico de la política local.

Toda esta terminología de tono rudo empleada anteriormente tiene un propósito: hacer entender a este grupo de residentes que insistir con este nombre es como jactarse de pertenecer a una cultura villera que se vanagloria de los delitos cometidos. Puede que estos ya hayan prescrito, o que la política haya intentado suavizarlos bajo pretextos sociales. Por lo tanto, cuanto antes logren borrar el estigma de 'okupas' o de usurpadores, mejor para todos.

Aunque pueda parecer un detalle menor, resulta tan revelador como hilarante: el encabezado del proyecto de ordenanza presentado por el bloque proponente consigna, con total solemnidad, el nombre "BLOQUE RENOCADOR: CRECIENDO DE NUEVO". Sí, Renocador, con "c". Una joya tipográfica que resume, en una sola palabra mal escrita, el nivel de revisión y cuidado con el que se elaboran documentos oficiales en el ámbito de lo que debería ser, al menos por su denominación formal, el 'Honorable' Concejo.

Pero claro, entre errores como este y otros mucho más graves que sí afectan directamente a la ciudadanía, no sorprende que cada vez más comunicadores locales hayan comenzado a prescindir de los términos "honorable" y "deliberante" al referirse a dicho cuerpo legislativo. Y mientras algunos aún se preguntan por qué la prensa realiza tantas observaciones críticas sobre lo que sucede puertas adentro del Concejo, la respuesta está a la vista: ni siquiera son capaces de escribir correctamente el nombre de su propio bloque.

Para cerrar, el título "Casi Todo Mal" intenta llamar la atención sobre cómo las cosas pueden salir mal, incluso cuando la intención fuera buena. En este caso, la voluntad de imponer un nombre normal a un barrio por parte del bloque oficialista fue una iniciativa acertada, pero su rápida abdicación sin dar pelea, aún teniendo todos los argumentos a su favor, demuestra que algunos ediles no están a la altura de las circunstancias. Por otra parte, la intervención del concejal Andersen, solicitando que la nota de los vecinos pase a la Comisión de Asuntos Sociales en lugar de dirigirse a la Secretaría del Concejo, también es algo que debería suceder habitualmente, es decir, que los concejales mocionen que las notas vecinales pasen directamente a las comisiones, como se hacía en otras épocas. Aunque, en este caso, el resultado terminó siendo casualmente contraproducente.

Ahora sigamos con el análisis de lo que no se ha hecho del todo bien. En primer lugar, la interceptación de la primera nota de los vecinos por parte del bloque oficialista, tomándola directamente sin que la misma siquiera ingresara en el Orden del Día, tiene dos lecturas. Una, positiva: podría alegarse el interés por resolver los pedidos vecinales con celeridad. La otra, negativa: le da al oficialismo que preside y maneja los hilos del Concejo acceso a información privilegiada, lo que le otorga una ventaja evidente frente a la oposición, dándole la posibilidad de seleccionar las notas ingresadas que le resulten más convenientes o atractivas políticamente.

Otro aspecto que no ha sido manejado correctamente tiene que ver con las formas. Este error ortográfico en el encabezado de todas las presentaciones del bloque oficialista da miedo. Asusta que no se percaten de algo tan evidente, escrito en letras mayúsculas de gran tamaño. Esto genera la inquietante impresión de que, si no advierten lo obvio, en la letra chica podrían esconderse las verdaderas sorpresas.

Luego, lo que definitivamente no se ha hecho bien es el veloz pase al archivo del proyecto más sensato. Aquí la crítica apunta a la falta de capacidad para sostener con argumentos una propuesta válida. Y vaya si hay argumentos: abundan y sobran.

Tal vez por eso, y no sin algo de justicia poética, la prensa local ya lo ha rebautizado como "el Concejo de las sesiones ordinarias", no por su calendario de funcionamiento, sino por lo ordinario de su contenido.

Este es un aporte de Rogelio Zir, con el propósito de advertir sobre el riesgo de que el Concejo, por negligencia o torpeza, incurra en una forma burda de apología del delito al oficializar nombres de barrios en Alem.

¿Y, por casa cómo andamos?
01/07/2025

¿Y, por casa cómo andamos?

