12/08/2025
El traslado y la fuga de Ricardo López Jordán (1878)
Tras su captura, el caudillo entrerriano Ricardo López Jordán fue trasladado a la ciudad de Rosario, quedando a disposición del Juez Nacional de esa jurisdicción.
La orden de traslado despertó la reacción del gobierno de Entre Ríos, que acusó al poder central de buscar un cambio de magistrado más favorable. Aunque el expediente judicial fue remitido a Rosario, el prisionero permaneció engrillado en Paraná.
El coronel Antelo, jefe de Policía de Paraná y responsable de su custodia, advertía que el traslado requería una escolta numerosa, pues existía el riesgo de que sus partidarios intentaran rescatarlo en el trayecto. Por ello solicitó la movilización de la Guardia Nacional de Entre Ríos.
El Juez Nacional de Sección de Rosario reclamó la entrega del detenido, y la Corte Suprema de Justicia intervino para exigir el cumplimiento de la orden. Finalmente, el 5 de enero de 1878, López Jordán fue embarcado en un buque de guerra de la Armada Nacional que arribó a Rosario al día siguiente.
En tierra, quedó bajo custodia del Capitán del Puerto de Rosario, José C. Gazzana. El prisionero fue alojado en la Capitanía —ubicada en la actual bajada Sargento Cabral y avenida Belgrano, frente a la Aduana—, un edificio con condiciones precarias. Gazzana procuró mejorar su alojamiento, pero su prioridad era garantizar la seguridad, dado que en la ciudad había numerosos simpatizantes del caudillo.
Ese mismo día, el Capitán de Puerto solicitó refuerzos al Comisario de Órdenes del Departamento de Policía, pidiendo “por unas cuantas horas un cabo y cinco soldados” para custodiarlo. También informó de esta medida al Jefe Político del Departamento, Melitón Carbonell.
El 15 de enero de 1878, Gazzana pidió a su superior en Buenos Aires, el Capitán General de Puertos Dr. Diego G. de la Fuente, apoyo para mantener la custodia, que hasta entonces realizaba con marineros de la Capitanía. Explicó que había dispuesto el racionamiento de su personal por el proveedor nacional, pues el servicio resultaba casi imposible con el escaso número de efectivos disponibles.
Ante la falta de personal, solicitó al Juez Nacional un aumento de la dotación y $157 para mejoras: compra de un toldo para el patio, un farol grande para la guardia, refuerzo de puertas, colocación de vidrios y acondicionamiento de la oficina principal.
El temor de una fuga, con ayuda externa, era compartido por el Juez Federal de Sección, Dr. Fenelón Zuviría, quien dispuso que la custodia se hiciera con fuerzas provinciales bajo mando del Capitán de Puerto, incluso con un centinela de vista con relevos diarios.
A las preocupaciones por López Jordán se sumaba la vigilancia de otro detenido, Benecio González, cuya fuga también habría significado un escándalo político.
Pese a todas estas precauciones, el 11 de agosto de 1878, tras siete meses de estricta custodia, Ricardo López Jordán logró escapar de su prisión rosarina. Su fuga, cuidadosamente planeada, puso en evidencia las debilidades del dispositivo de seguridad y dio nuevo impulso a su leyenda. Para el gobierno nacional, que había hecho de su captura un símbolo de autoridad, aquel episodio resultó un golpe político difícil de digerir.
Fuente: Prefecto Rubén Rousseaux, Revista Guardacostas.
Foto: Capitanía del Puerto de Rosario, en Revista Guardacostas, pág. 59.