08/11/2025
DÍA NACIONAL DE LOS AFROARGENTINOS Y DE LA CULTURA AFRO.
8 de Noviembre
Esta fecha se estableció por Ley 26.852 en homenaje a María Remedios del Valle, a quien el general Manuel Belgrano le confiriera el título de Capitana del Ejército por su coraje y valor en el campo de batalla.
El 8 de noviembre es el “Día Nacional de los Afroargentinos y de la cultura afro” para honrar la figura de María Remedios Del Valle, conocida como "Madre de la Patria", quien murió el 8 de noviembre de 1847.
María Remedios del Valle – Madre de la Patria
Nacida en la Ciudad de Buenos Aires entre los años 1766 y 1767, María Remedios fue una mujer negra que combatió como un soldado más durante la guerra de la Independencia, arriesgando su vida por la libertad de nuestra Patria. Belgrano no pudo más que rendirse ante la evidencia de su valor y la nombró "Capitana del Ejército", recibiendo el mote de "Madre de la Patria" por parte de la soldadesca.
En un frío invierno de 1827, varios años después de la gesta independentista el General Juan José Viamonte, héroe de la Independencia, caminaba por la Plaza de la Recova, la actual Plaza de Mayo, cuando reconoció debajo de unos harapos a una mujer que pedía limosnas. La mujer extendió su mano.
Viamonte se detuvo sorprendido: la cara de esa mujer negra, canosa y vieja le resultaba familiar. Le preguntó su nombre. ‘María Remedios del Valle’, respondió. El General hizo un silencio y luego gritó: ¡Pero si es la Madre de la Patria!, ‘Es La Capitana!!, la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína’ explicó a sus acompañantes.
Conmovido, decidió ampararla y siendo diputado en la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, el 11 de octubre de 1827 presentó un proyecto para resarcir el injusto abandono en que se encontraba y otorgarle una pensión que reconociera los servicios prestados a la patria. Así fue como en 1828 se la reconoció como “La Madre de la Patria”.
Años más tarde, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, fue quien decretó su jerarquía de sargento mayor. Le aumentó su pensión de 216 pesos, un aumento sustancial para la época, y en gratitud hacia quien la sacó de la miseria, cambió su nombre a Remedios Rosas.
Algo Más…
MARÍA REMEDIOS DEL VALLE.
("Parda de las libertades").
Entre las figuras elocuentes que me enseñaron a querer y respetar, no estaba tu nombre ni tu cabellera al viento.
En la historia escrita por los triunfadores, no hubo lugar para las cicatrices de tu piel morena, ni para los azotes de los españoles, después de la sangre de Vilcapugio y Ayohuma.
Querida parda, enfermera y capitana de la patria, vengo con un cántaro de luz a despertar tu memoria y los tambores de la libertad.
Vengo a pedir por tu ascenso militar, coronela negra, sargento mayor de caballería, que encorvaste tu cuerpo guerrero en La Recova, para pedir limosna y ofrecer los pastelitos de la ancianidad a los responsables de la decadencia nacional.
Traigo en mi morral de reivindicaciones tardías tu gastada chaqueta del Ejército Argentino, con las iniciales africanas de tu origen en los fusiles que defendieron Buenos Aires, cuando las jornadas épicas de las Invasiones Inglesas.
También los colores de un poncho americano, que guardó tus lágrimas en Huaqui, cuando la batalla se llevó tu marido y tus hijos.
María Remedios del Valle, en tu homenaje se inaugura cada ocho de noviembre, en mi país, un sentido candombe libertario, donde se escucha tu grito de pelea y coraje, cerca de Juana Azurduy, Carmen Ledezma, Josefa Tenorio y María Abiaré, la indómita guaraní: mujeres que huellaron las cumbres y las pampas, con lanzas y sables de compromisos y lealtades.
Desde que celebramos junto a tu pedestal de madre el Día Nacional de los Afroargentinos, siento la necesidad de visibilizar la gloria que falta, de apretar los dientes ante el silencio de los cobardes, y buscarte a la madrugada, en la Plaza de la Victoria, y abrazarte como el general Viamonte, en la soledad de tu destino de pobreza y muerte.
Para ejemplo de los poderosos que en su tiempo no entendieron la verdad de tus ojos cerrados ante las nubes de la indiferencia y el olvido.
ROBERTO ROMANI