15/07/2025
#𝐑𝐞𝐬𝐜𝐚𝐭𝐞 𝐃𝐎𝐒 𝐉Ó𝐕𝐄𝐍𝐄𝐒 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀𝐕𝐈𝐀𝐃𝐎 𝐄𝐍 𝐄𝐋 "𝐂𝐎𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐀𝐍𝐃𝐄𝐒" 𝐄𝐍 #𝐒𝐀𝐌𝐀𝐈𝐏𝐀𝐓𝐀
Lo que comenzó como una escapada de fin de semana en la naturaleza terminó convirtiéndose en una experiencia de angustia y tensión para dos jóvenes.
David Otero y Marcelo Leaño, ambos de 20 años, habían llegado el sábado a esta localidad turística junto a un grupo de siete amigos con la intención de disfrutar de unos días de descanso. El domingo, movidos por el espíritu de aventura, decidieron visitar por cuenta propia el Codo de los Andes, sin embargo, no imaginaron que la caminata se tornaría peligrosa. Guiados únicamente por un taxista local, que los dejó en uno de los accesos al sendero, los jóvenes se internaron en la ruta sin guía certificado ni el equipo adecuado para la travesía. Al caer la noche, sin visibilidad y desorientados, terminaron perdidos.
Mientras tanto, sus amigos, preocupados por su ausencia, reportaron la desaparición ante la Policía. La noticia no tardó en llegar a los padres de los jóvenes, quienes, alarmados viajaron de inmediato desde Santa Cruz hasta Samaipata.
Una guía turística certificada con amplio conocimiento de la zona, no dudó en sumarse al operativo de rescate. A ella se unieron un comunario del lugar, el padre de uno de los jóvenes, y posteriormente efectivos de la Policía y un grupo de rescatistas voluntarios.
Pese a los esfuerzos, el municipio y la gobernación no contaban con equipos de rescate disponibles en ese momento, y recién podrían movilizar apoyo técnico en horas de la mañana del lunes. Fue entonces que el equipo liderado por la guía Inés Daza, decidió no esperar más: armados con la última ubicación conocida de los jóvenes, ingresaron por la zona de “La Cueva”, uno de los accesos más complejos del sendero.
Después de horas de caminata en plena oscuridad, finalmente, cerca de las 5:15 de la mañana, el grupo gritaba a viva voz llamando desesperadamente a los jóvenes, quienes, al notar la cercanía del equipo de rescate, respondieron también con gritos. El reencuentro fue emotivo: ambos jóvenes estaban con frío, cansados y asustados, pero afortunadamente ilesos.
Este episodio pone de manifiesto la urgente necesidad de reforzar los protocolos de seguridad en los accesos a rutas turísticas como el Codo de los Andes. También plantea un llamado de atención a los visitantes que, en su afán de aventura, se adentran en senderos sin guías ni equipamiento adecuado.
Además, se hace un llamado a las autoridades municipales y departamentales para dotar a la región de un equipo de rescate permanente, y trabajar en conjunto con los operadores turísticos y transportistas locales, evitando que se minimicen los riesgos de estas travesías por intereses económicos.
Hoy por fortuna la historia tiene un final feliz pero, quizás en otra ocasión no.
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