24/09/2025
La Autopista de la Ruta Nacional 3 terminará oficialmente en Las Flores, dejando fuera a las localidades y productores que esperaban la continuidad hasta Bahía Blanca. Este anuncio, confirmado en la Audiencia Pública de Vialidad Nacional, provocó una ola de decepción y enojo: lo que se prometió como una obra estratégica para el desarrollo y la seguridad vial de la región ahora se reduce a una intervención menor. Más allá de Las Flores, la traza de la ruta será simplemente reacondicionada, manteniéndose el doble sentido y sumando peajes; es decir, los usuarios pagarán por una mejora básica en lugar de una verdadera autopista.
La decisión representa un retroceso en equidad territorial y desconoce el rol clave que tiene la RN3 en el entramado logístico, industrial, comercial y social del sur bonaerense. El Estado resigna un reclamo histórico de las comunidades, agravando la brecha entre el interior profundo y los principales centros urbanos. El escenario revela, además, la lógica de ajuste en la inversión pública: donde antes se planificaba integración y futuro, hoy se priorizan licitaciones mínimas y financiamiento por peaje, trasladando el costo a quienes menos posibilidades de reclamar tienen.
La respuesta unánime de la región fue la desilusión, pero también la certeza de que los territorios relegados deben sostener su reclamo y exigir políticas equitativas de infraestructura. Porque una autopista inconclusa no sólo frena el desarrollo local: es símbolo de una promesa abandonada.