24/05/2025
Historias inspiradoras...
Un ateo encuentra a Cristo… Conversión de Richard Wurmbrand...
«Aun cuando me consideraba un ateo, algo incomprensible dentro de mí me atraía hacia las iglesias. Me resultaba difícil pasar frente a una iglesia sin sentir necesidad de entrar. No obstante, nunca podía entender lo que sucedía dentro de esos lugares. Escuchaba los sermones, pero estos no apelaban a mi corazón y no me sentía ni afectado ni conmovido por ellos. Tenía la absoluta seguridad de que Dios no existía. Aborrecía el concepto errado que tenia de Dios como un amo al que había que obedecer. Sin embargo, mucho me habría agradado saber que en algún lugar en el centro de este universo existiera un corazón de amor. Había conocido tan pocos de los goces de la niñez y la juventud, que anhelaba encontrar en alguna parte un corazón que estuviera latiendo de amor por mí también...
Sabía que Dios no existía, pero me lamentaba que no existiera tal Dios de amor. En cierta oportunidad, movido por este conflicto espiritual interior, entré en una iglesia católica. Observé a la gente arrodillada, y me di cuenta que estaban murmurando algo. Pensé: me arrodillaré cerca de ellos y trataré de captar lo que dicen, y repetiré sus oraciones a ver si algo sucede. Rezaban una plegaria a la Santa Virgen: “Ave María, llena eres de gracia”. Repetí esas palabras una y otra vez, mirando a la imagen de la Virgen María, pero no sucedió nada: lo que me causó gran pesar...
Un día, a pesar de ser un ateo convencido, oré a Dios. Más o menos mi oración fue así: “Dios, tengo el convencimiento absoluto de que tú no existes, pero por si acaso existieras, cosa que dudo, no es deber creer en ti, pero sí es tú obligación revelarte a mí”...
Sí, yo era ateo… pero eso no traía paz a mi corazón…
Durante ese periodo de conflicto interior, como lo vine a descubrir más tarde en un pueblito situado en las montañas de Rumania, un carpintero anciano oraba de esta manera: “Mi Dios, te he servido aquí en la tierra y te pido que me des una recompensa tanto aquí como en el cielo. La recompensa que quiero es que no muera sin antes haber traído a ti a un judío, puesto que Jesús era Judío. Pero soy pobre y estoy viejo y enfermo, no puedo salir de aquí en busca de uno de ellos, y bien sabes que en este pueblo no vive ninguno. Trae, Señor, un judío hasta acá… Haré todo lo que esté en mí para llevarlo a Cristo”…
Algo irresistible me trajo a ese pueblo. Yo no tenía nada que hacer allá. Existen doce mil pueblos semejantes en Rumania. Sin embargo, yo viajé a ese pueblo.
Viendo el carpintero que yo era judío, me llenó de atenciones, ¡tal como nunca una hermosa muchacha se hubiera visto atendida! En mí había visto la respuesta a su oración y me obsequió una Biblia. Yo había leído muchas veces la Biblia, pero solo por interés cultural. En cambio, la Biblia que me obsequiara aquel anciano me dio la impresión de ser totalmente diferente. Ésta parecía no estar escrita simplemente con letras, sino con las llamas de amor de sus ardientes oraciones. Según me confesó más tarde, él y su esposa habían pasado horas enteras orando por mi conversión y la de mi mujer. Me resultaba difícil leerla, pues solo atinaba a llorar cuando comparaba mi vida con la vida de Jesús; mis impurezas con su pureza; mi odio con su amor... Mas, a pesar de eso, me aceptó (el Señor) como uno de los suyos”…»
{Por su fe en Jesucristo, Richard Wurmbrand fue arrestado en 1948, en compañía de su esposa Sabina. Ella fue condenada a tres años de trabajos forzados. Richard Wurmbrand pasó tres años de confinamiento solitario, sin ver a nadie, con excepción de sus guardias comunistas. Después de tres años fue transferido a una celda común por cinco años más, donde continuaron las torturas… Después de ocho años fue puesto en libertad e inmediatamente reanudó su labor en la Iglesia Subterránea. Dos años más tarde, en 1959, fue vuelto a arrestar y sentenciado ahora a veinticinco años de cárcel… No obstante, el señor Wurmbrand fue puesto en libertad otra vez, en 1964, por una amnistía general de ese año, y continuó su ministerio subterráneo…}