09/09/2025
- Los riesgos históricos (Padre Hugo Segovia)
Mientras en Europa con la llegada del otoño comienza la época de los grandes festivales cinematográficos, en este hemisferio se va perfilando el final del año no solo lectivo sino también el cultural.
Pasados los meses del invierno, la llegada de la primavera también tiene mucho que decir al mundo de la cultura.
Ahora, por ejemplo, se está llevando a cabo en Venecia nada menos que la muestra 82 de un festival que comenzó a realizarse cuando el cine era si bien una realidad cultural preponderante, no era lo que es hoy como poderoso factor que da vivacidad y ayuda a entender las realidades que van definiendo las décadas.
Al respecto escuchamos a la directora argentina Lucrecia Martel, figura singular del mundo del cine y muy interesada en vivir como tal, realidades artísticas más allá de estereotipos consabidos.
Oírla resultara aleccionador y por cierto nada demagógico: “es impensable entender los problemas que ocasiona el estar preocupado por estos temas y después pasearse por el mundo con el peso sin asumir el riesgo histórico de una película sobre el dolor y la frustración de otras personas. Es indispensable asumir los riesgos históricos de poder equivocarse y los riesgos políticos de lo que significa, intentar entender el problema de un país donde cada uno los tiene protagonismo sino los recursos del cine para presentarlos.
CINE, TEATRO Y MUNDO
En su presentación la original cineasta insiste en una versión alejada de lo que suele ser este tiempo exposiciones en las que muchas veces se envuelven estos foros que nos hacen vivir la realidad de un mundo fehaciente al cual dominar en muchas oportunidades lo que se reduce al exhibicionismo y la espectacularidad alejadas de la real problemática cultural de la que el cine tiene tanto que decir.
Si bien hablamos de 30 años atrás no está demás recordar lo que fue la experiencia que vivió Mar del Plata a finales del siglo pasado.
Se trata de lo que se llamó “la Iglesia y el mundo del teatro”.
Partimos para ello, de unas confesiones que el Papa Juan Pablo II había realizado antes de afrontar el gran desafío que en un 1978 al cargar sobre su sólida osamenta con los riesgos inigualables de la cátedra pontificial.
PAPA Y ACTOR
Allí, hablaba: “me apasionaba ser actor subir al escenario. Muchas veces me quedaba pensando en los papales que iba o quería hacer o representar y con frecuencia nos repartíamos imaginablemente diversos papales.
Dice uno de los compañeros suyos de esos tiempos habla de personajes y actores de esos tiempos y afirma que muchas el tema de conversación giraba alrededor de esos años repartíamos los personajes de las obras que nos interesaban y hasta he pensado: tenía condiciones, hubiera hecho carrera si se quedaba en el teatro”.
Este testimonio seguramente puede ser el de muchos expertos de su tiempo como de los otros tiempos que Karol Wojtyla afrontó a lo largo de una vida tan prodiga en hechos, personas y acontecimientos de una larga vida de casi 85 años.
Nos servía este recuerdo para ubicarnos en el tiempo actual de los festivales cinematográficos que van a ocupar en los próximos meses a la prensa mundial.
Pero también nosotros estamos recordando que hace 30 años, en 1995, comenzó en Mar del Plata aquel intento por dialogar con lo que llamamos el mundo del teatro.
Durante la década del 2000 fue un intento por seguir palabras de la Iglesia en su camino evangelizador y logró interesar a los medios de comunicación que pudieron, de diversas maneras, ver y analizar una Iglesia cercana a los caminos culturales y recreativos de eso que nos animábamos a denominar “el mundo de teatro” del cual por hoy nos conformamos con recordar palabras de una figura que tuvo tanto que ver con la experiencia de “Cosa juzgada” : ”el teatro es un hecho religioso”