Editorial Belle Époque

Editorial Belle Époque Reivindicamos la alianza entre liberalismo, conservadorismo y cristianismo de la Belle Époque. Ver notas. derrumbaron los muros del comunismo.

Por eso nuestra Editorial dice a los cristianos que es liberal, a los liberales que es cristiana, y a los libertarios que es conservadora. Si bien reivindicamos la alianza entre liberalismo, conservadorismo y cristianismo de la Belle Époque, no pretendemos que todos coincidan con esta definición. Hay muchos cristianos y conservadores que no son liberales, y muchos liberales que no son cristianos n

i conservadores. Pero justamente lo que caracteriza a estas tres corrientes es la tolerancia. Pese a eso en algún momento de la historia decidieron ser intolerantes entre sí, y allí comenzó la decadencia de Occidente, en una actitud suicida que solamente tiene parangón con la Primera Guerra Mundial -germen a un tiempo del nazismo y del comunismo- con que concluyó la Belle Époque. Estamos convencidos de que una bien dosificada pizca de conservadorismo es fundamental para evitar embarcarse en experimentos sociales que arrasen con instituciones -inclusive religiosas- arraigadas a lo largo de siglos, para generar una mística progresista, y -por qué no decirlo- para ser capaces de defender con fiereza las libertades ganadas por las genraciones anteriores. Empíricamente, destacamos que los países más exitosos del mundo han tenido siempre políticas liberales en lo económico, un fundado recelo a cualquier tesitura que implicase destruir todo para empezar de nuevo en lo político, y una sólida cohesión en materia religiosa. Entre estas tres corrientes ahora disociadas es que se conformó por la decantación de siglos lo que se conoce como la civilización "Occidental y Cristiana". Gramsci, fundador del marxismo en Italia y uno de sus más lúcidos pensadores, sostenía que para imponer un cambio ideológico era necesario comenzar por lograr la modificación del modo de pensar de la sociedad civil a través de pequeños cambios realizados en el tiempo en el campo de la cultura. Una Revolución Cultural anticoccidental y anticristiana. Para lograr semejante cambio cultural en contra de casi dos mil años de historia, era necesario cumplir dos objetivos básicos:

* DESPRESTIGIAR A LA IGLESIA, en lo posible con la descalificación de su doctrina (“la religión es el opio de los pueblos”) y de sus miembros jerárquicos (clero y vida consagrada). Gramsci estudia a la Iglesia como su rival a vencer, busca sus debilidades, y desde el pasado, con pluma inspirada por la maldad, dicta aún hoy las instrucciones que siguió todo el marxismo mundial, apoyado por varios liberales ingenuos.

* DESTRUIR A LA FAMILIA, presentándola como una institución del pasado, ya superada, incapaz de educar. Retirando a los niños desde su más temprana edad de la influencia de sus padres, mediante la educación masiva en la “nueva cultura”. O interviniendo en la educación de los aspectos fundamentales de su vida, desde la escuela y sin la participación de los padres. Procurando que, por ausencias de los padres ante compromisos laborales ineludibles, los niños queden bajo la influencia de la educación de los contravalores a través de la televisión. Hemos observado con preocupación que en nuestra desorientada Argentina existe un abismo cada vez más grande entre las filosofías liberal y cristiana de la vida, fundadas ambas en el respeto al prójimo. A título ejemplificativo, algunos cristianos se manifiestan Rosistas, olvidando su vida pecaminosa y sus innumerables crímenes. O peronistas, olvidando su excomunión luego de la quemas de iglesias. O aún comunistas, olvidando que la Iglesia sostiene que el comunismo es intrínsecamente perverso. A su vez, algunos liberales han devenido en libertarios, y consideran que la aceptación del matrimonio homosexual, la legalización del ab**to o la liberalización de la venta de dr**as, son recetas liberales. Más aún, llegan a decir que es el único liberalismo posible. Así, esos cristianos y liberales están convirtiéndose en involuntarios agentes de cuanto predicaba Gramsci. Los liberales libertarios ahuyentan a los cristianos con sus postulados absolutamente incompatibles con el respeto al prójimo, y los cristianos con su falta de conocimientos sobre economía y sus recetas populistas ahuyentan a los liberales. Y entre ambos, que buscan crear cada uno su propio "hombre nuevo" (unos, el yuppi autosuficiente, egoísta y libertario, que trabaja solamente para sí, y los otros, el buen comunitarista utópico que trabaja para los demás y no para su familia), ahuyentan a los conservadores. El hecho cierto es que los enemigos del mundo Occidental y Cristiano están de parabienes por esa artificial división de esa filosofía a la vez liberal y cristiana, que es la sagrada herencia que los conservadores de la Belle Époque quisieron preservar. Creemos por eso necesario fundar una Editorial que predique la compatibilidad entre cristianismo y liberalismo, tal como enseña Juan Pablo II en Centesimo Anno, y que aclare que la disociación entre ambas vertientes del mundo occidental y cristiano no es sino la aplicación de una política gramsciana de Revolución Cultural, redoblada como última esperanza del totalitarismo, cuando el mundo occidental batió a Hi**er por las armas, y los propios ciudadanos de la U.R.S.S. Invicto en el terreno de las realizaciones, el mundo occidental y cristiano está minado por sus propias bases con un embate supuestamente realizado para defender la "pureza" del sistema liberal o de la confesión cristiana, pero que en realidad termina siendo cuando mínimo funcional a los enemigos comunes. Adoptamos el nombre de “Editorial Belle Époque”, en homenaje a ese breve y fundamental período de nuestra historia patria en que seguimos ambas corrientes del pensamiento occidental y cristiano, que incomprendidamente intentaron conservar nuestros mayores. Elegimos como logo un espejo del período de la Belle Époque, porque creemos ser el reflejo de lo que en el fondo de su corazón piensa nuestra sufrida clase media, que ha perdido la posibilidad de expresarse porque su modo de pensar no es reflejado por ninguno de los partidos hoy existentes.

