Notas al pie

Notas al pie Esta es la pagina de "Notas al pie", programa de radio que se emite desde Salta, Argentina.

18/06/2024
02/06/2024

MILEI Y EL HAMBRE
Por Elio Daniel Rodríguez
Milei ha iniciado esta semana su cuarto viaje a Estados Unidos desde que fue electo presidente. Entre el mes de diciembre de 2023 –cuando asumió– y mayo de 2024, Milei realizó seis viajes al exterior, es decir, uno por mes. Según Chequeado (1), al finalizar este nuevo viaje, Milei habrá recorrido más de 143 mil kilómetros en sus casi seis meses de gobierno. Además, habrá estado fuera de la Argentina un total de 30 días.
¿Cuál es el resultado de todo este despliegue turístico del primer mandatario? Varias fotos con famosos del mundo, la agudización de algún serio entredicho con España y una colección de afirmaciones al menos cuestionables, como cuando estuvo en Davos y defendió abiertamente la concentración económica al tiempo que sostuvo que el mercado no tiene fallas. Recordemos que poco después, su ministro de economía Luis “Toto” Caputo, denunció, por los aumentos en las cuotas, que las prepagas “le estaban declarando la guerra a la clase media” (2). Las fallas del mercado habían quedado en evidencia.
Este nuevo viaje de Javier Milei a los Estados Unidos nos trajo más definiciones absolutamente desafortunadas; incluso, podría decirse, de una notoria insensibilidad, ya manifestada en anteriores ocasiones, es cierto, pero no por ello menos sorprendentes. En una charla brindada en el Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, Milei se refirió al hambre de la gente y defendió la no participación del Estado ante un escenario de esa naturaleza. Señaló muy suelto de cuerpo: "¿Se creen que la gente es muy estúpida? Algo van a hacer para no morirse" (3). Tal fue el calibre de su reflexión para tratar de justificar la inacción de su gobierno y una supuesta perfección del mercado, que defiende con fe religiosa.
En mayo de 2022, por Net TV se dio a conocer, en dos emisiones, un debate, moderado por Jorge Fontevechia, entre Juan Grabois y Javier Milei. Uno de los temas abordados fue el de la libertad, y sobre esto Grabois expresó que "si vos tenés que elegir entre no comer y ser explotado por 18 horas, 14 o 10, yo elegiría ser explotado, pero esa no es mi voluntad". Entonces, el libertario le respondió que nadie le ponía a la gente una pi***la en la cabeza para que hiciera tal cosa. Grabois volvió a argumentar: "Hay otras formas de coerción –le dijo– que no son la pi***la en la cabeza. El consentimiento no solamente se rompe frente a una situación de vida o muerte. Hay muchas cosas que llevan al ser humano a hacer cosas contra su libre voluntad. Si tenés que elegir entre no comer y ser explotado durante 18 horas, o 14 horas o diez horas, yo elegiría ser explotado. Pero esa no es mi voluntad". “Bueno –le respondió Milei–, pero vos también podés elegir si querés morirte". Entonces fue directamente interpelado por Fontevecchia, que le preguntó "¿Vos sinceramente defendés el derecho a morirse de hambre?" Milei contestó: "Cada uno puede hacer de su vida lo que le da la gana" (4) (5).
Antes del viaje a los Estados Unidos, Milei protagonizó un vergonzoso momento, con declaraciones verdaderamente indignantes, cuando un movilero le dijo que la gente no llegaba a fin de mes. La respuesta de Milei fue que "si la gente no llegara a fin de mes, se estaría muriendo en la calle". ¿Burla, ironía, ignorancia, perversidad o fanatismo? Tal vez, todo eso junto. Porque uno se pregunta, ante cosas como esta, si Milei no tiene la menor idea de lo que está diciendo o en todo caso es un perverso. Según el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico de la Real Academia Española de la Lengua, perversidad es la “cualidad de quien obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello”. Quizás, el psicotécnico que reclamaba Massa nos hubiera dado la respuesta al interrogante planteado.
Lo que hace Milei diciendo esto se corresponde con lo que hizo con la gente de Bahía Blanca cuando, como consecuencia de un fuerte temporal, les sugirió que se las arreglaran solos, como pudieran. Es decir, según la óptica de Milei, el Estado no debe intervenir en nada cuando se trata de ayudar a la gente que la pasa mal.
Uno de los perros de Milei se llama Murray en honor a Murray Rothbard. Es interesante, aunque no muy consolador, saber qué pensaba este economista sobre la relación entre pobreza y Estado. Rothbard criticaba el denominado Estado de bienestar. Para él, los derechos sociales no eran verdaderos derechos derivados de la naturaleza humana, sino que arbitrariamente habían sido establecidos por políticos y juristas e implicaban una coerción sobre otros para poder llevarlos adelante. Pero, además, para Rothbard, si se subvencionan cosas tales como el desempleo y la pobreza disminuirá el deseo de abandonarlas por parte de los que se encuentran en tal situación. Es decir, la guerra contra la pobreza mejorando la situación de los pobres aumentará la pobreza (6).
Ese es uno de los referentes económicos de Javier Milei. Los hambrientos que no reciben la comida acumulada en depósitos, los enfermos graves que dejaron de recibir medicación, los afectados por temporales que no obtienen ninguna cooperación del Estado son quienes pagan las consecuencias del modo de pensar de un presidente que dice que la justicia social es una aberración y que seguramente piensa, como Rothbard, que lo peor que se puede hacer por los necesitados es ayudarlos.

