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Desliz en un acto oficialUn tal Juan Carlos PolettiEn plena presentación turística, un funcionario confundió el nombre d...
07/07/2025

Desliz en un acto oficial

Un tal Juan Carlos Poletti
En plena presentación turística, un funcionario confundió el nombre del intendente Poletti. El gesto del mandatario y la reacción posterior, en clave de anécdota.

Una confusión del subsecretario de Turismo, Javier Dellamónica, puso a prueba el sentido del humor del intendente Juan Pablo Poletti. Archivo

Durante la presentación oficial de la agenda de turismo, cultura y eventos de las vacaciones de invierno en la ciudad de Santa Fe, el subsecretario de Turismo, Javier Dellamónica, protagonizó un momento que quedó para la anécdota al referirse al intendente Juan Pablo Poletti como «Juan Carlos», lo que generó sorpresa entre los presentes. El funcionario continuó su exposición como si no hubiese pasado nada. A su costado, el intendente mantuvo la mirada firme hacia el público.

Tras la conferencia, en una charla informal Poletti llamó de «testigo» al cronista de El Litoral y le preguntó a Dellamónica si sabía su nombre. El funcionario lo miró descolocado. Entonces el intendente le explicó lo que había sucedido. El registro de audio grabado en la conferencia era clarito: «Juan Carlos Poletti». El hecho quedó en un par de risotadas.

Este tipo de confusiones no son infrecuentes en la política argentina. En su momento, Alberto Fernández llamó «José» a Esteban Bullrich durante un acto oficial; Cristina Fernández de Kirchner confundió el nombre del músico Lito Vitale con el del periodista Víctor Hugo Morales en plena entrega de premios; y el exgobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, en un discurso, se refirió a la presidenta como «Doctora Carrió», mezclando nombres y partidos.

DE ARMAS TOMAREspecialistas analizan los cambios en las políticas de armas que decretó el GobiernoLiberalización de arma...
07/07/2025

DE ARMAS TOMAR

Especialistas analizan los cambios en las políticas de armas que decretó el Gobierno
Liberalización de armas: «un retroceso de medio siglo»
Por Santiago Brunetto

Imagen: Archivo
«Esto es borrar de un plumazo toda la política pública de control de armas en Argentina». Así califican los especialistas en políticas de desarme la decisión del gobierno de Javier Milei de disolver por decreto la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) y sus exclusivas funciones de control para reestablecer el cuestionado Registro Nacional de Armas (Renar) bajo la órbita del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich. Afirman a Página/12 que, en relación con todas las políticas que el gobierno viene adoptando en torno a la liberalización de la tenencia civil de armas, la última decisión es «la más grave» porque implica «un retroceso de medio siglo» para «vaciar» al Estado de la posibilidad de controlar el uso de armas. Las organizaciones piden al Congreso que rechace el decreto.

Primero fue la edad: en diciembre del año pasado, el gobierno bajó de 21 a 18 la edad permitida para comprar y tener armas legalmente. Luego fue la flexibilización de los trámites, en mayo de este 2025, con la habilitación de un trámite digital de «tenencia express». Le siguió, hace sólo unas semanas, la decisión de habilitar a los legítimos usuarios la compra de armas semiautomáticas como las que protagonizan las sucesivas masacres civiles de Estados Unidos. En el medio, la eliminación de diversos trámites y tasas para la fabricación, venta y compra de armas. Ahora, aunque nadie pueda asegurar que este vaya a ser el final, la decisión de disolver directamente la Anmac y volver al Renar, que ya no será autárquico sino que tendrá dependencia directa de Seguridad.

Julián Alfie, director ejecutivo del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip) y miembro de la Red Argentina para el Desarme, asegura que esta última decisión «es la más grave de todas las que hemos venido viendo en los últimos meses«. «Es comprarse un problema que Argentina no tenía en relación a las armas porque implica vaciar la posibilidad de que el Estado las controle. Significa la eliminación de hecho de cualquier tipo de facultad del Estado de promover una política de desarme eficaz. Con esto volvemos a 1973, con el Estado renunciando a prevenir la violencia con armas de fuego», agrega en diálogo con este diario.