Según el informe de la Memoria y Balance el año pasado se gastaron 7 millones de pesos por día en obra pública, sin embrago el edil Alejandro Verón no obtuvo respuesta cuando consulto el detalle de obras y exige que le municipio presente los comprobantes

DEFENDIENDO AL FEUDO DEL FÜHRERAl parecer, los impuestos provinciales "no son el problema". Lo dice, con tono paternal y...
01/07/2025

DEFENDIENDO AL FEUDO DEL FÜHRER

Al parecer, los impuestos provinciales "no son el problema". Lo dice, con tono paternal y casi condescendiente, una flamante diputada electa por el partido que gobierna Misiones desde 1999. Un cuarto de siglo de poder absoluto y, según ella, aún no logran que "vuelvan" los recursos de Nación. ¿Culpa de Buenos Aires? Tal vez. ¿Culpa de ellos mismos? Nunca.

Pero tranquilos, nos aclara que los únicos impuestos que "quedan en Misiones" son los misioneros. Claro: quedan en Misiones… pero no necesariamente para los misioneros. Se diluyen entre organismos duplicados, fundaciones fantasma, cargos a dedo, campañas de carteles gigantes y la permanente multiplicación de dependencias con nombres rimbombantes.

Y si de impuestos se trata, mejor no hablar de la Aduana Paralela, ese ingenioso mecanismo colonial montado en los accesos a la provincia, donde los comerciantes deben rendir tributo antes de entrar. No importa si vendieron algo o no: pagan por adelantado, como si cruzaran el foso del castillo. Todo en nombre del desarrollo, claro. Porque no hay caminos sin peajes abusivos, ni energía sin diezmos disfrazados de tasas.

Dicen que las alícuotas son más bajas que en Córdoba o Buenos Aires. Pero omiten que allá no existe un sistema donde un burócrata encapuchado en un puesto de control decide si tu camión puede pasar o no. En Misiones, sí. En Misiones tenés que explicar por qué transportás mercadería, justificar tu existencia económica… y pagar por anticipado. Porque acá el Estado no es un socio: es un patrón.

Y encima nos dan lecciones de moral fiscal: que Mercado Libre, que el IVA, que la Nación. Pero cuando hay que hablar de cómo se gasta lo que se recauda, ahí sí que reina el silencio feudal. Los verdaderos "dueños" del poder no rinden cuentas: reparten planes, subsidios, obras a dedo y favores, todo con el sello del "misionerismo", ese eufemismo moderno para no decir clientelismo.

¿Querés bajar impuestos? Perfecto. Empezá por levantar la aduana interna y dejar de exprimir a las PyMEs que generan empleo de verdad. Empezá por revisar el gasto improductivo y frenar la multiplicación de oficinas públicas sin función. Y, sobre todo, empezá por entender que gobernar no es recaudar compulsivamente, sino administrar con honestidad.

Porque los únicos que no crecen… son los misioneros que siguen bancando un modelo que hace agua por todos lados, pero que sigue vendiéndose como si fuera un oasis.

30/06/2025

UN CHANCHO SOÑADOR DE VERDAD
Por Rogelio Zir

Crónica de un sueño imposible en tiempos de narcisismo institucional. A veces, el chancho sueña más claro que muchos ciudadanos despiertos.

Dicen que "sueña el chancho" cuando alguien se ilusiona con lo imposible. Pero este no era cualquier chancho. No, señor. Este era un chancho soñador de verdad.

Con la panza revuelta de tanta desilusión, las retinas inflamadas de tanto logo no oficializado, y el eslogan personal aún zumbándole en los oídos como mosquito institucional, el chancho cerró los ojos. No porque tuviera sueño, sino porque ya no tenía ganas de ver.

Y fue entonces, cuando su angustiante depresión cedió, que cayó en un sueño profundo.
Y soñó.
Soñó de verdad.

Soñó con una ciudad gobernada por alguien que respetaba los símbolos municipales oficialmente instituidos y que utilizaba el escudo como único emblema institucional: un intendente conocedor y cumplidor de la Carta Orgánica.

Vio, en esa utopía imposible, un gobierno en el que los recursos públicos no eran instrumentos de campaña permanente ni plataformas para el salto a cargos más altos. Donde la ostentación no devoraba el presupuesto, con partidas presupuestarias para publicidad, homenajes y eventos mínimas y justificadas. Donde la propaganda era discreta y la gestión hablaba sola.