Notas:
1 - Javier Milei viajó por cuarta vez en menos de 3 meses a los Estados Unidos. Chequeado. https://chequeado.com/el-explicador/javier-milei-viaja-por-cuarta-vez-en-menos-de-3-meses-a-los-estados-unidos/
2 - Luis Caputo volvió a apuntar contra las prepagas por los aumentos: "Le están declarando la guerra a la clase media". Ámbito. https://www.ambito.com/politica/luis-caputo-volvio-apuntar-contra-las-prepagas-los-aumentos-le-estan-declarando-la-guerra-la-clase-media-n5978043
3 - Javier Milei y su obsesión por los escenarios en el que las personas mueren de hambre. Página 12. https://www.pagina12.com.ar/740701-javier-milei-y-su-obsesion-por-los-escenarios-en-el-que-las-
4 - Javier Milei, en debate con Juan Grabois: "Podés elegir morirte de hambre”. El Destape. 30 de mayo de 2022. https://www.eldestapeweb.com/politica/argentina/grabois-considera-que-milei-pregona-la-propiedad-y-el-mercado-como-divinidades-absolutas--202253017540
5 - Javier Milei defendió el "derecho" a morir de hambre. Página 12. 30 de mayo de 2024. https://www.pagina12.com.ar/425456-javier-milei-defendio-el-derecho-a-morir-de-hambre
6 - Un reaccionario radical: el pensamiento político de Murray N. Rothbard Miguel Anxo Bastos Boubeta Universidade de Santiago de Compostela. RIPS, vol. 3, núm. 1, 2004, 111-124. https://minerva.usc.es/xmlui/bitstream/handle/10347/8222/06.rips3-1.pdf?sequence=1&isAllowed=y

16/05/2024

El riesgo de un presidente encerrado en el palacio

Es indispensable el esfuerzo del líder por mantener los pies sobre la tierra, estar cerca de los ciudadanos, conocer las distintas geografías y realidades del país

Lo primero que le informa la Casa Militar a un presidente, en el mismo día de su asunción, es que no podrá salir más a la calle. Solo podrá ir a lugares predeterminados, con operativos de seguridad diseñados con anticipación, pero deberá olvidarse, mientras ocupe el cargo, de ir una noche al cine, de salir a comer o a caminar por un parque, de sentarse a la mesa de un café o de ir de compras a un shopping o a un supermercado.

Ese mismo día, un presidente empieza a lidiar con el riesgo de quedar aislado, de vivir en la burbuja del poder y de perder, de algún modo, la conexión con las cosas cotidianas y con el mundo real. ¿Le está pasando eso a Javier Milei?

El Presidente llegó al gobierno como un outsider. Durante la campaña electoral logró una identificación con el ciudadano de a pie y su triunfo fue interpretado, por analistas y cientistas políticos, como “la venganza del hombre común” frente al establishment de la política o a lo que él mismo define como “la casta”. También frente a un Estado parasitario y corroído por la corrupción.