Se está cuestionando el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de desregulación económica dictado por Javier Milei con in...
21/12/2023

Se está cuestionando el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de desregulación económica dictado por Javier Milei con invocación del art. 99 inc. 3 de la Constitución Nacional, diciendo que las reformas tendientes a la desregulación de la economía deben necesariamente pasar por el Congreso...

Durante años los constitucionalistas liberales cuestionaron los Decretos de Necesidad y Urgencia que restringían los derechos a la Vida, a la Libertad y a la Propiedad, y sistemáticamente perdieron sus planteos, sentando la Corte Suprema de Justicia de la Nación su constitucionalidad como principio.

Ahora, al llegar al poder un Presidente liberal, ha procedido a utilizar toda esa profusa jurisprudencia para demostrar que él puede también derogar restricciones a la libertad económica por Decreto.

Esto me recuerda fácilmente a un cuento de Isaac Asimov, llamado "El hombre bicentenario", llevado luego a la pantalla del cine. Se trata de un robot que había adquirido autoconciencia y quería ser declarado un ser humano. Pagó a abogados para que iniciaran muchos juicios diciendo que sus clientes no eran humanos porque tenían un brazo cibernético, un corazón metálico, etc., y perdió todos esos juicios.

Una vez que se sentó todas las jurisprudencias de que no dejaba alguien de ser humano por tener brazos, piernas, corazón, etc. de metal, inició su propio juicio citando todas esas jurisprudencias para demostrar que aunque tenía todas esas piezas de metal, él era también humano porque tenía conciencia.

Aquí ocurre igual. Durante años se sentó jurisprudencia sobre la validez de la emisión de normas por Decretos de Necesidad y Urgencia en temas muy graves. No fue acaso por un DNU que Carlos Menem capturó todos los Plazos Fijos del país? No fue por un DNU que Fernando De la Rúa estableció el Corralito? No fue por un DNU que Néstor Kirchner se quedó con todos los fondos jubilatorios de las AFJP? No fue por un DNU que Alberto Fernández nos impuso el aislamiento social, preventivo y obligatorio?

Si en todos esos casos se dijo que tales restricciones eran constitucionales, no se ve por qué ahora debe considerarse inconstitucionales las medidas tomadas por Javier Milei frente a una situación económica crítica como la que en estos momentos azota al País.

25/05/2023

https://www.yumpu.com/es/document/view/68113214/defendiendo-a-themis-version-final

Nos complace poner a disposición de los seguidores, esta versión final de "Defendiendo a Themis", un libro que su autor expresa que considera imprescindible. Es el mismo que se menciona más abajo, pero con esteroides. Ha ido recopilándose más información, y el propio autor ha ido refinando sus conceptos.

Expone el autor que existe una indudable tensión entre una civilización humana que ha ido acumulando enseñanzas y principios desde hace más de mil años, que cree en Dios, usualmente es cristiana y católica, considera que la familia heterosexual con roles diferenciados es la base de la Sociedad, etc., y una serie de principios que en estos últimos años pretenden barrer con todo para establecer un sistema totalmente diferente, que aparentemente pocas personas entienden en qué va a consistir realmente.

En su propia página relata que este libro, desde una óptica tradicional, trata de rescatar todo lo bueno que ha aportado a la civilización la Cristiandad, y diferencia dentro de lo que se llama genéricamente "Liberalismo", dos versiones con tantas coincidencias como oposiciones, una conservadora, que denomina "Liberalismo clásico austro británico" y otra proclive a barrer con todo, que denomina "Liberalismo iluminista franco prusiano".

