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🔘 Individual | Pareja | Familiar

Producida por Juan Manuel Sayago

04/07/2025
04/07/2025

5. LA MELANCOLÍA COMO HERENCIA
¿Y si esa tristeza tuya viniera de más atrás que tus propios recuerdos? Las tristezas permanentes a veces son ecos de dolores colectivos, memorias transmitidas sin palabras. Los pueblos oprimidos, las guerras, las migraciones forzadas, dejan huellas en el alma de las generaciones. Como los sobrevivientes del Holocausto o los descendientes de exiliados, quizá cargás una pena que no es del todo tuya, pero te habita. La historia personal no puede entenderse sin la historia común. Pero reconocer el origen compartido de tu tristeza también puede liberarte: no todo lo que sentís nació en vos, y eso abre el camino del perdón y del descanso. A veces, sanar implica entender de dónde viene lo que se arrastra. Referencia: Hirsch, M. (2008). The Generation of Postmemory: Writing and Visual Culture After the Holocaust. New York: Columbia University Press.

04/07/2025

Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió.

Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús los oyó y les dijo: "No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

04/07/2025
03/07/2025

“Matar dragones: el rito de paso hacia la libertad”
“No hay camino hacia la luz que no pase por la sombra”, escribió Carl Jung, y esas palabras resuenan en mí cada vez que enfrento mis propios dragones. Estas bestias metafóricas —el miedo, la pereza, la duda, los traumas— no son enemigos externos, sino guardianes de un territorio interior que debemos conquistar para crecer. Como en los mitos antiguos, desde San Jorge hasta los cuentos de hadas, el dragón simboliza aquello que nos paraliza, pero también el umbral que separa nuestra versión actual de la que podríamos ser. La espiritualidad cristiana lo entiende bien: San Ignacio de Loyola hablaba de “combatir las disposiciones desordenadas del alma”, mientras que Rilke, en Cartas a un joven poeta, instaba a “vivir las preguntas” en lugar de huir de ellas.

La idea de matar dragones no es un llamado a la violencia, sino a la valentía de mirar de frente lo que nos aterra. Nietzsche lo expresó con crudeza: “Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo”. Los dragones, en este sentido, son pruebas que nos exigen dar sentido al sufrimiento. Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración, demostró que incluso en el in****no es posible elegir la actitud con que enfrentamos el dolor (El hombre en busca de sentido, 1946). Por su parte, Joseph Campbell, en El héroe de las mil caras (1949), describió el viaje del héroe como un ciclo de partida, iniciación y retorno, donde el dragón es la prueba definitiva. Sin vencerlo, no hay crecimiento ni regreso con el “elixir” —la sabiduría— que cura a la comunidad.

Hoy comprendo que mis dragones eran espejos: reflejaban las partes de mí que rechazaba. Matarlos, en realidad, era integrarlos. Como escribió Mary Oliver: “¿Qué harás con tu única vida salvaje y preciosa?”. La respuesta, creo, está en aceptar que los dragones no mueren del todo, sino que se transforman en aliados. Cada batalla me enseñó que el coraje no es la ausencia de miedo, sino la decisión de avanzar a pesar de él. Al final, como sugirió Tolkien en El hobbit, no somos los mismos después de aventurarnos fuera de nuestra cueva. Y eso, en el fondo, es el verdadero crecimiento.
Referencias

Frankl, V. (1946). El hombre en busca de sentido. Herder.
Campbell, J. (1949). El héroe de las mil caras. Fondo de Cultura Económica.

03/07/2025

4. CUANDO LA VIDA PIERDE COLOR
¿Te diste cuenta de cómo la tristeza crónica va borrando los colores de tu vida? Ya no te emocionan las cosas que antes amabas, evitas compromisos y te atrincherás en una rutina sin brillo. La depresión tiene esa capacidad: no siempre se muestra como llanto o desesperación, a veces es una indiferencia que anestesia todo. Como alguien que deja de mirar el cielo porque siempre lo ve gris, podrías estar resignándote a una versión apagada de tu existencia. Pero eso no es todo lo que hay. La psicoterapia y el tratamiento adecuado pueden devolverte los matices. Recuperar la vida no es un lujo, es tu derecho. Referencia: World Health Organization. (2021). Depression. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/depression

03/07/2025

4. LA ESPERA DEL CONSUELO
¿Creés que Dios está lejos porque estás triste desde hace tiempo? La tristeza permanente a menudo parece una ausencia divina, como si la fe no tuviera espacio para el dolor prolongado. Pero los Salmos están llenos de súplicas desde la pena. “¿Hasta cuándo, Señor, me olvidarás para siempre?” (Salmo 13). Incluso Jesús lloró. El Evangelio no promete una vida sin lágrimas, sino una compañía en ellas. Como Teresa de Lisieux, que atravesó noches interiores de sequedad espiritual, podés vivir la tristeza como parte del misterio del alma que busca sin encontrar. La fe no elimina la tristeza, la transfigura. No niegues tu aflicción: conságrala. Referencia: Biblia de Jerusalén. (1998). Salmo 13. Bilbao: Desclée de Brouwer.

03/07/2025

Juan 20, 24-29
Tomás, uno de los Doce a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".

03/07/2025

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