Ya desde la campaña su gestualidad reforzaba esa identificación. Llegaba a los actos y a los canales de televisión con su agenda y sus lentes en la mano, alejado del estereotipo del candidato que nunca usa billetera y al que le lleva sus cosas un séquito de asistentes. Cuando asumió tuvo un acierto comunicacional: dijo que tomaba la función “como un trabajo”, que era una forma de humanizar el cargo, pero de dotarlo, a la vez, de una épica modesta de obligación y responsabilidad. Después, sin embargo, llegó a decir que nunca mira el recibo de sueldo. ¿Qué trabajador pasa por alto ese “detalle”?

Es natural, por supuesto, que el rol de un jefe de Estado transforme su vida cotidiana y limite, incluso, sus movimientos espontáneos. Aunque pueda sonar antipático, el Presidente deja de ser un ciudadano común, y es saludable, incluso, que tenga resueltos muchos aspectos prácticos de su vida para poder concentrarse en la atención de las cuestiones de Estado. Las sobreactuaciones en sentido contrario suelen bordear el marketing y la demagogia.

Sin embargo, es indispensable el esfuerzo del líder por mantener los pies sobre la tierra, estar cerca de los ciudadanos, conocer las distintas geografías y realidades del país, hablar con gentes de los ámbitos más diversos, ver las cosas con sus propios ojos y no perder el registro de lo que pasa en las calles y los hogares. Para eso no alcanzan las encuestas ni las redes sociales; hacen falta las recorridas, los viajes, las convocatorias a encuentros sectoriales y las visitas a instituciones, pero también a fábricas, escuelas, hospitales, centros de jubilados, clubes infantiles, sociedades rurales, laboratorios y universidades, por mencionar solo algunos espacios que deberían figurar en la agenda de cualquier presidente. No deberían ser puestas en escena –como hemos visto tantas–, sino verdaderas aproximaciones al país “de carne y hueso”.

Nada de eso, por supuesto, garantiza una buena gestión gubernamental. Tal vez parezcan fórmulas de la “vieja política” o del mundo PRS (Previo a las Redes Sociales). Es cierto, además, que esos rituales han sido utilizados, sobre todo por el kirchnerismo, para la propaganda política y la “bajada de línea”. Sin embargo, resultan indispensables para forjar un vínculo de cercanía entre el gobernante y el ciudadano y, sobre todo, para salir de la cápsula palaciega en la que se ejerce el poder.

¿Milei podría ser, a pesar de su perfil de outsider, un presidente aislado? ¿Empieza a quedar prematuramente encerrado en una jaula de oro? ¿Se aleja de las angustias y las vicisitudes cotidianas para ejercer una suerte de liderazgo mesiánico y extravagante que por momentos se desconecta de los avatares terrenales? ¿Se repliega sobre un pequeño círculo con opiniones y temáticas monocordes? Algunos indicios muestran este riesgo, incluso de una manera acentuada.

A casi seis meses de haber asumido el poder, no hay prácticamente registros de viajes de Milei al interior del país. Su vida en Olivos está envuelta en un clima de extrema reserva. Esta semana trascendió un listado de las visitas que recibió en la residencia oficial desde que se instaló allí en enero: no figura ningún líder opositor, ninguna figura ajena al universo de sus afinidades, ningún mandatario o exmandatario extranjero. Hay algo de austeridad monacal, que por supuesto resulta virtuosa después de tanta guitarreada y de la fiesta clandestina. Pero también se observa algo de aislamiento, que puede ser equivalente a dosis de encierro y desconexión.

Hay un dato que en el Gobierno admiten en voz baja: muy pocos funcionarios hablan frecuentemente con Milei. Hay ministros o secretarios de Estado que no han tenido prácticamente nunca una conversación a solas con él. Muchos, dentro del propio gabinete, lo ven como una figura inaccesible. Ese distanciamiento tiene ventajas y peligros: en algunas áreas la gestión adquiere cierta autonomía, en varios casos con profesionalismo, pero una frase o un tuit presidencial puede desbaratar cualquier diálogo o negociación y torcer el rumbo en un segundo explosivo.