En ese mundo de fantasía, los cargos no los ocupaban los amigos del barrio ni los ex compañeros del colegio. No había tías secretarias, ni cuñados manejando publicaciones oficiales destinadas a ensalzar la figura del intendente en las redes sociales. Allí, los funcionarios sabían de verdad de qué se trataba su rol. No improvisaban, no aprendían sobre la marcha ni llegaban al cargo por haber compartido la campaña proselitista.

Y lo más increíble: el chancho vio una gestión con un solo liderazgo claro, no un rejunte de egos disputándose el sillón. Porque ya había soñado antes con alianzas simpáticas para ganar elecciones, pero que a la hora de gobernar se convertían en sociedades anónimas del desgobierno. Esta vez, el chancho soñó con alguien que asumía la responsabilidad, sin excusas ni socios incómodos.

Pero la cosa no terminaba ahí.

En el sueño, las Audiencias Públicas no eran pantomimas: se hablaba de números concretos, sin evasivas frases como "no vamos a dar cifras". Se conocían los sueldos y dietas de los funcionarios sin necesidad de filtraciones. Se publicaban los montos de la pauta oficial, incluyendo cuánto se destinaba a cada medio.

Y hubo más.

Conferencias de prensa de verdad. No monólogos disfrazados de diálogo, no prensa amiga con preguntas guionadas, sino periodistas locales con voz propia, con opiniones distintas, incluso molestas. Un municipio que no intentaba uniformar los discursos, sino que toleraba y escuchaba las diferencias. Donde el periodismo era prensa, no propaganda.

El chancho, entusiasmado, se revolcó de felicidad, porque en ese mundo soñado también existía pluralidad de voces. No había línea única bajada desde el atril, ni medios transformados en repetidoras municipales. Había respeto por el disenso. Había espacio para disentir y criticar, sin temor a consecuencias ni represalias.

Pero como todo sueño hermoso, este también tuvo su final. El chancho empezó a abrir los ojos con lentitud, como quien no quiere volver a mirar. Y ahí estaba otra vez: la realidad. Sin filtro, sin pausa, sin piedad.

Y lo primero que vio fue una fachada municipal tapizada de logos personales. Un Concejo cooptado, convertido en escribanía. Las mismas caras familiares: la tía, el cuñado. Las excusas, las de siempre.

Además, vio que los eventos se habían transformado en trampolines electorales. Que en las Audiencias Públicas se ocultaba la información comprometedora. Que los gastos de propaganda eran inmensos. Que las conferencias de prensa abiertas brillaban por su ausencia.

Enseguida, le llegó la información: desde el poder se presionaba a los contratados para que compartieran las publicaciones oficialistas en sus redes sociales, sin chistar. Que los caminos en los barrios y las colonias estaban intransitables. Y un largo etcétera de pálidas que ya ni sorprendían.

Suspiró el chancho. Porque soñar en este chiquero institucional siempre termina igual: con el retorno brutal a la realidad.

Aunque quién te dice… tal vez algún día haya una gestión que rinda cuentas de verdad, que respete la prensa de verdad, que gobierne para todos de verdad.

Tal vez un día, el sueño deje de ser exclusivo del chancho.

27/06/2025

PERIODISMO: DEL CUARTO PODER A LA PUBLINOTA
Por Rogelio Zir

Cómo el periodismo crítico en Misiones fue desplazado por operadores alineados, comprados con pauta oficial y reducidos al rol de aduladores del poder.

Durante décadas, el periodismo ejerció el rol de cuarto poder: un contrapeso saludable frente a los excesos del Ejecutivo, un canal de expresión para los sectores invisibilizados, un espacio de pensamiento crítico. En la provincia de Misiones, sin embargo, ese poder se ha ido diluyendo, cooptado progresivamente por una maquinaria política que no admite fisuras ni voces disonantes. Hoy, lo que alguna vez fue prensa, se ha vuelto propaganda. Y lo que era opinión, ha sido sustituido por obediencia financiada.

La historia del cerco al periodismo crítico en Misiones no comenzó ayer. En la década del '90, con la multiplicación de radios FM, el entonces gobernador Ramón Puerta ya esbozaba una estrategia para ocupar el espectro con medios afines. Pero el verdadero punto de inflexión llegó con el ascenso de Carlos Rovira y su Frente Renovador: un esquema de poder centralizado, verticalista y absolutamente impermeable a la crítica.