Analiza cómo esta segunda versión, que busca apropiarse del nombre de "liberalismo" y se lo niega a la versión clásica, ha sido muchas veces en su historia elogiada por Marx, Engels y sus seguidores, y muchas veces termina aliada del comunismo, en lo que ahora reincide con su tácita alianza con China comunista, que ha surgido como nueva potencia mundial, para intentar construir un "Nuevo Orden Mundial" con características preocupantemente totalitarias.

Aquí subimos el link a la publicación, por ahora solamente en formato electrónico, del último libro de Marcos Aníbal Rou...
25/04/2023

Aquí subimos el link a la publicación, por ahora solamente en formato electrónico, del último libro de Marcos Aníbal Rougès, titulado "Defendiendo a Themis".

Luego de comenzar explicando los motivos no meramente fideístas sino también racionales de su teísmo, con argumentos sacados de las últimas investigaciones científicas, efectúa una descripción de la Cristiandad, a la que considera, a diferencia de la Revolución Francesa, la verdadera fuente del mundo actual.

Contiene un análisis muy profundo acerca del liberalismo, de la existencia -no muy destacada hasta ahora por los autores- de dos liberalismos casi opuestos, el que denomina "clásico conservador austro británico" y el que denomina "iluminista franco prusiano", y de una alianza entre este último y el marxismo.

Cuenta la historia de la Cristiandad, que a su criterio subsiste en sus valores, y debe ser defendida inclusive por los ateos, ya que ha sido la base del nacimiento del mundo Occidental, como hoy es conocido. Destaca

Destaca las diferencias entre liberalismo y capitalismo, y las similitudes entre el "capitalismo" en el sentido marxista del término, y el comunismo, y denuncia la alianza de ambos para formar un Nuevo Orden Mundial liberticida, algunas de cuyas más ominosas características describe.

Una obra que, pese a la vastedad de los temas que abarca, mantiene siempre una unidad temática y una coherencia impecables, y por la unidad de su tesis puede marcar un "antes" y un "después" en la vida del lector.

https://www.yumpu.com/es/account/magazines/edit/67940457 -document-section

25/07/2021
24/01/2018

EL AUTÉNTICO LIBERALISMO, CONSERVADOR Y NO RECONOCIDO HIJO DEL CRISTIANISMO

Aclaro que llamo liberalismo al sistema filosófico que se asienta en los pilares del respeto a la vida, la libertad y la propiedad, y que se traduce en propiciar la menor injerencia posible del Estado en la vida de la gente y en permitir a las personas el mayor desarrollo posible de su individualidad. Que en materia económica considera que el Estado no debe en principio tomar a su cargo otras tareas que las estrictamente necesarias para garantizar la higiene, la salubridad y la seguridad de la población, y que entiende que la única caridad real, que se propicia enfáticamente como una de las tantas formas de usar y disponer de la propiedad que tienen todos los habitantes, es la voluntaria. No simpatiza con la redistribución forzosa por cuanto implica desconocer el derecho de propiedad, pero confía tanto en la demostrada fuerza del mercado para proporcionar recursos, progreso y bienestar a la gente, como en la desinteresada benevolencia de los seres humanos para solucionar los casos extremos. Este sistema, que pese a que puede asustar en su enunciación, ha demostrado ser muchísimo más eficiente para generar prosperidad para todos y el especial para los más carenciados, es a lo que me refiero en el título. Por supuesto, existe una previa cuestión de definiciones. Si alguien cree en cambio que ser liberal es sinónimo de llevar una vida disoluta, propiciar el ab**to y proclamarse ateo, obviamente contestará que eso es contrapuesto a las enseñanzas cristianas. Pero el preconcepto derivará de un mal uso de los términos.

Aclaro que si bien tiene algunos puntos de contacto, la que se hará no es la misma división de pensadores liberales "verdaderos" y "falsos" que hace Stephen Hicks al explicar el postmodernismo. Mi clasificación, por cierto muy esquemática, surge de lecturas de Burke, Constant, Popper, Rothbard y fundamentalmente Von Hayek. En cambio Hicks, como simpatizante del objetivismo y los ateos, usa otros criterios para poner como "irracionales" a varios grandes pensadores liberales de tradición anglosajona que cometen el pecado de desconfiar de la razón, empezando por Hume y terminando con Popper. Ya veremos algo de eso más abajo.

Comienzo declarando que a diferencia de lo que pese a su mutua animadversión, pregonan al unísono los sacerdotes populistas y los liberales ateos con respecto a que supuestamente cristianismo y liberalismo se excluyen entre sí, entiendo que el liberalismo, en el sentido antes aclarado y cuyos alcances se precisa más abajo, es el hijo -usualmente no reconocido por la Iglesia- de la más pura y auténtica prédica cristiana.

