
08/09/2025
QUIERO CONTARTE UNA HISTORIA
Un homenaje silencioso que conmueve: cada 5 de septiembre, un hijo honra la memoria de su padre en el Hospital de Puerto Madryn
Cada año, el 5 de septiembre, una escena conmovedora se repite en el Hospital Zonal “Dr. Andrés Ísola” de Puerto Madryn. Jonathan, marcado por el amor y la pérdida, llega con una torta, se sienta en una banca vacía y permanece allí en silencio, como si el tiempo se detuviera. No es una visita cualquiera: es un ritual íntimo, un homenaje lleno de ternura y memoria.
Su padre estuvo internado en ese hospital, con la salud frágil y el alma cansada. Jonathan lo acompañó con devoción: lo cuidó, lo visitó, le sostuvo la mano. Pero el destino quiso que su padre partiera justo el día de su cumpleaños. Lo que debía ser una celebración se transformó en una herida profunda.
Aquel 5 de septiembre quedó grabado en el corazón de Jonathan como símbolo de amor truncado. No pudo festejar, no pudo abrazarlo, no pudo decirle cuánto lo necesitaba aún. Sin embargo, decidió transformar ese dolor en un gesto de amor que desarma por su sencillez.
Desde entonces, cada año regresa al hospital con una torta. Se sienta, enciende una vela, la sopla en nombre de su padre y luego la entrega al personal de seguridad. No hay discursos ni cámaras. Solo un hijo que honra a su padre con un cumpleaños silencioso, compartido con quienes fueron testigos indirectos de su historia.
El personal lo recibe con respeto y emoción. Lo escuchan, lo acompañan unos minutos, y le agradecen por ese gesto que trasciende lo cotidiano. Porque Jonathan no solo recuerda a su padre: nos recuerda que el amor verdadero no se extingue con la muerte, que la memoria puede ser un acto de ternura, y que los vínculos más profundos se celebran incluso en ausencia.
Este último 5 de septiembre, como cada año, Jonathan volvió a decirle a su padre —desde el corazón— “aquí estoy, no te olvido”. Porque hay homenajes que no necesitan palabras, solo presencia.