Con un estilo que ha roto los moldes de la política y que despierta interés en el mundo entero, el Presidente ha construido un vínculo con la sociedad. Despierta, además, una expectativa sostenida en este primer tramo de gobierno, donde el sacrificio se combina con esperanza. El proceso de baja inflacionaria, la estabilidad de las variables macroeconómicas, la reaparición del crédito y el espíritu transformador alimentan, según todas las encuestas, una adhesión que supera el 50 por ciento y que involucra a los distintos estratos socioeconómicos. No puede perderse de vista, sin embargo, que la Argentina es un país atravesado por angustias y fragilidades extremas, donde todos los equilibrios son precarios y donde las ilusiones pueden mutar en frustración con una velocidad asombrosa. En ese contexto, es fundamental que un presidente tenga delante de él el tablero general y procure mirar el mapa en toda su dimensión. Pero que, al mismo tiempo, cultive la cercanía y la comprensión con el ciudadano común. Es un ciudadano que hoy ve a la inflación como el principal enemigo, y que respira aliviado cuando siente que empieza a bajar, pero que también tiene otras demandas y otras sensibilidades, como se vio, sin ir más lejos, en la marcha universitaria.

Las minucias, muchas veces, resultan reveladoras. El Presidente, en una entrevista con la BBC, balbuceó cuando la periodista le preguntó si sabía cuánto cuesta el litro de leche. Apeló a la jerga macroeconómica para disimular la ignorancia. Nadie está obligado a almacenar una lista de precios en la cabeza, pero tal vez un jefe de Estado deba tener siempre a mano, además de los datos macro, cinco valores de referencia que definen, de algún modo, la economía real: el boleto de colectivo, el litro de nafta, el kilo de pan, el sachet de leche y la jubilación mínima. Quizá eso ayude a mirar el bosque sin perder de vista el árbol.

Una gestión de gobierno se juzgará, por supuesto, por los resultados macro: será un éxito si logra bajar la inflación, y por lo tanto la pobreza; bajar el déficit y fomentar el empleo; levantar el cepo y estimular el ahorro. Pero un liderazgo virtuoso necesita algo más que resultados económicos. Necesita cultivar el respeto, la empatía y la comprensión del ciudadano de a pie, sin caer en el paternalismo ni en la condescendencia. Necesita practicar el diálogo y ejercitar la escucha. Necesita caminar el país y mirar a los argentinos a los ojos. También, estar cerca en los momentos de dolor.

Habían pasado apenas siete días desde su asunción presidencial cuando un violento temporal provocó una enorme tragedia en Bahía Blanca, donde murieron 13 personas. El flamante presidente no lo dudó: fue al lugar, abrazó a una comunidad shockeda y comprometió ayuda gubernamental. Mirado en perspectiva, fue un gesto de cercanía que tuvo tanto de valioso como de excepcional. En medio de la epidemia de dengue, el Presidente no visitó ningún servicio hospitalario. Tampoco fue a Entre Ríos, donde Concordia sufre un drama histórico por las inundaciones, ni se acercó a ninguno de los heridos por el choque de trenes en la línea San Martín. Solo visitó un colegio (el cardenal Copello, donde cursó el secundario), en un acto que quedó enturbiado por un discurso desafortunado. ¿Cuánto valor simbólico tendría un diálogo franco del Presidente con estudiantes universitarios después de la marcha y los malos entendidos?

Los gobiernos encapsulados se tornan vulnerables a sus propios dogmas y prejuicios. Pueden tener éxitos, por supuesto, pero también pueden derrapar con mayor facilidad. Una presidenta que hubiera recorrido comunidades agrícolas y hubiera hablado cara a cara con chacareros nunca se habría embarcado en una guerra absurda contra el campo. Un presidente que sea capaz de escuchar con amplitud jamás propondría para la Corte a un juez que apenas puede reclamar el beneficio de la duda.

Quedar encerrado en el palacio puede ser una trampa. Saber que el litro de leche cuesta entre 1300 y 1800 pesos no garantiza un buen gobierno, pero ayuda a tener presentes las angustias y las vicisitudes del ciudadano común. Ayuda, además, a mantener un cable a tierra: una virtud esencial para cualquier estadista.

Luciano Román

La inflación baja, pero la pobreza sigue en aumento.
14/05/2024

La inflación baja, pero la pobreza sigue en aumento.

En abril, la canasta básica aumentóun 7,1%. Los productos alimenticios aumentaron 4,2% y la línea de la indigencia se ubucó en 373.044 pesos.

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