Los cristianos creemos que Jesucristo era Hijo de Dios (o mejor, el mismo Dios-Hijo), que nos trajo preceptos revolucionarios para su época -respeto y amor al prójimo como medio de ser agradable a los ojos de Dios, quien considera cada acto de caridad hacia los demás como hecho a sí mismo- y que para probar que estaba hablando en serio y no era otro mistificador, murió y resucitó, de lo cual dieron testimonio con su vida muchos de sus seguidores, para los cuales hubiera sido infinitamente menos riesgoso negarlo. Tomás el incrédulo al verlo resucitado cayó de rodillas diciendo "Señor mío y Dios mío". Seguir y proclamar públicamente su adhesión a un crucificado y tratar de instaurar una nueva religión a partir de una buena noticia (eu angelus, evangelio) dada por un ajusticiado, era una actitud casi suicida que solamente tendría sentido para alguien que lo vio vivo después de haberlo visto morir crucificado.

Personalmente creo eso y lo veo no solamente como una continua fuente de esperanza sino también como un gran motor de superación personal (no olvidemos la parábola de los Talentos, según la cual se nos exigirá más cuanto más talentos se nos haya otorgado previamente), pero estamos hablando de filosofía, historia y política y no de religión, así que sigamos con la relación entre esas enseñanzas y el liberalismo.

El liberalismo así definido, se desarrolló como consecuencia de que luego de las enseñanzas de Jesucristo las perspectivas históricas mutaron, cambiando una cosmovisión totalitaria que consideraba que los protagonistas de la historia eran los grupos humanos como tales, la manada devenida en sociedad -la tribu, la polis, el reino y sus monarcas, apoyados por cierto por sus respectivos dioses y en continua guerra entre sí, concepción de los babilonios, egipcios, y todos los pueblos antiguos, incluyendo Grecia y Roma-, por la visión individualista proporcionada por Él, que produjo un "giro copernicano" en la visión del hombre y su destino, conforme al cual todos los individuos somos parte de un Plan divino que incluye nuestra propia e individual resurrección y salvación. Somos invitados de lujo a un Banquete Celestial, y el Estado y sus regentes son simplemente un instrumento más al servicio de los individuos y jamás sus dueños.

Por supuesto existieron desde siempre pensadores individualistas... Lao Tsé, Heráclito, quizá Sócrates, Aristóteles, Cicerón. Pero siempre en un entorno en que la sociedad era el protagonista principal. Inclusive en el Antiguo Testamento el protagonista básico era el pueblo judío y sus dirigentes. Y Sócrates prefirió morir envenenado a exiliarse y abandonar Atenas. En cambio el protagonista esencial en la Palabra de Jesús es cada uno de nosotros, el rey y el mendigo. Todos somos hijos de Dios, estamos todos previstos para alcanzar su Reino conforme a nuestras acciones, que son libres. No dependemos para eso de nadie más que de nosotros y de la Gracia de Dios. Hay únicamente dos mandamientos y en eso se resumen toda la Ley y los Profetas: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. San Agustín lo resume aún más: "Ama y haz lo que quieras". Si amas no robaras, no matarás, no perjudicarás a terceros.

Es fácil comprender que el mensaje de Jesucristo fue resistido por los Estados de la época y sus monarcas porque disminuía la importancia de ellos mismos en la vida social. Persiguieron a los portadores del "eu ángelus", la "buena noticia", y los mataron sin poder empero matar su mensaje de amor y de esperanza. Sobrecoge ver las catacumbas romanas e imaginar los riesgos que corrieron los primeros cristianos para mantener viva la Fe que hoy profesamos los cristianos, y que algunos "liberales" pretenden descartar de un plumazo como desechos inútiles.

Siglos después se produjo la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, acontecimiento histórico e impensado que tuvo un aspecto positivo y otro negativo. El positivo fue que permitió la rápida expansión de la ya no tan nueva religión, pero el negativo fue el oscurecimiento de su individualismo de base, y la confusión de la religión con la Iglesia creada para preservar la Palabra. Pero si bien esta Institución es importantísima, Jesucristo había dicho que aún cuando solamente dos personas se reunieran en su nombre, allí estaría Él.