La Red fue una de las primeras organizaciones en salir a repudiar la medida a través de un comunicado en el que se hace foco precisamente en ese año: 1973. Fue el momento en el que se creó el Renar, «un registro pasivo, sin capacidad legal para implementar una política activa de prevención y control de las armas de fuego». El Renar, todo un símbolo de la flexibilidad en el control de armas, fue reemplazado en 2015 por la Anmac a través de la aprobación casi unánime en el Congreso de la Ley N° 27.192. La Red señala que el objetivo de la ley fue crear «una agencia moderna basada en el concepto humanista de prevención de la violencia armada: un claro norte para la formulación de políticas de control y de restricción de la proliferación de armas de fuego».

Tras el rechazo de la Red se sumó también la sede argentina de Amnistía Internacional, que ubicó a la última medida dentro de una serie de «alarmantes y regresivas» políticas del gobierno en el área. Aseguraron que la decisión de disolver la Anmac «implica un grave retroceso en una política estatal restrictiva en materia de armas de fuego», ya que la agencia tenía «funciones fundamentales para la prevención de la violencia armada».

«¿Qué consecuencias tiene esto para nuestra sociedad? Más armas y más violencia. Una sociedad armada no es una sociedad más segura. El Congreso debe revisar y rechazar este decreto y promover una política pública de control de armas y prevención de la violencia, que priorice la vida, la seguridad y la paz social», agregaron. Un detalle considerable es que el gobierno pudo tomar esta medida por decreto gracias a las facultades delegadas que justamente el Congreso le otorgó con la aprobación de la Ley Bases.

Pero además de la eliminación del carácter autárquico de la agencia y del simbolismo de la restitución del Renar, el Decreto N° 445/25 tiene consecuencias concretas en la política de control de armas. No solo porque elimina el Fondo de Promoción de Políticas de Prevención de la Violencia Armada que, entre otras fuentes, financiaba a la agencia, sino porque se derogan artículos de la ley que establecían funciones, competencias, alcances y herramientas específicas para el desarme. Entre ellos se cuentan, por ejemplo, los artículos que definían que la agencia debía tener delegaciones territoriales en distintos puntos del país y elaborar un plan nacional de desarme.

El Artículo N°5, que fue borrado por completo, establecía 17 funciones de la Anmac, entre las que se pueden enumerar las de registro, autorización y control de la fabricación de armas, su destrucción en el marco de las políticas de desarme, la administración del Banco Nacional de Materiales Controlados, el dictado de cursos y seminarios sobre el tema, la elaboración de campañas de regularización de la situación registral, y hasta la realización de relevamientos estadísticos de actividades vinculadas al uso de las armas. Todo, advierte Alfie, fue borrado «de un plumazo» junto a «toda la política pública de control de armas».

Como siempre, la justificación oficial apareció en nombre de la desregulación y del recorte. Así, no fue Bullrich sino Federico Sturzenegger el encargado de defender en su cuenta de X la decisión en nombre del ahorro de gastos: «Dijimos varias veces que los organismos descentralizados son caros porque requieren una estructura administrativa propia y porque generan incentivos a la proliferación de trámites pagos; por ello, la transformación de la Anmac en un desconcentrado sigue, como ya hemos hecho en muchos otros organismos, bajando el costo del Estado, en este caso sin afectar sus funciones sustantivas«, sostuvo, aunque todavía nadie aclaró de qué forma las funciones básicas del Artículo N° 5 derogadas en el decreto seguirían formando parte del restituido Renar.



Mientras tanto, desde la Red piden al Congreso que tome cartas en el asunto para rechazar el decreto. Aseguran que el gobierno de Milei «imita lo peor del modelo estadounidense y promueve una sociedad armada«: «Que cualquier conflicto social pueda terminar a los tiros, que niños y niñas estén más expuestos a balaceras, masacres escolares o accidentes con armas, que el crimen organizado acceda con mayor facilidad a armamento, incluso superior al que poseen las policías, que las víctimas de violencia de género sufran más femicidios y amenazas con armas de fuego, y que aumente el riesgo de suicidios y accidentes con armas disponibles en los hogares».

Desde Amnistía, por su parte, ya habían advertido sobre los riesgos de la imitación estadounidense cuando el gobierno decidió habilitar la compra de semiautomáticas, armas de alto calibre que hasta entonces estaban reservadas para instituciones armadas. Entonces señalaron que, en ese país, «un promedio de 109 personas muere por día debido a la violencia con armas», mientras que «la violencia armada es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 24 años«.

