
20/06/2025
"Neuquinidad: disfraz nuevo, prácticas viejas"
Un año y medio de promesas en pausa
“Neuquinidad”. Palabra de moda, comodín discursivo, emblema de una gestión obsesionada con el marketing.
Pero, ¿qué hay detrás de ese concepto que se vende como sello identitario desde una empresa de comunicación política? ¿Un valor genuino o una etiqueta bien empaquetada para recolectar votos?
Tras 18 meses en el poder, la gestión se parece demasiado a un déjà vu.
🩺 Una salud pública que sigue en terapia, arrastrando errores estructurales.
💸 Una provincia que presume autonomía, pero entrega contratos a financistas porteños como Marcos Podestá.
🤝 Acuerdos con los de siempre, reforzando un poder enquistado más que renovado.
Incluso los gestos simbólicos —como el juramento a la bandera “bajo el manto de la neuquinidad”— activan alarmas.
La “neuquinidad”, lejos de representar, parece apropiarse.
Una marca más que un legado. Un slogan más que una identidad.
Y ser neuquino es, claramente, mucho más que eso.
¿Y la gestión?
Poco nuevo bajo el sol.
En Neuquén el cambio tiene efecto espejo: brilla distinto, pero refleja lo mismo.
La diferencia es que ahora viene con filtros, branding y community managers.
Prometieron renovación. Entregaron rotación.
Los apellidos cambian poco. El guion, todavía menos.
Y el “gobierno” se parece más a un club cerrado que a una mesa plural.
Es hora de dejar de aplaudir escenografías y empezar a exigir contenido real.