La Iglesia como tal es buena en la medida en que sigue, mantiene, clarifica y difunde las enseñanzas de Jesucristo. Él mismo previno contra cualquiera que, aún invocando su nombre, no siguiera sus enseñanzas ni enseñara sus preceptos. Hubieron así Papas buenos y Papas malos. Hasta Papas Borgia llenos de hijos y presuntamente incestuosos. Pero cumpliendo otra profecía de Jesús, la Iglesia terminó siempre sobreponiéndos, perfeccionándose y adaptándose cada vez mejor al mensaje de su fundador, así que presumiblemente terminará reconociendo a su hijo pródigo, el liberalismo, como ya tímidamente lo insinuaron Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El mensaje individualista de Jesús, conservado y transmitido por los cristianos, y no otro, es la semilla de donde germinó el liberalismo. Amar a Dios implica amar su creación, amar la vida, amar todo lo bueno, amar al prójimo como a uno mismo, y amarse a uno mismo también. La filosofía cristiana fue siempre por naturaleza individualista en su enfoque: Estamos individualmente unidos a Dios. No es el Dios del pueblo sino el de cada uno, y a la vez el mismo para todos. De ahí derivan todos los principios varios al liberalismo: Solo Dios y no un monarca o un tercero puede disponer de la vida, la que debe ser respetada a rajatablas. No puede haber caridad individual sin propiedad privada. A su vez no existiría mérito en entregar algo de la propiedad si no existiera el derecho a no hacerlo. No puede haber mérito o demérito sin libertad de acción. No puede haber tampoco premios o castigos sin libertad de conciencia. Así, el irrestricto respeto a la individualidad y sus derechos esenciales de Vida, Libertad y Propiedad (redescubiertos por Locke dieciséis siglos después de Jesucristo) están por ende ya implícitos en toda la enseñanza de Jesús, que a su vez contiene una relectura humanística de las Escrituras. Eso no es usualmente entendido por los liberales libertarios y ateos que creen que el liberalismo nació con la Ilustración y sin historia, y ven a la Iglesia como predicadora del sacrificio y de la auto negación. Pero es al revés.

A su vez el liberalismo no cristiano nacido de la tradición filosófica grecorromana y la Ilustración, tropezó en su camino con la Iglesia, generando dos corrientes antitéticas. Existieron por un lado muchísimos filósofos liberales, aún agnósticos o ateos, que intentaron conciliar ambas prédicas, tarea no demasiado complicada según se dijo, por la identidad de puntos de partida (vida, libertad y propiedad). Juan de Mariana, Isidoro de Sevilla y la Escuela de Salamanca fueron precursores del liberalismo cristiano, igual que Erasmo de Rotterdam y Locke. Inclusive muchos monarcas del Despotismo Ilustrado aclararon perfectamente que no tenían más derechos que sus semejantes. Más adelante Adam Smith, Edmond Burke, Benjamin Constant, Bastiat, Lord Acton, Alexis de Tocqueville, o en el siglo XX Friederich Von Hayek, Karl Popper, Rothbard, en cierta forma Walter Block y por supuesto Michael Novak, a la vez sacerdote y pensador liberal. Es la corriente liberal/clásica o liberal/conservadora que siguieron aquí en América Franklin, Hamilton, Jay, Jefferson, Madison y el propio Washington, los Padres Fundadores norteamericanos, y aquí Belgrano, Echeverría, Alberdi, Avellaneda y hasta Roca pese a sus peleas con la miope curia de su época. Eran todos filosófica y prácticamente empiristas-realistas de tipo anglosajón o aristotélico-tomistas, muchos liberales y cristianos -aún cuando algunos también ateos o solamente teístas, pero no opuestos a la religión-, eran prácticos y confiaban más en la experiencia acumulada que en la razón y buscaron conservar y mejorar el orden preexistente, insuflando al mismo el credo humanista del liberalismo. El respeto de las instituciones nacidas del orden social espontáneo no es en definitiva sino la aplicación al ámbito social del mismo principio de respeto al orden espontáneo que rige en la economía. Y sincrónicamente, en esa época el mundo progresó en una forma increíble, como nunca antes viera la Humanidad, y de la que somos directos herederos.

Pero mientras tanto existió otra rama del liberalismo, el idealista (en el sentido filosófico del término), de corte franco-alemán y continental, usualmente ateo o de un vago teísmo, exclusivamente teórico y confiado en haber descubierto la Piedra Filosofal de la Sociedad Perfecta a partir de la nada. Entonces, toda limitación que derive de los usos y costumbres ancestrales es vista como una limitación a destruir: Los Diez Mandamientos, la división de roles entre varones y mujeres, la familia tradicional, hasta la existencia misma de los sexos. Este otro liberalismo al que Von Hayek denomina apropiadamente "individualismo falso", se rió de la evolución natural de las ideas y de la vida social, del orden espontáneo derivado de la resultante de millones de sentires individuales y, encabezado por la Revolución Francesa y su "Diosa Razón", se dedicó a intentar destruir todo lo antiguo, incluyendo a la Iglesia a la que atacó sin intentar comprenderla. Esta otra rama que podríamos denominar liberal/libertaria hizo muchísimo daño a la causa de la Libertad por su afán de destruir todo para construir desde cero. Dijo (paradójicamente al igual que los socialistas, comunistas... y que muchos de los sacerdotes a los que perseguía) que liberalismo y cristianismo son incompatibles. Aquí milita también Ayn Rand, una "rara avis" atea y abortista que pretendió una síntesis del realismo de la otra rama (rebautizado como "objetivismo") con bastante de Nietzsche y con el fundamentalismo idealista de los libertarios, y siempre renegando de la religión. Esta mezcla de influencias la hace tan proclive a enunciar grandes verdades como a proclamar barbaridades y sumir a muchos liberales en posturas antiliberales, dogmáticas y cerradamente opuestas a una convergencia con la religión. Hasta por su cerrada antireligiosidad se peleó con Murray Rothbard y Von Hayek, que osaron elogiar la tarea histórica de la Iglesia.