El PS celebra su desarrollo territorial, según el mensaje de las urnasLa reconstrucción del socialismoJoaquín Blanco ana...
07/07/2025

El PS celebra su desarrollo territorial, según el mensaje de las urnas

La reconstrucción del socialismo
Joaquín Blanco analiza ante Rosario/12, el mapa político tras la elección intermedia, el papel del partido en el frente Unidos y el escenario abierto hacia 2027.



A Blanco no le preocupa que Unidos haya perdido en las principales ciudades.
A Blanco no le preocupa que Unidos haya perdido en las principales ciudades.. Imagen: Archivo
Dentro del frente Unidos, el socialismo celebra su crecimiento territorial refrendado en las elecciones del domingo pasado. Logró imponer 6 intendentes y 31 presidentes comunales, y lo consideran clave para que el gobernador Pullaro pudiera interpretar que ganó. El diputado provincial Joaquín Blanco, secretario general de la Junta Ejecutiva del Partido Socialista santafesino, contó que esta foto electoral es «la cosecha de lo sembrado» dentro de un plan de desarrollo territorial trazado después de la derrota electoral de 2019 y de la muerte de Miguel Lifschitz, en 2021.

A Blanco no le preocupa que Unidos haya perdido en las principales ciudades de la provincia. Sopesa que esto ya pasó antes. Y es una razón para plantear que en política nadie es dueño eterno de los votos, y que el PS trabaja «para ser protagonista, no testimonial» dentro del frente que «tiene que ser competitivo». Pullaro manda todavía, pero eso puede variar. Encima, en el medio está la reforma constitucional, donde Blanco será uno de los convencionales. Por eso avisa que para 2027 el escenario «está abierto», que el socialismo jugará sus cartas y que «Unidos dirimirá las candidaturas en una primaria que sea atractiva».

«Tuvimos reunión de junta ejecutiva provincial el miércoles y fue la puesta en común de una construcción que venimos desarrollando desde 2021. Nos dábamos cuenta de que el socialismo era un partido con militancia y arraigo en Rosario, también en Santa Fe, pero le costaba mucho hacer pie en el interior de la provincia. Empezamos en plan de construir candidaturas, militantes jóvenes, formar gente de afuera de la política, y tuvimos buenos resultados en 2021; en 2023 fue importante la consolidación de muchas experiencias locales. Y en 2025 cosechamos lo sembrado y pegamos un salto importante. Tenemos presencia en los 19 departamentos, con intendentes o presidentes comunales, ingresamos a concejos municipales donde nunca había habido un socialista. Una capilaridad territorial que nos da fortaleza. Hoy el PS, es el tercer partido con mayor representación institucional en Santa Fe. Muy por encima de La Libertad Avanza y el PRO», dijo Blanco a Rosario/12.

—Antes el PS necesitaba esa capilaridad de la UCR en tiempos del Frente Progresista.

—Sí, y también aquel frente convivió con los mejores años del kirchnerismo, con un peronismo muy fuerte en el interior, gobernaba las principales ciudades, tenía mayoría en el Senado. Hoy tenemos un plan y estoy convencido que en 2027 habrá un crecimiento por cosas que quedaron planteadas.

—¿Ese crecimiento da tanto como para empezar a discutirle el liderazgo a Pullaro?

—No es discusión de liderazgos. Tenemos claro que el gobernador es el que conduce el proceso del frente Unidos, como lo hicieron nuestros gobernadores en el FPCS, y está bien que así sea. Unidos es competitivo, construye mayorías cuando expresa ese ancho de banda de centro izquierda y centro derecha con nitidez. Para que sea competitivo necesita de un socialismo fuerte y protagonista, como necesitamos que lo sea el PRO para buscar votos en otros sectores de la sociedad. No es una disputa de poder, es una mirada estratégica. Para que este frente sea competitivo es necesario que sus componentes tengan visibilidad, ambición y disputen electoralmente. Entonces, el escenario de 2027 es de absoluta incertidumbre, quién sabe qué será, pero como partido trabajamos para ser protagonistas, no testimoniales.

—Si es por medir la pregnancia electoral del gobernador hoy, dos años después, sus candidatos, el frente Unidos, perdieron, al menos en las principales ciudades de Santa Fe.