Desde entonces, los medios comenzaron a alinearse con el nuevo orden: primero por conveniencia, luego por necesidad, y finalmente por miedo.

En este ecosistema, la pauta oficial no es solo un recurso publicitario: es la correa de transmisión ideológica entre el poder político y los medios de comunicación. Casi ningún portal sobrevive sin ese ingreso, y quienes lo reciben lo hacen bajo la condición tácita, o explícita, de no cuestionar al patrón de turno.

En ciudades como Leandro N. Alem, la situación roza el absurdo: de más de una docena de FM's, solo un par decidieron conservar su independencia. El resto sobrevive a expensas de la pauta municipal, alineándose con devoción casi religiosa al circunstancial intendente. A esto se suma un fenómeno no menos alarmante: los portales digitales que, antes del desembarco de Sebely en la intendencia, sostenían cierta objetividad, modificaron o silenciaron abruptamente su línea editorial tras figurar en la lista de beneficiarios de la pauta oficial. El cambio no solo es evidente, sino que revela hasta qué punto el dinero público se ha transformado en un eficaz anestésico para la crítica.

Paralelamente, medios provinciales también reciben abundantes recursos públicos provenientes del municipio de Alem. El resultado es una cobertura desproporcionada, donde el nombre del intendente aparece una y otra vez en publinotas inverosímiles disfrazadas de noticias. Basta con revisar sus buscadores internos para comprobarlo: el alcalde genera más resultados que un artista pop.

Algunos enlaces de ejemplo:
https://economis.com.ar/?s=sebely

https://www.periodismomisionero.com.ar/?s=sebely

https://anguacurari.com.ar/?s=sebely

https://misionesonline.net/?s=sebely

Ahora bien, este vaciamiento del periodismo no puede analizarse en aislamiento: forma parte de un fenómeno más amplio de degradación institucional. La república se sostiene sobre un principio tan sencillo como poderoso: la división de poderes, donde cada uno, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, actúa como límite y control del otro. Sin embargo, en Misiones este equilibrio se ha desdibujado: la Justicia responde a directivas políticas, la Legislatura funciona como escribanía del Ejecutivo, y la oposición ha sido reducida a una presencia meramente decorativa.

Frente a este panorama, el periodismo cumple un rol estructural e insustituible: se convierte en el último control, en el único poder que puede seguir denunciando, alertando, revelando. Por eso su independencia es tan amenazada. El verdadero periodismo crítico, el de la vieja escuela, imparcial, incómodo, comprometido con la verdad, se erige como un potencial cuarto poder no institucional, pero imprescindible. Es el único capaz de fiscalizar simultáneamente a los tres restantes y de exponer ante la sociedad los abusos, omisiones y complicidades que estos procuran ocultar.

Cuando ese periodismo se rinde, sea por conveniencia, por miedo o por hambre, todo el sistema cruje. Porque no hay democracia real sin oposición, sin justicia autónoma, y sin prensa libre.
La presión del poder no se limita al condicionamiento económico. En Misiones rige una ley mordaza que busca judicializar las críticas hacia funcionarios públicos. Los periodistas que intentan sostener una línea crítica son blanco de amenazas, causas judiciales o directamente el ninguneo sistemático por parte del aparato estatal.

Con una Justicia subordinada a los mandatos políticos de la Renovación, y un ecosistema mediático convertido en un coro de aduladores, la autocensura se ha vuelto una herramienta de supervivencia. Comunicadores que en otro tiempo fueron críticos han cedido paso a una marea de voceros sin convicciones, más atentos al depósito mensual que a la ética profesional.

En este paisaje desolador, la figura del "periodista de la vieja escuela" parece casi extinta. Aquellos hombres y mujeres que creían en el equilibrio, la veracidad y el derecho a incomodar han sido reemplazados por operadores de micrófono, community managers camuflados de cronistas, y editores que consultan al intendente antes de titular una nota. Aun así, algunas voces persisten, intentando sostener la llama de la crítica independiente.

La consecuencia es clara: la prensa ya no forma opinión, y por lo tanto, ya no incomoda al poder. Lo que era un faro se ha vuelto un reflector portátil, siempre apuntando al político que paga mejor.