Esta rama fue la culpable de la incorrecta asimilación de cristianismo con socialismo, y es la que por su oposición a la tradición, al sentir de la gente y a la Iglesia termina siendo funcional al totalitarismo que dice combatir. No consiguió volver atea a la humanidad sino por el contrario, obtener el consecuente rechazo de los cristianos, a los que les exigía perder la fe y todas las enseñanzas morales de sus padres para ser supuestamente "auténticos" liberales. Y por desgracia es la más orgánica. El liberalismo conservador está implícito en la naturaleza misma de la población, conforma su esencia, pero en general carece de voceros, y en cambio el liberalismo libertario -que mira con cierto desprecio al hombre común, al que considera atrasado y lleno de prejuicios- es proclamado como el único y verdadero liberalismo.

Y para peor este insospechado regalo fue prontamente aprovechado por el comunismo y sus secuaces, que de haber declarado al "materialismo histórico" como base de su teoría y haber denostado a la religión como "el opio de los pueblos", de golpe y gracias a sus enemigos pudieron captar a miles de millones de cristianos. Gramsci, la Escuela de Frankfurt y todo lo que se conoce como la "Nueva Izquierda", inspirados en el Manifiesto Comunista que los llama a adoptar como propia cualquier rebelión contra el orden establecido, armaron una mélange de otra forma incomprensible de religión, comunismo y libertarismo, que permite que un Papa de tendencia socialistoide apoyara la candidatura de una abortista cuya tesis doctoral fue una apología de Satanás, a la presidencia del país más poderoso del planeta.

Esta rama liberal anti cristiana incurre en un grueso error doctrinario que la vuelve peligrosamente totalitaria. Hay dos concepciones de moral, una llamada "moral del deber" y otra "moral de la aspiración". La primera considera moral toda acción que no vaya contra unas pocas prohibiciones, en cambio la segunda considera moral solamente una acción que coincida con la aspiración del moralista. La primera es una moral realmente liberal, la segunda es una moral totalitaria. Cuando alguien pretende explicar a los demás cómo "debe" comportarse una persona, inclusive cómo "debe" comportarse un liberal, deja de ser liberal. Y eso es lo que hacen muchos liberales de esta tendencia: Debes ser ateo, debes ser egoísta, debes rechazar el altruismo, debes buscar el interés material, debes... debes... Forman así una secta tan totalitaria como las que combaten. A Rothbard le quisieron prohibir seguir con su esposa porque era cristiana, y por eso él abandonó el grupo.

Mi conclusion final, y mi angustiado llamado como conservador, liberal y cristiano, es la siguiente: Hay un enemigo común, astuto, poderoso y mutante, que es el colectivismo. A veces parecerá de izquierda, a veces derecha. Pero su característica esencial, su "marca de la Bestia" será siempre su intención de dirigir la vida de las personas y negarles sus derechos a la Vida, la Libertad y la Propiedad. Atacará a la religión en nombre de la libertad, y a la libertad en nombre de la religión. Si triunfa eliminará la religión y la libertad, como ya hizo tantas veces. Por eso:

Conservadores... Continúen siendo los fieles guardianes de las instituciones y pensamientos consagrados por lo mejor de la sabiduría de nuestros antepasados, sin sofocar la libertad para las transgresiones individuales. Cristianos.... No rechacen el liberalismo sin conocerlo, porque bien entendido es la conclusión natural de las enseñanzas de Cristo. Liberales... Revaloricen al cristianismo, que está en los orígenes históricos y filosóficos de su propio pensamiento. Si quieren ser ateos séanlo. Y si quieren estudiar y volverse cristianos también. Pero no intenten cambiar todo de un plumazo. El liberalismo es por naturaleza incluyente para todos. Pero depongan las hostilidades azuzadas por el colectivismo.

