16/10/2024
Basta leer "Los ingenieros del caos", de Giuliano Da Empoli, e indagar un poco más sobre casos específicos para comprobar que la estrategia de campaña y de gobierno de Milei es un plagio de las instrumentadas por el Movimiento 5 Estrellas de Italia, la del húngaro Viktor Orbán, la del Brexit en Inglaterra, la del partido AfD en Alemania, Vox en España y la de Donald Trump, entre otros.
El filósofo alemán Peter Sloterdijk publicó un ensayo sobre la historia política de la ira. A lo largo de la historia siempre la gente se sintió maltratada, pisoteada, explotada. Mucho tiempo fue la Iglesia la que había canalizado la rabia acumulada, luego fueron los partidos de izquierda y en la actualidad los populismos de derecha con la potente herramienta de las redes sociales.
Los gobiernos son de derecha, pero sus votantes no lo son necesariamente. Lo llaman “tecno populismo post ideológico” y lo importante es el sistema que arma el algoritmo y luego el sistema busca un candidato. Puede ser Milei o Moreno.
La empresa de marketing digital Harris Media produce videos anti musulmanes viral utilizados tanto por la AfD en Alemania como por Vox en España. En el año 2000 Gianroberto Casaleggio comenzó con un blog y creó un político de un humorista: Beppe Grillo. Él lo llamó un partido algoritmo, El Movimiento 5 estrellas.
En las campañas del Movimiento 5 Estrellas, Steve Bannon con Trump, Arthur Finkelstein, con Viktor Orbán, entre otros, utilizaron la ira de los pueblos a favor de su causa. “La rabia es una gran fuente de energía y quien sepa guiarla gana”. En el gobierno de Milei, Santiago Caputo sigue la tradición de estos asesores del norte, aggiornada a la idiosincrasia local. Se hace llamar El Mago del Kremlin, el nombre de otro libro de Da Empoli, que refiere al asesor de Vladimir Putin, Vadim Baranov.
Lo importante es generar caos, peleas constantes. Da Empoli llama a esos asesores que están detrás de las redes Los ingenieros del caos.
Así Milei un día puede festejar “El Día de la Raza”, otro reivindicar la dictadura, alabar a Thatcher o insultar a los profesores universitarios. El país vive en un caos permanente. Ya no se busca unir a la gente en un mínimo común denominador, sino, en cambio, inflamar las pasiones del mayor número posible de grupúsculos y sumarlos a continuación, incluso sin que lo sepan.
En 2007 dos periodistas del Corriere Della Sera publicaron el libro “La Casta” en el que hablaban de todos los beneficios y privilegios de la clase política, desde el presidente hasta el último comunero. Se convirtió en el manifiesto de los gobiernos populistas en su lucha verbal contra la élite política. Fue una de las herramientas que utilizó 5 Estrellas y también Milei.
Nadie debía dudar de las palabras del líder, que nadie se podía correr un milímetro. Ante la menor falta se los echaba.�Milei llegó a la presidencia con muy pocos de los que lo acompañaron en un principio: los fue echando.
5 Estrellas estaba formado por personajes fuera de lo común, en algunos casos lúmpenes, sin ninguna experiencia ni habilidad. Eso permitía controlarlos con facilidad y si era necesario reemplazarlos fácilmente. Su ignorancia gramatical y sus frecuentes metidas de pata, de las que se reían periodistas y políticos, los humanizaba y los hacía más próximos al público y más lejanos a la casta.
En 2018 Giuseppe Conte, un desconocido, llegó a Presidente del Consejo de ministros de Italia en representación del Movimiento 5 estrellas; su currículum en la red estaba elaborado con datos falsos. Varias prestigiosas universidades salieron a desmentir que hubiera pasado por ellas, entre ellas La Sorbona y Cambridge. A nadie le importó. Conte siguió subiendo.
En 2012 los dirigentes del 5 Estrellas empezaron a tener canales de streaming en los que se daban noticias falsas encontradas en las redes seleccionadas por su popularidad. Así se fue creando una realidad paralela para los que sólo se informaban por redes y streaming.
Desde 2013 el blog de 5 Estrellas tenía una sección dedicada a difamar, insultar, amenazar y perseguir a todos los periodistas que hicieran críticas, aun los más moderados.
La vulgaridad y los insultos personales dejaron de ser tabú. Los prejuicios, el racismo, la homofobia, las mentiras son una parte importante de esa nueva realidad. Todo esto se presenta como una guerra por la liberación de la palabra del pueblo que estaba oprimida por la casta políticamente correcta. Muchos norteamericanos se enamoraron de Trump por sus insultos y agravios y también por sus contradicciones.
Una de sus primeras movidas fue convertir el adjetivo progresista en un insulto e impulsar lo políticamente incorrecto, como los insultos, las agresiones, amenazas y el racismo.
El trabajo en redes se hace sobre emociones negativas porque se viralizan más, utilizando noticias falsas y teorías conspirativas.
Se utiliza el escarnio para romper jerarquías, así la gente siente que puede burlarse del mayor intelectual o profesional y mejora su autoestima. Se captan enojados por derecha y por izquierda, aunque luego se gobierne por derecha. Quizá se pueda buscar acá la razón de que jóvenes que votaban al kirchnerismo se pasaran a La Libertad Avanza.
Según un estudio del MIT, la verdad tarda hasta seis veces más que una noticia falsa en llegar a 1500 personas.
Las noticias falsas son estratégicas. Cualquiera cree una verdad, hace falta mucha lealtad para creer cualquier cosa y así se forma un ejército. No sirve mucho contrarrestar con datos porque forman parte de la vieja narrativa.
Todo insulto, broma o vulgaridad sirve para derribar a la élite y empoderar a un hombre que se siente más libre.
Milei, Adorni y otros repiten a diario que ahora vale la opinión de todos y es lo mismo un opinador de Twitter que un periodista.
Dominic Cummings, el director de la campaña del Brexit, afirmó: “Si quieres progresar en política, no busques expertos, emplea físicos”.
Da Empoli dice que estos ingenieros del caos están cambiando las reglas del juego de la política. Son populistas porque no usan intermediarios. Están en las redes y los votan con un “Me gusta”. Eso los compromete, es una adhesión inmediata. Luego se busca atraparlo cada vez con más contenido similar, mantenerlo en la plataforma hasta hacerlo adepto a cualquier posición, incluso las más irracionales.
Esos gobiernos no satisfacen las necesidades, pero sí satisfacen la promesa de humillar a la casta: por eso humillar a políticos y periodistas es primordial. El presidente puede no ser reelegido, pero el método puede volver a utilizarse con otro candidato. Milei no fue original, el método y las herramientas estaban inventadas. Lo que sí, fue efectivo y veloz en su ascenso. Como se ve, el plagio es la especialidad de la casa.
"Los ingenieros del caos", el libro que inspira al gobierno de Javier Milei
"Los ingenieros del caos", el libro que inspira al gobierno de Javier Milei