30/06/2025
“CON LOS CHICOS, NO": La política indecente de los nefastos Gerardo Morales y Julio Bravo en las escuelas”
En Jujuy, la política ha tocado fondo. Lo que era impensado y repudiable hoy se convierte en práctica habitual: el exgobernador Gerardo Morales, junto a su socio político Julio Bravo, actual intendente de San Pedro, están utilizando las escuelas y a los niños como escenografía para sus campañas y aspiraciones políticas. Un acto que, además de ser moralmente miserable, podría constituir una violación directa a los derechos de los menores y al consentimiento de las familias.
Mientras Morales intenta desesperadamente recomponer su desgastada y manchada imagen —la de un hombre que gobernó con mano de hierro, persiguió periodistas y criminalizó la protesta social— ahora recurre a lo más bajo: instrumentalizar a los chicos. A través de visitas organizadas a establecimientos educativos, se los puede ver sacándose fotos con alumnos, sin autorización de sus padres, usándolos como escudo y como ornamento para intentar lavar su historial político nefasto.
No se trata de una simple actividad escolar. Se trata de un acto político disfrazado, premeditado y cobarde, que utiliza la inocencia y la imagen de los niños como moneda de cambio para una campaña disfrazada de visita institucional. ¿Con qué derecho Gerardo Morales, que hizo meter presos a ciudadanos por tuitear comentarios sobre su hija, ahora expone a los hijos de otros sin permiso, usándolos como carteles humanos para su rehabilitación mediática?
Lo mismo ocurre con Julio Bravo, un intendente que debería ocuparse de las obras desaparecidas y de la dramática situación social y económica de San Pedro, pero que prefiere posar entre criaturas que no votan, ni entienden de manipulaciones políticas. Bravo se sube al circo de Morales con la sonrisa de quien cree que todavía puede engañar a una comunidad que ya está harta.
La hipocresía es brutal. El mismo poder que persiguió, silenció y encarceló personas por hablar, ahora se siente con la libertad de utilizar la imagen de los hijos del pueblo sin el menor reparo ético. ¿Dónde está el consentimiento de los padres? ¿Dónde está el respeto por la escuela pública como espacio de formación y no de propaganda política?
Esto no solo hiere la dignidad de las infancias, sino que configura una práctica que debe ser denunciada, rechazada y terminantemente prohibida. Las escuelas no son escenarios de campaña. Los niños no son figurantes para el show del poder. Los padres no son invisibles. La ciudadanía no es id**ta.
Con los chicos, no se hace política. Y si Gerardo Morales y Julio Bravo no lo entienden, entonces es hora de que la sociedad les ponga un límite. Que las madres, los padres, los docentes y los ciudadanos de pie digan basta. Porque hoy son fotos, pero mañana será el adoctrinamiento. Porque hoy es la imagen, pero mañana será el discurso impuesto.
Este atropello no puede pasar inadvertido. Es una muestra más de cómo el poder, cuando pierde el rumbo, pierde también la vergüenza.
Con los chicos, NO. Nunca más.