No pretendan los cristianos excluir a los liberales, ni los liberales excluir a los cristianos (e inclusive a los que no son ateos), ya que no solamente ambos están errando históricamente, no solamente están errando doctrinariamente, sino que además están errando estratégica y políticamente. Están ambos cavando su propia fosa y, en lugar de aprovechar sus claras confluencias para complementarse, regalando al totalitarismo la ímproba tarea del liberalismo de revalorizar al individuo, y la heroica evangelización emprendida por la Iglesia veintiún siglos atrás.

Marcos Aníbal Rougès

22/11/2016

DEFENDER EL CAPITALISMO O DEFENDER LOS DERECHOS INDIVIDUALES?

Los liberales solemos automáticamente, por oposición a quienes critican el sistema en que vivimos, defender al "capitalismo". Pero debemos efectuar una aclaración para evitar caer en una trampa semántica: La palabra “capitalismo” no es una palabra capitalista (entendido como modo de pensamiento liberal). No existe nada como un "gobierno de los dueños del Capital", tal como era el sentido que le daba Marx a la palabra. Los “capitalistas” de la época de Marx no se denominaban a sí mismos capitalistas, porque les parecía tan natural que alguien que hubiera puesto una empresa con sus ahorros, fuera el dueño de sus ganancias, que no se les ocurría que eso pudiera ser considerado solamente una forma supuestamente sesgada de ver la realidad. Antes de Marx, nadie pensaba que tener las cosas propias podía ser considerado simplemente una forma de mirar la realidad, sino que era considerado la realidad misma. De igual manera, los perros cuando entierran un hueso para comerlo después, o las abejas cuando elaboran la miel de sus panales, o las hormigas cuando acumulan alimentos para el invierno, no se autodenominan “capitalistas”, ni consideran “socialistas” sino simples depredadores a quienes se los sacan.

El primer uso de la palabra capitalista (capitalist en inglés) parece pertenecer a Arthur Young en su obra de 1.792 “Travels 1787–89; undertaken with a view of ascertaining the cultivation, etc. of the kingdom of France”. Luego fue tomado por Karl Marx en “Das Kapital”. En Marx los dueños del capital supuestamente arman una superestructura ideológica para sostener a la infraestructura económica. Entonces, todo el que quiere sostener que lo que ganó es de él y no de otro, o que él tiene la libertad de hacer de su propio patrimonio lo que le plazca, es automáticamente designado como un “capitalista”. Con eso, el término “capitalista” pasa a ser el estigma a endilgar a cualquiera que piense naturalmente, y a convertir al pensamiento natural en -supuestamente- una simple superestructura ideológica. El más gigantesco "argumento ad hominem" de la historia de la humanidad.

Capitalismo así pasó a ser desde su nacimiento una palabra socialista para denominar a sus opositores, que supuestamente son -por definición- los dueños del capital aunque no lo tengan, y que usan el capital para condicionar inclusive el pensamiento de los explotados, que son los socialistas aún cuando sean multimillonarios. Eso les lleva a que, cada vez que fracasan los experimentos socialistas, lo imputen a que no fueron "ellos" sino “otros” los dueños del capital, los cuales pasan a ser, por definición, "capitalistas". Así, para hablar del comunismo fracasado, sugieren que se trata de un “capitalismo de Estado”, y deciden buscar otro sistema en donde quienes tienen el capital no den instrucciones sobre cómo utilizarlo, lo que es un imposible, salvo consiguiendo que el capital no sea de nadie, ni siquiera del Estado. Ya se dirá en unos años que Fidel Castro o Kim Jong Un eran "capitalistas", y que por eso fracasaron sus experimentos.
Con ese sencillo truco, además, apenas uno defiende el "capitalismo" es oído por un pueblo que ya se ha embebido de esa visión distorsionada, como un defensor de la explotación.

El liberalismo muchas veces tomó como propia esa palabra estigmatizadora, y defendió el “capitalismo” en lugar de defender los eternos valores de la libertad, la igualdad de oportunidades, la república, la limitación del poder estatal, etc., aceptando así de entrada que la visión socialista es “otra” visión posible de la realidad, y no la sencilla máscara ideológica de los depredadores de todos los tiempos, quienes para demonizar a quienes piensen diferente, los pintan indefectiblemente como explotadores y no como luchadores por la libertad.