—En estas elecciones se votaron identidades políticas, pero también se votó mucho con características de lo local. Hubo acompañamientos o rechazos a gobiernos locales. Más que el apoyo o no al gobernador, lo interesante de evaluar por qué en municipios que ganamos hace poco tiempo perdimos esta elección intermedia.

—¿Entonces le cabe a Javkin este resultado más que a Pullaro?

—No es el caso particular de Javkin en Rosario. Hay ejemplos en otras ciudades donde Unidos gana la intendencia tras décadas de gobiernos peronistas, y perdemos la elección intermedia después de un año y medio. Hay explicaciones, tal vez la división del voto no peronista, pero también las dinámicas locales, y cómo el peronismo ha logrado reconstruir nuevas candidaturas. Es decir, cada ciudad tiene su dinámica propia para explicar el resultado. En general, donde se elegía el intendente Unidos ganó de manera apabullante. Y en elección de concejales, con más distribución de candidaturas y en ciudades donde el ausentismo fue mayor, ahí es donde más nos costó.

En cuanto a Rosario, este escenario no es nuevo. Es claro que está abierto. Hay tres fuerzas políticas competitivas, no hay un intendente puesto para 2027, y dentro de la coalición tenemos un desafío enorme para regenerar el vínculo y volver a enamorar a los que no fueron a votar. Pero la polarización que muchos preveían entre LLA y Monteverde, crisis de Unidos, no sucedió. Claramente se perdió, salimos terceros, pero la distancia entre el primero y el tercero fue muy corta. Y para los candidatos que expresaban un cambio, que la sociedad no se haya movilizado también les cabe el llamado de atención.

—¿Si el escenario es abierto, el socialismo ya piensa en poner el candidato de 2027?

—Por supuesto que el PS trabajará para Rosario y para todas las ciudades de Santa Fe. Un partido que aporta un valor al escenario electoral muy necesario. Tenemos la maravillosa herramienta como son las primarias para dirimir en cada frente quién es el candidato que cada uno lo representa. Lo mismo con los otros partidos de Unidos. Tratando de construir un proyecto de ciudad con diferencias y matices que se expresen en una primaria que sea atractiva. Vamos camino a eso pero falta mucho. Hay que ver cómo deriva la reforma constitucional, la elección de octubre. La propuesta de Unidos se dirimirá en una primaria.

—¿La reformulación del peronismo con sus alianzas le quitó votos al socialismo histórico?

—No, yo miro los circuitos electorales, Rosario tiene unos 90. Los votos históricos del peronismo tienen un piso y un techo, y Rosario lo expresa desde hace mucho. En 2017, esa gran elección de Roy López Molina, la ola amarilla, Sukerman salió segundo con 20 puntos, y cuarto apareció Trasante, candidato de Ciudad Futura, sacó 9 puntos: estás entre uno y otro en 30 puntos que sacó Monteverde en esta elección, con mucho menos votantes. Si repasamos elecciones nacionales, cuando estaba Cavallero incluso, al peronismo le cuesta traspasar en Rosario un techo que le permita ganar elecciones ejecutivas.

—Considerás entonces que el voto progresista no ha variado.

—La palabra progresista incluye muchas cosas… hay progresistas que nunca votan peronistas, otros que sí, Monteverde comparte muchos electores con Milei. La PASO de 2023 entre Sukerman y Monteverde, creo que Juan ganó 18 a 14% y es más o menos lo mismo que sacó él en las PASO de este año. Distinto y fuera de lo común fue la elección de 2023, final de intendentes, que fue un ballotaje, pero ambas candidaturas sumaron muchos más votos que tenían más que ver para que no gane el otro que de identidad propia.

—¿En ese ancho de banda, cómo hace el PS para convivir con el PRO que a nivel nacional es el socio ideológico y legislativo de La Libertad Avanza?

—Pero es que el PRO de Santa Fe viene de una raíz más larretista. El PRO más duro se fue con Bullrich: Angelini, Chumpitaz, Nuñez. Obviamente en Unidos tenemos matices, diferencias, cosas que no compartimos, pero los referentes del PRO aquí son democráticos, republicanos y con los que se puede dialogar en el marco de un programa de gobierno. Unidos tiene un programa y se destaca en materia de obra pública, de seguridad, también en lo social, la salud pública, que no forma parte del análisis principal al evaluar el gobierno. Santa Fe sostiene un Estado para esos sectores a los que Milei los ha abandonado. No creo que ni el gobierno sea de izquierda porque Maxi se pelee con Galperin por Mercado Libre, que nadie lo hace, pero tampoco que sea de derecha porque construye cárceles. Es un programa que tiene matices, y en el contexto nacional… ojalá Argentina tuviera un gobierno como el de Santa Fe.