La gente lo percibe. Lo padece. Y se aleja. La saturación de contenidos prefabricados, de noticias que parecen redactadas por un asesor de imagen, ha producido un efecto contrario al deseado: la desconexión del público. La ciudadanía tiende a descreer de todo lo que se publica, convencida, no sin razón, de que todo medio es un engranaje más de una maquinaria de propaganda. Esta tendencia se observa en la disminución de la credibilidad de los medios tradicionales y el aumento del escepticismo ciudadano.

Lo que está en juego no es solo la calidad del periodismo, sino la calidad misma de la democracia. Un sistema político sin crítica, sin disenso, sin relato alternativo, está condenado a la autocomplacencia, al abuso y al autoritarismo. Recuperar un periodismo independiente en Misiones es una urgencia. Porque sin prensa libre, no hay control. Y sin control, no hay ciudadanía: solo audiencia.

¡Cuando la prensa se rinde, la democracia se apaga!

CARADURISMO EXTREMO: Meta pauta y la bolsaACTO I: El intendente reparte pauta.ACTO II: El medio beneficiado publica publ...
25/06/2025

CARADURISMO EXTREMO: Meta pauta y la bolsa

ACTO I: El intendente reparte pauta.
ACTO II: El medio beneficiado publica publinotas ensalzando la gestión.
ACTO III: En las Audiencias Públicas se niegan a dar cifras.

Son varias páginas:
https://bit.ly/MetaPauta

https://www.periodismomisionero.com.ar/?s=sebely

Por si alguien todavía creía que las publinotas eran casuales: el portal que no para de alabar al intendente figura entre los beneficiarios de la pauta oficial.

¿El monto? Se niegan a informarlo.

¿El objetivo? Bastante claro: vendernos gestión donde solo hay marketing pago.

Todo con el dinero de los contribuyentes, por supuesto.

25/06/2025
23/06/2025
19/06/2025

UNA SOCIEDAD POLÍTICA QUE TERMINA SIENDO UN LASTRE
Por Rogelio Zir

En la cúspide del edificio municipal se yergue un joven alcalde cuya única cualidad notable, además de su terquedad de granito, es haber sabido rodearse de un coro de aduladores tan efusivos como vacíos. El "equipo de trabajo" que luce en cada foto institucional parece más un cuerpo de animadores que un gabinete de gobierno: repiten consignas huecas, celebran ocurrencias triviales como si fueran revelaciones divinas y jamás contradicen al jefe, no por convicción, sino por absoluta falta de ideas propias.

Pero lo realmente tóxico de esta gestión no nace en ese despacho, sino en la sociedad política que la hizo posible. El joven edil alcanzó el poder gracias a un pacto de conveniencia en el que cada socio político aportó votos a cambio de cargos. El resultado es un municipio plagado de punteros cuya única credencial es haber militado en la campaña, y cuya misión actual no es gestionar, sino ocupar una silla. El mérito, la formación o la capacidad quedaron en segundo plano frente al "trabajo territorial", eufemismo que en este caso significa haber llevado gente al acto o haber repartido volantes con más entusiasmo que comprensión.

Este reparto obsceno de espacios también ha tenido consecuencias estructurales. La Carta Orgánica Municipal establece Direcciones específicas como órganos funcionales del gobierno local, pensadas para organizar y jerarquizar las políticas públicas. Sin embargo, en esta gestión las Direcciones han sido desmanteladas o vaciadas. Casi no queda ninguna. Han sido reemplazadas por un batallón de "Coordinaciones", una figura ambigua, informe, muchas veces creada a medida del puntero que había que ubicar. Así, donde debería haber conducción técnica y planificación estratégica, hay improvisación con título rebautizado.

La degradación institucional no es casual; es funcional. Las Direcciones suponen responsabilidad, estructura, objetivos. Las Coordinaciones, en cambio, permiten eludir exigencias, acomodar nombres sin currículum, y pintar de modernidad lo que no es más que precariedad y desorden. Son cargos pensados no para transformar la ciudad, sino para cumplir con la planilla del "a quién le debemos qué".

Mientras tanto, los vecinos esperan soluciones. Pero del otro lado hay un gobierno que ya no se ocupa de gestionar, sino de repartir. Un teatro de aficionados donde nadie estudia el libreto y todos improvisan la misma obra fallida. Las decisiones importantes no se toman; se reparten entre clanes. Las políticas públicas no se diseñan; se sortean como premios de consuelo. Y el alcalde, aferrado a su eslogan, no gobierna: administra la fidelidad de su tribu.

