22/06/2023
"SI SEGUIMOS ASÍ, EN 2027 GANA EMILIA SORIA" [Weretilneck, el poder y la hoguera de las vanidades]
Alberto Edgardo Weretilneck atraviesa su peor momento político desde que ocupó el sillón de Gobernador en 2012, a raíz del fallecimiento del Gr**go Carlos Soria.
W supo construir una imagen de estratega imbatible a partir de resonantes resultados electorales (por encima de los 50 puntos en 2015 y 2019), por supuesto.
Pero si esa visión se tornó hegemónica, es porque contó con el inestimable acompañamiento de sistemas determinantes en la conformación de sentido en la provincia:
1. El sistema normativo, conformado básicamente por los medios de comunicación (en tándem con la publicidad oficial, los productos culturales financiados por el Estado y el grueso del sistema de educación superior), siempre tendiente a garantizar el status quo provincial. Este sistema nunca pudo, supo o quiso poner en tensión esa supuesta verdad, incluso cuando el conjunto de acciones políticas e institucionales desarrolladas claramente se acumularon en un peligroso sentido: la suma del poder público en la cabeza del cipoleño.
2. La oposición política, en su gran mayoría proclive a cabecear la marcha de la obediencia a una velocidad sideral. Una anécdota muy conocida recorre los pasillos de la capital y los mentideros políticos desde hace unos años y sirve para graficar de qué están hechos los dirigentes que, supuestamente, deberían ejercer el control y la oposición. Un legislador del Alto Valle contaba con cierta sorna (cuando todavía era peronista) y con lujo de detalle, como Weretilneck "compraba a los compañeros" con "un cordero y una charla rosquera". Hoy ese legislador es uno de los fundadores de Nos Une Río Negro, un sello de goma creado para poner a jugar la estructura del partido Justicialista en favor de...Alberto Weretilneck.
Con una oposición así, quién necesita oficialismo.
Sin embargo, ese W hegemónico y todopoderoso quedó reducido a una expresión deshilachada, desperfilada y errática que hoy admitió implícitamente los groseros errores políticos que cometió y que terminaron con el peor resultado histórico de Juntos Somos Río Negro (JSRN) en una elección provincial (apenas por encima del 30% para la lista verde).
En el marco de un encuentro institucional desarrollado este miércoles en Fernández Oro, en el que las autoridades de JSRN definieron sus candidatos a ocupar bancas en el Congreso Nacional, W intentó construir un racional político vinculado a la pésima elección del 16 de abril; y en el mismo paso de comedia, procuró ofrecer herramientas conceptuales para recuperar la legitimidad que el electorado rionegrino le quitó a cielo abierto.
El auditorio, conformado por políticos que hace más de una década se alimentan del poder estatal, escuchó estupefacto una presentación sorprendente (para mal) del líder verde:
1. La confesión implícita de W: HICE TODO MAL.
Al describir las características coyunturales en las que se desarrolló el proceso electoral provincial, Weretilneck intentó encontrar alguna explicación a la pésima elección del oficialismo (perforó su piso histórico y perdió 10 bancas en la Legislatura). Habló de "una época de cambio político (...) desencanto, bronca y rechazo hacia la política”.
Pero esas características eran demasiado evidentes antes del 16 de abril. ¿Qué tan encerrado en sí mismo estaba W como para no ver una vaca adentro de un baño? ¿O será que su exagerada autosatisfacción lo trasladó a un universo paralelo que sólo él y su fiel ladero, Facundo López, habitaban en armoniosa convivencia?
Por eso, el razonamiento que W desplegó en Fernández Oro termina por destrozar las verdades que él mismo vaticinó antes del 16 de abril: el "nuevo orden político", los 60 puntos que pronosticó que iba a obtener y el "Gran Acuerdo" como expresión de los anhelos de la sociedad rionegrina, solo existieron en la afiebrada mente de un dirigente claramente desmagnetizado (y también expone a su consultor, el costosísimo Mario Riorda).
¿Qué tipo de confianza puede generar un conductor que admite implícitamente que todo lo que dijo y todo lo que hizo en el proceso electoral fue, en términos conceptuales, una fantasía distópica que reventó los cimientos de su propio partido? El mismo dirigente que ofreció como horizonte un escenario que luego se verificó inexistente, ¿está en condiciones de guiar un nuevo proceso?
2. El terror como herramienta.
Weretilneck no tuvo mejor idea que utilizar el terror para ordenar a un escuadrón de dirigentes a los que la posibilidad de volver al llano le resulta aterrador. "Si seguimos así, en 2027 va ganar la elección Emilia Soria", dijo. De esa manera, puso de manifiesto el sudor frio que hoy corre por la esplada de todo el partido verde y, además, legitimó a una joven dirigente que viene de conseguir la reelección (ella sí que consiguió el 60% que Weretilneck imagino para sí mismo) en la ciudad más productiva de la provincia.
3. Persistir en el error.
El Gobernador electo intentó una defensa de sí mismo cuando afirmó que sin el acuerdo que propició para estas elecciones, "el oficialismo sería la tercera fuerza", según consignó el diario Río Negro.
Esa afirmación no es más que la certificación de la necedad y/o la incapacidad de este Weretilneck mínimo, sin visión periférica. Porque fue precisamente esa ingeniería electoral la que propició el descalabro del oficialismo. Al meter en la multiprocesadora a radicales, camporistas y verdes, desperfiló a JSRN y lo expuso como síntesis de todo lo que distancia a la gente de la política: incoherencia, oportunismo y opacidad. Además, manipuló la ley para cambiar las reglas electorales, lo que derivó en un enchastro de colectoras y listas de adhesión que los ciudadanos odiaron desde el primer momento.
Además, la inclusión de dirigentes que 5 minutos antes habían sido opositores generó problemas políticos internos. JSRN, que otrora fue una sólida y cohesionada unidad política, hoy es un hervidero de egos e incertidumbres individuales que pugnan por preservar su metro cuadrado de poder, con recelos contra W y cruentas disputas por ahora subterráneas.
La principal expresión de ese descontrol político es la nula relación entre Weretilneck, gobernador electo y líder verde, y Arabela Carreras, actual gobernadora consorte y candidata a Intendenta del principado de Bariloche, a pesar de la férrea resistencia que opuso su mentor.
El fuego de ese Weretilneck hegemónico y todopoderoso en torno al cual orbitaba TODO lo que sucedía en el sistema de representación institucional rionegrino, hoy se parece más a una hoguera de las vanidades como aquellas del siglo XV en Florencia, Italia, en las que se quemaban los objetos que, por su naturaleza intrínseca, atentaban contra el desarrollo de los valores más elevados de la sociedad. Weretilneck podría quemarse producto de sus errores personalísimos. O podría "purificarse", expiando sus "pecados" a través del sacrificio de determinados "objetos". El problema, claro, es que alguien podría terminar como el monje Girolamo Savonarola.