Run Run: las muchas caídas de Bioceres SADel brillo de Wall Street a los balances en rojo. De una empresa de productores...
07/07/2025

Run Run: las muchas caídas de Bioceres SA

Del brillo de Wall Street a los balances en rojo. De una empresa de productores agropecuarios a una mamushka de sociedades en las Islas Caimán, Delaware y Luxemburgo. De una estrategia para salvar a la empresa y los accionistas originales al malestar de los inversores bursátiles. De la profesionalización del staff a falta de información oficial en plena crisis. Asoma cambio de modelo de cómo integrar ciencia básica y negocios privados: ¿Hacemos startups para un modelo productivo o financiero?
Mariano Galíndez
Por Mariano Galíndez
Bioceres SA tiene base en el complejo universitario del sur de Rosario.
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Bioceres SA tiene base en el complejo universitario del sur de Rosario.

El default de Bioceres SA tiene implicaciones que trascienden largamente su crisis económica y la estrategia implementada para salvar la empresa.

Entre ellos, una fundamental: puso en tensión la validez del modelo predominante, al menos en lo discursivo, de cómo conectar la ciencia básica y el negocio agroindustrial y del que Bioceres era el estandarte a seguir.

El crecimiento de las tensiones financieras en torno a Bioceres SA era un secreto a voces en el mercado y hacia el viernes de la semana pasada, tal como contamos el domingo pasado en esta columna, escalaron al terminarse junio y correr las versiones de que se había pasado de largo con vencimientos de pagarés bursátiles emitidos en el Mercado Argentino de Valores (MAV).

El miércoles, la situación tomó más temperatura cuando la agencia Fix le bajó la calificación a Rizobacter, una empresa del grupo Bioceres, y las ON de largo plazo vigentes a categoría A desde A+, y le asignó “perspectiva negativa” a la empresa por el «deterioro de las métricas financieras de Rizobacter y de su controlante”.

El jueves, finalmente, estalló el tema en la prensa cuando se confirmó el impago de los pagarés bursátiles de julio, que fue por 5.3 millones de dólares, y la imposibilidad de afrontar los vencimientos de julio por 7.5 millones de dólares, redondeando una deuda tomada en Bolsa de unos 30 millones de dólares.

La crisis fue noticia internacional, pero Bioceres todavía no emitió un comunicado oficial clarificando la situación, y vaya que tiene muchas cosas para explicar, incluso buenas para ella.

¿Ese silencio de radio se explica por el bajo perfil de sus nuevos controlantes, como dicen desde el staff, o por la dificultades para explicar el cuadro completo de lo sucedido?

Como sea, el silencio -en este caso- no es salud.

Lo ciertos que estallada la noticia, el staff (siempre en estricto off) tuvo que salir a aclarar cuestiones fundamentales, y fue ahí que emergió ante la opinión pública que -en realidad- todo lo que se conocía como grupo Bioceres era una gran mamushka de sociedades (nacionales y extranjeras) que se repartían participaciones accionarias, responsabilidades de conducción y unidades de negocios.

Por ejemplo, Bioceres SA está registrada en Argentina, Bioceres Semillas, registrada como una SAU, Bioceres Crop Solutions fue anotada en las Islas Caimán, Moolec fue registrada en Luxemburgo y Bioceres Tech Service se anotó en Delaware, un estado en Estados Unidos conocido por sus baja carga fiscal.

La figura repetida (a veces como director y otras como representante legal) y cara visible para las autoridades y la prensa de ese conglomerado de acciones era Federico Trucco, hijo de uno de los fundadores de Bioceres, allá por el 2000 cuando productores agropecuarios -reunidos en torno a Aapresid- decidieron invertir en investigación científica de base aplicada a los agronegocios.

Bioceres Crop, la que cotiza en Wall Street, no es la que defaultéo
Al público en general le puede llamar la atención, pero es moneda corriente la existencia de ese tipo de conglomerado de sociedades en las empresas con negocios globales.