En definitiva, una ciudad gobernada no por los mejores, sino por los más leales. No por los idóneos, sino por los que "pusieron el cuerpo" en campaña. Porque en este municipio, la experiencia no cotiza: lo que vale es haber aplaudido a tiempo.

18/06/2025

PUTERÍO dijo un edil, exponiendo el 'paupérrimo' nivel del Concejo

Un concejal ultraoficialista entró como un caballo, se puso el sayo equivocado y desató un escándalo de proporciones ridículas al lanzar una acusación tan disparatada como gratuita contra lo que él definió como 'una red' que, con apenas un celular, se dedica a registrar y difundir las sesiones del Concejo.

En su perorata delirante, deslizó reclamos que chocan de frente con la esencia misma del periodismo. Pero claro, no sorprende: para este concejal, periodismo es sinónimo de propaganda, y crítica es sinónimo de traición. Desde el micrófono de su programa en una FM regada con generosa pauta oficial, está acostumbrado a repetir gacetillas, aplaudir sin preguntar y recitar el libreto que le baja el intendente, al cual le rinde pleitesía con fervor casi litúrgico.

¿Y qué lo incomoda tanto? Que algunos, sin contratos, sin acuerdos, sin cobrar un miserable peso del erario, registren ad honorem cada sesión y la pongan a disposición de todos los vecinos. Gratis. Libre. Sin filtro. Sin miedo. Periodismo serio. Ese que informa, incomoda y no pide permiso.

Y eso, evidentemente, le resulta intolerable.

Como si todo esto fuera poco, en medio de su alocución desbordada, el edil decidió dejar la modestia en la puerta y, sin el menor rubor, se lanzó a autopromocionarse: se jactó de conducir "el programa más escuchado" de la ciudad. Aplausos para su ego.

Tal vez, en su mundo conventillero, alcance se confunde con credibilidad, y propaganda con periodismo. No es ignorancia. Es conveniencia.

Y mientras lanzaba su diatriba, no tuvo mejor idea que soltar la palabra "puterío" en plena sesión, provocando un gesto inmediato de desaprobación de la señora presidente. El lapsus fue revelador: cuando uno está más habituado al chisme pagado que al control ciudadano, la transparencia siempre parece un escándalo.

Todo este "puterío" lo comenzó el presidente del Concejo en la sesión anterior, al victimizarse por un incidente que supuestamente ocurrió durante la caravana en la que festejaban su reelección como concejal. A lo que el concejal Goichik, al hacer uso de la palabra, mencionó que él también había sido víctima de insultos y desprecios por parte de una radio que recibe pauta oficial, mencionando que lo que más le molestó fue que lo hayan tildado de "PIOJO RESUCITADO". Toda esta catarsis fue realizada en plena sesión, donde curiosamente el debate ha desaparecido, dando lugar a este tipo de acusaciones de conventillo que deberían ventilarse en otros ámbitos.

Con respecto a la falta de respeto que tanto reclaman los concejales oficialistas, es precisamente el periodismo la primera víctima, sí, son los mismos comunicadores que abnegadamente dedican su tiempo libre para divulgar el desarrollo de las sesiones, a quienes se les prohíbe asistir a las reuniones de comisiones, y esto lo decide el presidente del Concejo, el mismo que comenzó todo este "puterío" victimizándose de una manera muy poco verosímil.

Y la falta de respeto de los políticos hacia los ciudadanos y la prensa no termina en acusaciones infundadas ni en victimizaciones lastimeras. La opacidad es constante. La negativa sistemática a informar cómo se gastan los recursos públicos en las Audiencias Públicas sí constituye una verdadera falta de respeto. Y, paradójicamente, son los mismos ediles oficialistas quienes levantan la mano sin pestañear para aprobar el balance de un ejercicio cuya audiencia fue, probablemente, una de las más opacas que se recuerde. Como si eso fuera poco, la inexistencia de conferencias de prensa es otra muestra cabal del destrato que padecen los comunicadores independientes por parte de la camarilla que hoy maneja los hilos del municipio.

La transparencia no es una opción, es una obligación democrática. Aunque para esta gavilla de prepotentes, informar es una amenaza y el oscurantismo, una garantía.

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