Hay por ende un gigantesco error conceptual en la defensa del Capitalismo, y es el siguiente: El "Capitalismo" no existe. Es un invento del Comunismo. Simplemente al sistema tradicional de respeto de los Derechos Individuales, se le endilgó injustamente el tratarse de un sistema que conduce a la explotación de algunos (los trabajadores) por parte de otros que son los grandes propietarios del Capital (los capitalistas), que también supuestamente crearon una inmensa "superestructura ideológica" para defender el Capital. Todo eso es falso. Lo que propiciamos tradicionalmente (sacándole el mote comunista de "capitalismo" a esa propuesta) es un sistema de respeto recíproco, que reconoce a cada uno sus derechos individuales a la BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD, para lo cual se debe respetar los medios que permiten dicha búsqueda, resumidos en sus derechos a la VIDA, la LIBERTAD y la PROPIEDAD. Ninguno de los que defiende el sistema, busca defender a los propietarios del Capital por el hecho de tenerlo. Y si un "Capitalista" grandote, por el hecho de serlo, viola los derechos de un individuo desprotegido, la comunidad debe ponerse en contra de aquél, ya que lo que defendemos no es la propiedad del Capital, sino los derechos individuales de todos.

En cuanto al término CAPITALISMO, en esta época de Google, se puede hacer un experimento irrefutable acerca de su notorio y generalizado desprestigio. Búsquese imágenes de "capitalismo" por Google y sorpréndase al ver qué aparece. No las magníficas ciudades en donde se respeta la propiedad privada y en general los derechos individuales, y sus miserables contrapartidas comunistas en donde medran verdaderos tiranos acumuladores de Capital, sino inexorablemente a un empresario -preferiblemente gordo y con cara de malvado- que explota al pueblo. En ese sentido desprestigiante que se le quiso dar desde un origen al término, los verdaderos "Capitalistas" que defienden a los poseedores del Capital por el mero hecho de tenerlo, son las Guardias Pretorianas y las Nomenklaturas de los países socialistas. Y la verdadera "Superestructura ideológica" generada para defender a estos monstruosos propietarios del Capital, es el propio Comunismo.

Esto que propiciamos es llamado LIBERALISMO por quienes ponen el enfoque en uno de sus postulados, la Libertad, o también INDIVIDUALISMO cuando se pone el enfoque en su defensa a los Derechos Individuales. Otros, más melancólicos de otra época en que ni siquiera se discutía estos derechos, lo llamarán CONSERVADORISMO, que no quiere el mantenimiento del "statu quo" por el hecho de existir, sino simplemente entendiendo que nadie tiene derecho a violar los derechos individuales de otro.Algunos, que consideramos que la búsqueda de la felicidad a través del respeto de los derechos de los demás, y el paternal consejo de interesarse por la felicidad de todos, dirán que es la forma de realizar las verdaderas enseñanzas del CRISTIANISMO. Así planteados los términos, queda claro que no existe una diferencia demasiado grande entre todas las vertientes de la oposición al comunismo. La cuestión es simplemente poner el énfasis en el respeto de los Derechos Individuales. Las diferencias surgen cuando alguna de esas vertientes atenta contra la base fundante y esencial anteriormente mencionada. Y eso lo vemos frecuentemente en los foros de discusión, en donde en lugar de centrarse en discutir con el verdadero opositor, los foristas se dedican tontamente -acicateados a veces por los propios comunistas- a ahondar sus diferencias, y a renegar de la esencia común que debería unificarlos.

Así ocurre cuando en un foro liberal un ateo considera que tiene derecho a burlarse del creyente, o cuando un creyente considera que tiene derecho a burlarse del ateo, o cuando se considera implícitamente que un millonario tiene derecho a avasallar los derechos de un pobre, o que un pobre tiene derecho a robar al millonario. Cuando un joven se burla de un tradicionalista considerando que una nueva institución debe ser preferida por el mero hecho de ser nueva aunque atente contra siglos de tradición de defensa de la felicidad, o cuando un tradicionalista pretende imponer siglos de tradiciones opresivas por el solo hecho de ser antiguas, contra nuevas instituciones que mejoran la búsqueda de la felicidad. En suma, ser liberal no es fácil. Obliga a mantener un delicado equilibrio entre la firme defensa de las convicciones propias, y el respeto de las convicciones ajenas. Obliga a cuestionarse continuamente los propios postulados. A estar, conforme a una feliz frase de Alberto Benegas Lynch (h), continuamente en ebullición. A no encuadrar a los demás, ni permitir ser encuadrados.

Por supuesto, si un comunista ataca a la Sociedad Libre llamándola "Capitalismo", uno debe defenderla. Pero es fundamental no adoptar la terminología, ni menos aún la forma de pensar del adversario. La inagotable riqueza de cada individuo no puede ser resumida en una mera estúpida etiqueta de "Capitalismo", como si todo lo que nos interesara fuera defender a quienes tienen el Capital, independientemente de que se lo haya acumulado sirviendo a los demás mediante libres transacciones, como ocurre con la acumulación de capital en una Sociedad libre, o explotando a los demás mediante saqueos, robos y homicidios, como es de práctica en los países comunistas.

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