Es que las empresas que comercializan por el mundo buscan localizaciones de bajo contenido regulatorio y tributario para tener la agilidad necesaria para la concreción de sus negocios.

Incluso, cuando se trata de desembarcar en Wall Street es usual que empresas no estadounidenses compren sociedades cáscaras que ya tienen habilitaciones para cotizar en el NYSE o en el Nasdaq ahorrando tiempos y gastos.

Es más, hay todo un mercado de ese tipo de sociedades que se ofrecen, y ese fue el mecanismo al que recurrió Bioceres cuando desembarcó en el Nasdaq (creando Biocers Crop), convirtiéndose así en la primera y hasta ahora única empresa rosarina que llegó a cotizar en Wall Street.

Puede sonar a ironía o sarcasmo, más en este momento, pero la próxima vez que se quiera ilustra en un portal de noticias una nota de Bioceres Crop en Wall Street se podría recurrir a una foto de las Islas Caimán porque esa empresa -que es la que se quedó con el negocio de su gran descubrimiento, el trigo OGM HB4 resistente a sequía- paga impuestos allá y no en Rosario o la Argentina.

Lo de la foto no fue introducido arbitrariamente en esta nota. El jueves por la noche, el staff de Bioceres Crop se contactaba con urgencia con todos los periodistas para pedirle que pongan en las notas del default una foto del Indear (en el complejo universitario del sur de Rosario conocido como La Siberia, que es la base de Bioceres SA) y no la del luminoso cartel de Nasdaq en pleno Nueva York dando la bienvenida a Bioceres Crop hace unos años, porque se trataban de estructuras societarias independientes.

Es más, hasta acercaban a los periodistas una foto de Bioceres SA, que fue la que se replicó en todos los medios y que, como gentileza, también usamos como imagen central de este «run run».

Ocurre que lo que el staff de Bioceres tuvo que salir a explicar de urgencia el jueves (mal, rápido, en off y sin abundar precisiones; en definitiva de manera incorrecta) es el movimiento accionario cocinado hacia fin del año pasado y completado este año por el cual Bioceres SA dejó de ser controlante de Bioceres Crop, por lo que el default de la primera no tiene impacto (más allá del un movimiento accionario inicial y cierto daño reputacional en la imagen) en la cotizante en Wall Street.

En líneas generales, lo que se hizo fue una fusión entre Moolec (que había nacido como una suerte de spin off de Bioceres que al llegar a Wall Street sumó nuevos accionistas del exterior) y Bioceres SA; una integración accionaria de la que también participaron Nutrecon (que está en el negocio de la producción de proteínas animales mediante el uso de cultivos) y Gentle Tech (fabricante de equipos agrícolas de alta tecnología).

Esa combinación de acciones convirtió a Moolec como cabeza de Bioceres Crops (que, a su vez, quedó al frente de varias empresas del grupo, como Rizobacter) licuando la mayoría de Bioceres SA, que igual conservaba acciones en la cotizante en el Nasdaq.

Así se puede ver en este mail reservado que envió la conducción del holding a los accionistas y que publicamos ahora.

La combinación de acciones también significó un profundo cambio de directores en Bioceres Crop quedando un puñado de la vieja guardia, Trucco entre ellos.

De este movimiento (con sus causas y consecuencias) dieron cuenta en su momento los periodistas y medios especializados (Rosario3, entre ellos), pero siempre a fuerza de hurgar por los comunicados de la empresa ante las autoridades bursátiles de los Estados Unidos o informaciones oficiales a sus accionistas en la presentación de balances. Nunca hubo una presentación oficial a la prensa de Bioceres.

Es más, a los accionistas se les pidió «ultra-reserva» de todos estos movimientos, incluso luego de concretados.

Solo un puñado de accionistas al tanto, entre ellos un ex director muy crítico del proceso, filtraron a los periodistas novedades de la empresa, que en otro tiempo tenía una comunicación oficial muy abundante.

Venta y comprador misterioso
Pero lo que no había trascendido (y, obvio, nunca informó Bioceres) fue que también (y vaya a saber en qué momento) no sólo se licuó a Bioceres SA como controlante de Bioceres Crop, sino que habría sido vendida, al menos su participación mayoritaria, porque Moolec continúa teniendo algunas acciones de la otrora “casa matriz”.

