
29/05/2025
El fuego no ha llegado a tu vida para destruirte, sino para quemar todo aquello que no forma parte de tu diseño.
Viene a devorar toda la hojarasca, el orgullo, la autosuficiencia, la incapacidad de perdonar, de dar amor. Ha venido para quitar toda dureza en el corazón.
Y aunque parezca que en este proceso estás sola (o), NO LO ESTÁS. La quema de aquello con lo que hemos convivido, por tanto tiempo, duele mucho y, cuando solo vemos nuestro dolor, perdemos de vista a Jesús.
El dolor no nos deja ver, no nos deja oír, no nos deja percibir que Dios no se ha ido y que nos acompaña en el proceso, con palabras de vida que hoy susurra a tu corazón:
"Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré, te sostendré con mi mano derecha victoriosa".
ISAÍAS 41:10