
18/08/2025
Sabina no se despide. Se disuelve en canción.
A los 76 años, Joaquín Sabina baja del escenario sin redención ni promesas. Su gira Hola y Adiós no es un adiós: es un acto poético. No hay lágrimas. Hay humo, whisky y versos que nos siguen cantando bajito.
Desde los bares de Londres en 1975 hasta los estadios de América Latina en 2025, Sabina construyó un universo donde habitan piratas cojos, chicas Almodóvar, taxis sin destino y amores que nunca llegaron a tiempo. Cada canción fue una confesión. Cada verso, una herida con elegancia.
“Ya no le debo nada a nadie, ni siquiera a mí mismo. Cuando no canto, estoy bien.”
“No sé si me despido de los escenarios o de mí mismo, pero si me pierdo, búsquenme en una canción.”
Sabina no quiso ser héroe ni mártir. Fue bufón, filósofo, cronista. Y sobre todo, humano. Nos enseñó que el fracaso puede rimar con belleza, que la nostalgia bien contada es un acto de rebeldía.
Lee la nota completa en:
“Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá…” Inmediaciones Nos sobran los motivos. Y Sabina lo sabe. Por eso se despide sin disfraz, sin promesas, sin redención. A sus 76 años, con casi cinco décadas de carrera, el trovador español baja del escenario con una g...