Siempre en off, la gente de Bioceres Crop repite en la prensa desde el jueves que son empresas separadas, que mientras estuvieron juntas Bioceres SA no incumplió pagaos, pero que no saben quiénes manejan ahora Bioceres SA y mucho menos tenían información sobre lo que estaba pasando en esa firma que era noticia en todo el país por su default en la Bolsa.

Bioceres SA, que formalmente tiene el control del edificio del Indear (que le cedió el Conicet), se convirtió así en una empresa fantasma. Nadie sabe nada.

Es más, ante la falta de información oficial, toma asidero que fue comprada por un magnate uruguayo, con negocios en criptoactivos, y que está detrás de la reciente compra de Adecoagro, otra de las joyas del agro argentino.

Pero, como se repite a lo largo de esta historia, Bioceres Crop mantiene el silencio oficial sobre cuestiones fundamentales como estas:

¿Por qué y cuándo se vendió la mayoría de Bioceres SA? Es más: ¿Se vendió?
¿Quién es ahora el accionista mayoritario o controlante?
¿Cómo se generó esa millonaria deuda? Y por más que ahora nadie sepa nada en Bioceres Crop, ese pasivo hoy defaulteado se generó cuando la Sociedad Anónima todavía era parte del grupo.
Precisamente, en tren de especulaciones, hay versiones que dicen que el ingreso de Juan Sartori, uno de los hombres más ricos de Uruguay, en Bioceres SA fue para quedarse con las acciones que tiene en Bioceres Crop.

Si el fin de Sartori es quedarse con Bioceres habrá que decirle adiós a la hipótesis de que Bioceres SA (firma que casi no tiene actividad e ingresos) podría pagar su deuda en Bolsa vendiendo las acciones de Bioceres Crop.

El bajo perfil de los nuevos accionistas y directorios es la explicación en off a la falta de información oficial sobre lo ocurrido. Por eso el mensaje de Bioceres Crop, (la empresa de las Islas Caimán, que se presenta ahora como la continuadora de la vieja Bioceres SA de la que ahora no tiene nada que ver) se resume en 3 puntos fundamentales.

Bioceres Crop es una empresas societariamente distinta a Bioceres SA y su accionista controlante es Moolec.
La combinación de acciones fue la estrategia utilizada para salvar a la compañía (incluida la caja de Rizobacter) del ancla que representaba a la cotización (que cayó 50% en una año) la deuda de Bioceres SA (y la amenaza de compra hostil por buitres cripto como el magnate uruguayo).
La caída de las acciones y los números negativos en los balances se explican por el mal momento del agro en Argentina, con costos crecientes, retraso del tipo de cambio, productores que invierten poco y falta de seguridad jurídica para la introducción de innovaciones.
No hubo vaciamiento de Bioceres SA y que los productores agropecuarios que eran accionistas originales de Bioceres SA vendieron antes (en sucesivas ventanas que se les abrieron) sus participaciones (ganando mucho dinero), quedando a salvo del default de esta semana.


Lo raro es que con la misma vehemencia que se defiende que no hubo vaciamiento no se explicó oficialmente cómo se generó ese millonario pasivo. Ni siquiera precisan la profundidad del mismo. Por lo menos, el estado que tenía hasta el momento de desprenderse de la SA.

Capítulo aparte es el de los inversores bursátiles, sobre todo de los pagarés, que se seguían ofreciendo en el MAV hasta febrero pasado. Si bien la responsabilidad estará en los agentes que lo recomendaron y los inversores que los compraron por no analizar bien al emisor), queda la duda de si realmente sabían que estaban comprando el riesgo de una empresa que se se estaba separando del holding y sin negocios activos, muy lejos del brillo de Wall Street y las charlas en Endeavor.

De los próximos pasos de la ahora “fantasmagórica” Bioceres SA (de la que nadie se hace cargo) dependerá mucho el nivel de judicialización que tenga el default, sobre todo de quienes se quedaron con más de 30 millones de dólares por cobrar.

Otro modelo
Más allá de las desventuras de Bioceres (cualquiera sea su apellido), lo que se pone ahora en tela de juicio es el relato predominante sobre el modelo de integrar ciencia básica con inversión privada en miras de lograr un desarrollo sustentable.

