29/07/2025
Alerta por productos aprobados por ANMAT a pesar de ser ilegítimos
El escándalo del fentanilo contaminado expuso, una vez más, la ineficiencia —o corrupción— de las autoridades sanitarias argentinas, atravesando distintos gobiernos. La gravedad del caso no radica solo en la sustancia, sino en que la investigación que identificó las bacterias responsables fue realizada por médicos del sector privado, no por funcionarios del Ministerio de Salud.
De haber dependido únicamente del Estado, probablemente los pacientes seguirían muriendo sin conocerse el origen de las infecciones, mientras los laboratorios involucrados —HLB Pharma Group, Laboratorios Ramallo y Droguería Nueva Era— continuarían operando con total legalidad.
Lo cierto es que la ANMAT no realiza controles de calidad reales: no evalúa pureza, concentración de principios activos ni se preocupa por el bienestar del consumidor. Su rol se limita al de agencia recaudadora: cobra por otorgar permisos de etiquetado, incluso cuando ese etiquetado no refleja la verdadera composición del producto.
Desde Noticias Mercedes encontramos un caso paradigmático de falsificación avalada por el propio Estado: el «Treonato de Magnesio» del laboratorio Labs Nutrition, uno de los suplementos más vendidos del país. A pesar de contar con aprobación de la ANMAT (DESA S.A., R.N.E. Nº 04006018), la etiqueta en letra pequeña no menciona treonato de magnesio —un ingrediente costoso—, sino una mezcla de citrato de magnesio y treonina, compuestos completamente distintos del producto que el consumidor cree estar comprando. Mientras Labs Nutrition adulteró y creó imágenes con un etiquetado irreal para mostrar en internet, la etiqueta del frasco admite que se trata de citrato de magnesio.
Intentar verificar los permisos mediante la base de datos pública de la ANMAT es una tarea inútil: el sistema no funciona y se congela ante las consultas, dejando a los ciudadanos sin herramientas básicas de verificación.
Paradójicamente, existen productos que no cuentan con aprobación estatal, pero sí con análisis de laboratorios independientes que certifican su composición, pureza y efectividad. Para muchos consumidores, estos informes privados resultan mucho más confiables que los registros oficiales.
Así, los argentinos terminan dependiendo más de empresas y laboratorios extranjeros que del propio Ministerio de Salud a la hora de informarse sobre la calidad de lo que consumen.