Con Bioceres como estrella del firmamento corporativo, la receta que ganó consenso (en los medios y en la opinión pública) fue la generar inversión privada que potencie stratus up de base científica (en biotecnología aplicada al agro y la medicina) para que rápido escalen hasta internacionalizarse teniendo como meta Wall Street, la meca del financiamiento y la llave de ingreso a muchos otros mercados.

El fondo de inversión SF 500, que lanzó el gobierno provincial de Omar Perotti como Bioceres, es un ejemplo claro de esa ruta: invertir individualmente en cientos de start ups para que alguna llegue a ser el próximo “unicornio” y toque la campana en el corazón del centro financiero mundial.

En rigor, el problema central que tiene la Argentina en materia de desarrollo científico es el retiro que está haciendo el Estado nacional de la investigación de base, que es aquella que la inversión privada nunca financiará porque no ofrece alternativa de negocio.

Una huida que ya está carcomiendo estructuras y equipos, que generará problemas de largo alcance (como la interrupción de investigaciones y la fuga de cerebros) y de la que los salvatajes que aparecen (como el que intenta el gobierno de la provincia de Santa Fe) no son una solución de fondo.

Pero sobre esos cimientos que crujen, lo que está pasando con Bioceres también activa el debate sobre si ese modelo que hoy tiene consenso es el conveniente para el desarrollo económico nacional.

Veamos: Hoy, el Indear luce casi abandonado, Biocres Crop paga impuestos en el exterior y la nueva controlante del grupo, que es Moolec tiene hoy en Wall Street un valor de capitalización bursátil que representa un tercio de lo que tenía cuando debutó en la Bolsa, una clara muestra de que es una liga no apta para cualquiera y que su pertenencia tampoco alcanza al momento de tener que pagar los cheques.

Mención aparte al SF 500 (que -para variar- Bioceres Crop no precisó en qué lugar quedó de sus estructura, pero del se dijo extra oficialmente que está bajo Moolec), cuyo traspié valida la estrategia del gobierno provincial de Maximiliano Pullaro de entrar con pies de plomo, revisar cada número y, sobre todo, bajarle el humo marketinero que le venían imprimiendo.

Pero lo peor de todo es que, luego de todo este manoseo de lo ocurrido con Bioceres, será todo un desafío conseguir inversores privados para invertir en startusup de base científica, al menos en un primer momento. Duro golpe para las AgTech y BioTech porque será difícil conseguir inversores dispuestos a arriesgar sus fondos.

En ese sentido, más vale no estar en los zapatos de quienes en el grupo asegurador La Segunda recomendaron ingresar al SF 500, decisión anunciada hace unas pocas semanas y para lo cual comprometieron varios millones de dólares.

Asoma, entonces, otro modelo de integración de ciencia y negocio. Menos marketinero, pero con bases industriales más sólidas. Un rumbo que pensó menos en escalar rápido para llegar a las luces de Wall Street (los domicilios en el exterior) y más en generar infraestructura de equipos y profesionales que, asentados productivamente en el país, exportan a todo el mundo.

Un modelo que tiene claros referente como Zelltek, una empresas que instalada en Parque Tecnológico del Litoral, hace más de 30 años que trabaja en biotecnología (hoy es parte del grupo internacional Amega Biotech) y que desde hace años es la empresa de la ciudad de de Santa Fe que más divisas en exportación genera. Sí, más que cualquier industria tradicional.

Un modelo que también tiene un claro referente en Rosario, como Wiener Lab, que a fuerza de 50 años de inversión real se convirtió en la empresa de diagnóstico in vitro más grande en Latinoamérica llegando a tener mil empleados.

No son los únicos. Otro modelo es Terragene. También está Keklon. Ambas nacidas en claustros científicos logrando estructuras productivas y fabriles propias en el Gran Rosario

Asoma, finalmente también, el debate sobre la conveniencia para el desarrollo económico de ir hacia un modelo que, dicho en términos futbolísticos, más que pensar en sacar buenos jugadores de las inferiores de los clubes para venderlos rápidos al exterior (modelo Wall Street), se focalice en armar una liga profesional competitiva con clubes fuertes y atractivos que juegan en el país.

¿Queremos hacer startups para un modelo productivo o financiero? Esa es la pregunta.

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